Censura en tiempos democráticos

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La censura y la autocensura existen y están presentes en las redacciones de los medios de comunicación. La sociedad vive desinformada. Sólo conoce lo que dos televisoras deciden mostrarle. La prueba es que acaparan el 90 por ciento de la audiencia. “No hay democracia que soporte una concentración de esa magnitud y las principales víctimas de esto son la pluralidad, la diversidad, la competencia y la sociedad en su conjunto”, dijo la periodista Carmen Aristegui, durante el IV Encuentro Internacional de Periodistas, realizado en el marco de la FIL.
En compañía de personalidades como el periodista Vicente Leñero, la escritora Guadalupe Loaeza, el caricaturista Rius y algunos manifestantes que pedían que el gobierno mexicano les entregue el dinero producto de su trabajo en Estados Unidos, la conductora mencionó que las televisoras ya no sólo influyen, sino deciden hasta quién será el presidente de México. Prueba de ello es el impulso de una cadena al gobernador del estado de México, o el veto del senador del PAN, Santiago Creel. “Tiene que ver con el poco respeto hacia la audiencia de millones de personas que tienen como su principal, si no es que única fuente de información política, precisamente la televisión. El principal agravio no sólo era la víctima directa de la mutilación visual, sino un público al que se le escamotea el elemental derecho de estar informado”.
En la misma línea, la periodista Sanjuana Martínez mencionó que el resultado de la censura es que la sociedad no recibe la información que debería. “El periodismo que se convierte en propaganda ha dejado de ser periodismo y el periodismo que no es crítica es simplemente propaganda. Lo que intentamos hacer muchos periodistas es convertirnos finalmente en la voz de los que no tienen voz. La libertad te permite hacer las preguntas incómodas o las preguntas del reclamo social”.
En el encuentro “Periodismo en tiempos violentos”, el Premio Nacional de Periodismo, Alejandro Almazán, refirió que los medios no sólo deben informar, sino proponer soluciones. Agregó que con tal de vender, los medios han olvidado su responsabilidad social. Un ejemplo de ello es la portada reciente de un periódico de circulación nacional, que difundió una fotografía de las 13 personas que fusilaron cerca de Mazatlán. “Es algo que vende pero no vas más allá, no muestras una solución, no piensas en que éste es un problema social muy grave. Es una historia que vende, como la televisión, que ha creado programas tan violentos que muestran al crimen como algo a lo que uno debería de aspirar. Los medios tenemos otro tipo de responsabilidad”.
Los reporteros son los únicos que se atreven a realizar declaraciones en torno a problemas sociales como el narcotráfico, aseguró el reportero de la revista Proceso, Ricardo Ravelo. “Nadie quiere hablar y sólo hay filtraciones o dan entrevistas con la condición del anonimato. Entonces, el rostro del periodista es el único que aparece en la nota y tiene visibilidad ante los ojos de los narcos”. Aquellos medios que no publican este tipo de información, se convierten en cómplices del crimen organizado, pues tienen que reflejar lo que sucede en las regiones, a decir de Sergio Haro, editor de información general del diario Zeta.

Ética vista sólo como accesorio
Lydia Cacho, articulista de El Universal y autora de libros como Los demonios del edén, dijo que “la ética no se somete ni al poder, ni a la amistad y muchas veces la ética tampoco debe someterse a los maltratos del amor”.
Además, la ética no debe ser sólo un accesorio del periodismo. Al estar ausente este valor, la profesión periodística no podría existir, opinó Agustín del Castillo, reportero especialista en temas ambientales del periódico Público. “Creo que tendríamos que usar el mismo discurso de Gabriel García Márquez respecto a la grabadora e inventar el uso ético de las nuevas tecnologías. El periodismo sin ética no puede existir, ya que no es un accesorio en el caso del oficio periodístico”. Del Castillo reconoció que el periodismo ambiental no es un tema “rentable” para las empresas de medios. “Tenemos que dar ganancias, eso es un problema de todos los medios”. Provocar interés de la sociedad en ese tema, dijo, es un reto por el que es necesario trabajar.
El acceso a la información o la dificultad para obtener datos, a pesar de que se han impulsado diversas leyes de transparencia, la falta de recursos económicos, de capacitación, de tiempo y de interés en el periodismo de investigación por parte de los lectores, pero principalmente la censura y la autocensura, son los principales problemas que enfrentan los comunicadores. Temas como la pederastia, la corrupción de servidores públicos, el ejército, el lavado de dinero y el clero son tabúes para los periodistas. Es necesario que la sociedad busque otras opciones de información en prensa escrita, en radio y televisión para informarse y no conocer únicamente lo que los monopolios en los medios de comunicación muestran como verdades únicas.

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