Hace casi un siglo el ecólogo Aldo Leopold manifestó que el gran reto del siglo era “aprender a vivir en una parcela de tierra sin echarla a perder”, lo que en nuestro presente podríamos traducir en una búsqueda por crear ciudades sustentables con menor impacto para los paisajes naturales que les dan sustento.
Diversos análisis muestran que hemos transgredido cinco de los nueve límites planetarios críticos para la sociedad (cambio climático, pérdida de biodiversidad, la tasa de interferencia con el ciclo del nitrógeno, producción de biomasa vegetal y cambio de uso del suelo). El reto sigue vigente y estamos necesitados de soluciones acordes al tamaño de los problemas. Estas nacen primero en la comprensión, la sensibilización y la motivación para ser parte de la solución.
Este es el reto que ha adoptado el Museo de Ciencias Ambientales que construye la Universidad de Guadalajara: comprender la ciudad e inspirar la protección de la naturaleza que la sustenta.
Ubicado en el Centro Cultural Universitario en Zapopan, el Museo de Ciencias Ambientales constituye la cristalización de generaciones de pensamiento y trabajo universitario por la comprensión y conservación de los recursos naturales en el Occidente de México, que próximamente serán puestos a disposición y para el disfrute de diversos públicos. Será un espacio lúdico y atractivo, que al mismo tiempo presentará, con precisión científica, exhibiciones museográficas de primer nivel que apelarán a las emociones y sensaciones para incrementar la conciencia por el cuidado del entorno.
“Es un proyecto innovador que solo puede darse por el enorme compromiso y conocimiento del entorno natural y social del Occidente del grupo… reúne lo mejor a nivel global con un liderazgo local, que tiene una visión extraordinaria”. Silvia Singer, Director del Museo Interactivo de Economía, expresidenta de ICOM-México y AMMCYT
El edificio del Museo en construcción, fue diseñado por el despacho noruego Snøhetta, que se inspiró para su diseño en la arquitectura colonial, que representa la ciencia árabe que llegó de Europa, y en los procesos erosivos que durante millones de años formaron la Barranca del Río Santiago, que limita la ciudad de Guadalajara y constituye una barrera que contiene su crecimiento. Será un ejemplo de sustentabilidad y un hito arquitectónico para la ciudad.
Tendrá una amalgama de tres tipos de museos: de historia natural, de antropología e historia, y centro interactivo de ciencias, y funcionará como un centro de desarrollo comunitario. Será un museo universitario que cumpla las tres funciones sustantivas de la Universidad: docencia, investigación científica, y vinculación social, integrando la divulgación de la ciencia con la difusión de la cultura.
“Por cómo está siendo concebido, diseñado y ejecutado … logrará que el visitante entienda que el medio ambiente está en riesgo y hay soluciones en las que todos debemos participar.” Julia Carabias, ex Secretaria del Medio Ambiente de México, Premio J.P. Getty y Premio Cosmos
Durante su construcción el Museo ya oferta actividades como la Muestra de Cine Socioambiental que va por su decimotercera edición y el Premio de Literatura Ciudad y Naturaleza “José Emilio Pacheco”, que en cinco años se ha posicionado como el principal premio de literatura ambiental en habla hispana en el mundo. En este año, iniciará las actividades de un Jardín Educativo para promover la sustentabilidad a través de la educación ambiental, así como el podcast Crónicas del Antropoceno, para la divulgación científica que abordará las problemáticas socioambientales de la nueva época de urbanización planetaria.
Esas y otra serie de acciones completan la oferta museográfica, educativa y de comunicación de la ciencia y la cultura del Museo de Ciencias Ambientales de la Universidad de Guadalajara; un museo de lo vivo y el futuro.
