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La plataforma Tiny Desk es un espacio que se ha popularizado en los últimos años para dar a conocer tanto a músicos emergentes como de fama mundial. Sin embargo, muchas de sus sesiones no han tenido el reconocimiento que merecen, aún cuando la calidad musical es enorme.

Benjamin Booker cuenta con su propia sesión Tiny desde hace 7 años, una muestra de Neo Soul a la altura de Jorja Smith, Daniel Caesar o Moses Sumney, aunque tiene apenas 250 mil vistas en el canal de Youtube, muy pocas en comparación a las sesiones de sus compañeros de género mencionados anteriormente.

Booker regresa este año con Lower, un disco alejado del ya conocido blues que lo identifica para adentrarse a pianos desafinados y loops cercanos al Lo-Fi, en un trabajo introspectivo que ofrece consuelo a través de sus melodías y no precisamente de sus letras.

El trabajo de Benjamin es un constante cuestionamiento al paso complejo de la vida y al mundo abrupto en el que vivimos. Es difícil encontrar felicidad en sus letras, lo curioso es el acompañamiento que ofrece entre el mismo hundimiento lírico a través de sus guitarras, su voz y una batería sencilla.

Resulta complejo ir escuchando el álbum canción a canción si no le prestas la debida atención. Es fácil caer en la melancolía de sus letras mientras al fondo encuentras un poco de compasión en ese hip hop experimental que decide conocer la oscuridad, enfrentarla e ir más allá.

Lower es perfecto para estas próximas vacaciones si decides quedarte en la tranquilidad de la ciudad. Ofrece un ambiente atmosférico en un café solitario, o para caminar en el atardecer de la ciudad mientras observas el paisaje citadino. Es una invitación a detenerte, a tener otra oportunidad, seguir cavando y encontrarte, quizá, una sorpresa.