
Catalejo digital
Desde adolescentes las chicas de la agrupación Kittie han sido un ejemplo a seguir. A inicios del año 2000 su perseverancia musical, su técnica, su extraordinario trabajo gutural y momentos vocales melódicos pusieron a esta agrupación en los ojos de los exigentes consumidores de metal, ganando rápidamente un lugar en festivales especializados, compartiendo escenarios con artistas y agrupaciones contemporáneas del Nu metal, rock y representantes de géneros «pesados». Espacios que se enfocaban más en agrupaciones de hombres.
Rompiendo estereotipos, manteniéndose coherentes y buscando inspirar a las siguientes generaciones, Kittie se ha ido evolucionando desde renovar integrantes, posicionando sonidos, momentos de expresión en estudio con sus seis álbumes y mostrando honestidad en cada show en vivo, con la intensidad la rabia y la brutalidad que las caracteriza.
Sin duda imponerse para ir en contra, enfocarse en sobrevivir a la industria y así pagar el costo de las consecuencias de vivir tu sueño, hizo que las cuatro mujeres de Kittie edificaran una institución musical llena de rebeldía y amor por la familia, para volverlas grandes expositoras de las injusticias que como mujeres enfrentaron, todo expresado desde la brutalidad y tecnicidad que el metal les brinda como artistas.
Jorge G. Bogarin
A finales de los setenta, la música experimentó muchos cambios y gestaciones de géneros trascendentales. El punk vivía sus mejores épocas mientras que, al mismo tiempo empezaba la era del post punk, y en los centros nocturnos no se oía otra cosa que los grandes exponentes de high energy y disco.
Ir en contra de esta ola nueva de hacer música parecía imposible, hasta que llegó una joven que haría algo completamente nuevo y diferente para las guitarras estridentes de aquellos años. Su nombre, Catherine Bush, mejor conocida como Kate Bush.
Se sabe poco sobre Kate, siempre de bajo perfil y viviendo en entornos intelectuales desde pequeña. Su vida cambiaría cuando el mismo David Gilmour escuchó su obra y decidió mostrarlo a los representantes de EMI Records, quienes quedaron impresionados al escucharla.
Definir el trabajo de Kate Bush es complejo, su música era adelantada a su época y el éxito le llegó a temprana edad. Su sonido tiene influencias de bandas icónicas del progresivo, pero guarda singularidad en aquel pop experimental que era desconocido en ese entonces.
Sus letras, constan de una narrativa estructurada, influenciada por la literatura, mundos fantásticos, poesía y cine.
No importa en qué momento escuches discos como Hounds of love (1985), pues seguirá conservando un sonido que no tiene vigencia, algo que muy pocos logran conseguir. Bush nunca buscó entrar al mundo pop y ser catalogada entre nombres como Cyndi Lauper, Madonna o Cher. Siempre dispuesta a ir más allá, ser un género en sí que lograra que nada ni nadie sonara como ella.
Kate no solo definió la carrera de muchos artistas actuales, ya que hacía de todo menos lo que era “correcto” para la industria. Una cantante mayúscula que no necesitó que alguien más la coronara, la única responsable de su éxito, sonido y talento es ella misma.
Texto: Gustavo Alfonzo.
En redes sociales, el término “Female Rage” (rabia femenina) ha tomado cada vez más popularidad, mostrando a través de expresiones artísticas, como el cine, la poesía y la música, una manera más auténtica de representar los sentimientos más profundos y reales de las mujeres.
Para conmemorar este 8M, presentamos en esta lista tres canciones escritas e interpretadas por mujeres, las cuales, a través de la música y la letra, expresan sentimientos de vulnerabilidad, enojo y cansancio, derribando así los estereotipos que giran en torno a la feminidad.
1. «Drunk Walk Home» – Mitski
For I’m starting to learn I may never be free
Insatisfacción, miedo y la búsqueda de aceptación son al menos tres de los sentimientos que pueden englobar esta interpretación. A través de esta canción, la artista nos muestra (con ritmos suaves que se van intensificando), la falta de libertad y la búsqueda constante de aceptación.
2. «Smile» – Wolf Alice
I aint ashamed in the fact that I´m sensitive
Con ritmo alternativo y empoderante, Wolf Alice entrega una canción alejada de los arrepentimientos, colocando a la figura femenina en un equilibrio perfecto entre la sensibilidad y el liderazgo, dando pie a la compleja comprensión de lo que puede ser existir como mujer.
3. «Pedestrian At Best» – Courtney Barnett
The rats are back inside my head, what would Freud have said?
La idealización de quienes debemos ser ha sido una carga mental y social que las mujeres hemos llevado por siglos. En esta canción, con ritmos cercanos al rock/folk, Barnett, a través de la sátira y el sentido del humor, creó una canción que sin duda busca matar las pre-concepciones que se impregnan en el “ser” mujer.
Anashely Elizondo
Esta obra ofrece una mirada íntima a la historia de mujeres gambianas que deciden priorizar la vida de sus hijos antes que sus sueños o su educación; trabajan vigorosamente cada día para alimentar a su familia en un país donde los empleos son trabajos físicos escasos y mal remunerados, que requieren mucha energía y tiempo, como la pesca, el campo, la lavandería, la limpieza de casas.
«Cuando somos niñas nos enseñan a guardar silencio para no molestar; cuando somos un poco más mayores nos dicen que no hablemos porque, si no, nadie se va a querer casar contigo; cuando finalmente te casan nos dicen que callemos para no contradecir a nuestros esposos; y cuando estamos viejas hemos olvidado cómo hablar”, Mariama Manga-Gómez.
Paté de Fuá en concierto
Marzo 14, 21:00 horas
Conjunto Santander de Artes Escénicas
NY JAZZ ALL STARS: Ekep Nkwelle Quartet
Abril 3, 21:00 horas
Conjunto Santander de Artes Escénicas
Veintidós, veintidós
Marzo 22, 19:00 horas
Teatro Diana
Las basuritas
Marzo 22 y 29, 20:00 horas
Teatro Experimental de Jalisco
Walter Salles lleva a la pantalla grande las memorias de Marcelo Rubens Paiva. Se trata de cómo su madre (Eunice) se vio obligada al activismo político cuando su marido, el diputado izquierdista Rubens Paiva, fue capturado por el gobierno durante la dictadura militar de Brasil, en 1971.
Eunice se licenció en Derecho a los 48 años; se especializó en derechos indígenas de Brasil; y fue asesora para el Gobierno Federal, el Banco Mundial y las Naciones Unidas.
Gaceta UdeG
La vida misma
Así es como a mí me gusta ver mi música, siempre digo que es como un arcoiris lleno de muchos matices.
Texto: Pablo Miranda
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