Mañana sábado finaliza la octava edición del Festival internacional de cine “Expresión en corto” 2005, que inició el 23 de julio, en Guanajuato.
En el festival participaron más de 100 producciones de 20 países, en secciones competitivas, que abarcan documental, cortometraje experimental, de ficción, animación y en video, además de segmentos especiales para realizaciones mexicanas y guanajuatenses.
La Universidad de Guadalajara tuvo presencia en el festival con tres producciones: Los nadies, de Lorena Rosette; El viejo, de Paola Chaurand, y Mujer rota, de Jéssica Cruz.
El trabajo de Jéssica Cruz, estudiante de la licenciatura de artes audiovisuales, del CUAAD, fue incluido en la categoría de cortometraje experimental.
Mujer rota es una narración emocional de las mujeres sobre la violencia de género. “Es una narración emocional de cómo en el proceso de la educación, a las mujeres se les condiciona, y se desdobla un doble estigma: ser una santa o una puta, como lo menciona Octavio Paz, en El laberinto de la soledad”.
Las mujeres pueden triunfar, sobresalir, pero si desatienden un momento a los hijos, les tildan de malas madres e irresponsables.
“No soy feminista recalcitrante. Creo en la equidad entre hombres y mujeres, pero sorprende que continúen los casos de mujeres golpeadas, asesinadas”.
El cortometraje tiene una duración de cinco minutos, y originalmente lo realizó en video digital, pero con apoyo de una beca del FECA (Fondo Estatal para la Cultura y las Artes), fue posible realizar el transfer a cine.
Mujer rota ha participado en Chroma 2003, donde obtuvo el premio del público; en el FEISAL (Federación de Escuelas de Imagen y Sonido de América Latina), en Buenos Aires; Ambularte, etcétera.
El viejo, de Paola Chaurand, narra el arreglo entre familiares, del velorio de uno de sus miembros. Fue filmado en Sayula y contó con el apoyo del Departamento de Imagen y Sonido, del CUAAD y de la DIPA.
Hoy, la egresada de artes audiovisuales, de esta casa de estudios, trabaja en su documental La cruz de Tacamo.
Los nadies es el tercer cortometraje que realiza Lorena Rossete. En este trabajo combinó los géneros de ficción, documental y experimental y narra la vida de indigentes en Guadalajara.