Cristina Urrutia Martínez

1965

La licenciatura de historia, de la Universidad de Guadalajara, ha dado grandes satisfacciones a nuestra casa de estudios. Una de las más recientes y que le vuelve a dar lustre, es el premio que otorgó el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones Mexicanas, a la maestra Cristina Urrutia Martínez, egresada de esta carrera, con una maestría reciente en la especialidad.
La maestra, nacida por el rumbo de la colonia Moderna, se propuso hace unos meses trabajar una biografía del doctor Aureliano Urrutia, su abuelo, quien destacó en tiempos de la revolución mexicana por haber participado en el gabinete del presidente jalisciense Victoriano Huerta como secretario de Gobernación.

¿Cuál es la peculiaridad del personaje que reseñó?
El trabajo se refiere al mito histórico que acusa al doctor Urrutia de la muerte del prócer Belisario Domínguez y cómo se le involucró en la de otros personajes, como diputados y políticos durante los cien días que formó parte del gobierno federal. Resulta que él no estaba en funciones cuando mataron a Domínguez.

¿Qué sucedió cuando él estuvo en el gobierno?
Esos hechos históricos no ocurrieron en su gestión. Pasaron otros, como la muerte de Serapio Rendón y algunos diputados. Cuando él sale, con Garza Aldape, después mueren otros, entre ellos Belisario Domínguez. El estudio es una versión académica de cómo se sigue responsabilizando a Urrutia en crímenes políticos en los que no se involucró.

¿Qué hechos destacables pasaron en los cien días que gobernó el ministro Urrutia?
Reformaron muchísimas cosas durante ese gobierno, principalmente en el rubro de la salud, porque el ministerio de Gobernación abarcaba salubridad. Hubo una gran cantidad de reglamentos interesantes, por ejemplo, en torno al pulque y a la higiene de otros productos, además del primer reglamento de cine en México. Es una época en que estuvo de moda el manejo higiénico en el mundo y como médico, promovió muchos cambios en salubridad.

¿Qué pasó con el doctor Urrutia luego de su aventura en el gobierno?
Es curioso. Él era un médico eminente, con gran prestigio y parte al exilio a San Antonio, Texas. Muchos mexicanos lo siguen, lo consultan y se operan allá. En 1917 realiza la primera separación de siamesas en el mundo, dos niñas mexicanas, hecho registrado en los anales de la cirugía mundial. Su historia médica en Texas es amplia y reconocida. En la biografía cito a otros mexicanos que formaron la corriente de exiliados, como Clemencio García Naranjo, que funda un grupo cultural mexicano de intelectuales en esa ciudad y al que se agregan después los cristeros mexicanos.

¿Nunca volvió Urrutia a México?
Pues no, prácticamente no. Muere allá, en 1975, a la edad de 103 años. Vive más tiempo en Texas que en México. Aunque el presidente Lázaro Cárdenas lo indultó, él no regresó, porque la familia de Serapio Rendón seguía levantando demandas de juicio en su contra. Prefirió seguir su carrera exitosa en Estados Unidos, en vez de tener nexos políticos con México.

¿Cómo se involucró en la política?
El doctor Urrutia y Victoriano Huerta se hacen compadres luego de que le salva la vida al general, quien sufría de males hepáticos crónicos, agudizados luego de las campañas del estado de Guerrero. Una de las veces que estuvo muy enfermo, Huerta bautizó a un hijo del doctor. Después de que Huerta volvió de combatir a Villa, Urrutia le quitó las cataratas al presidente, con lo que dejó de usar las gafas oscuras con que aparece en muchas fotografías.

Primera persona

La maestra Cristina Martínez Urrutia es egresada de historia por la Universidad de Guadalajara. Imparte la materia de historia política en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente y participa en un seminario de tequila, en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).

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