Hace 25 años, a los pies del cerro de Santiago, empezó a gestarse un proyecto que para muchos había sido algo impensable, pero que pronto se convertiría en un hecho histórico que cambiaría para siempre la historia de la región Norte de Jalisco. Quizás comparable solamente a la construcción, en 1986, de la carretera Guadalajara-Colotlán. 

Lo que al principio fue visto con recelo por parte de la comunidad local, en particular del ejido de Santiago de Tlatelolco donde se construiría, ahora es el CUNorte, un centro universitario que no solo brinda educación superior a los diez municipios de la zona norte y a por lo menos 8 del sur de Zacatecas, sino que transpone sus barreras espaciales para vincularse con los diferentes sectores y comunidades de la región. 

En palabras de su actual rector, Uriel Nuño Gutiérrez, “un crisol donde convergen de manera respetuosa y pacífica todas esas formas de ser y hacer”, un centro de puertas abiertas que no solo se expande hacia fuera, sino que atrae y pone a disposición sus instalaciones a la población local.

Un poco de historia

Cuando el presidente municipal de Colotlán, Jesús Alejo, en el 2000 recibió la visita del entonces rector general de la UdeG, Víctor Manuel González Romero, aunque no fue del todo nuevo, lo dejó a decir poco sorprendido. ¡Una universidad en el Norte de Jalisco! Lo que al principio le pareció tan sólo una promesa, se iba haciendo realidad. 

La anécdota la cuenta el periodista Francisco Vázquez, oriundo del municipio, quien está colaborando con un capítulo sobre el CUNorte para un libro acerca de la historia de la educación en Colotlán.  

“Fue por allá en 1993, si mal no recuerdo, cuando el rector Raúl Padilla López vino a la prepa para apadrinar a un grupo de egresados, entonces lo busqué para pedirle que la UdeG ofertara dos o tres licenciaturas en Colotlán. El señor me contestó: ‘Te voy a ofrecer algo mejor: en un tiempo más vamos a pedirte un terreno para traer a toda la universidad’”, le contó Alejo sobre su primer acercamiento con la Universidad de Guadalajara.  

Tan solo siete años después entendió aquellas palabras del licenciado Padilla —que en su mente ya estaba gestando el proyecto de la Red Universitaria—, cuando González Romero llegó para pedirle un terreno para construir el Centro Universitario del Norte.

25 años de un centro joven

En una región donde conviven expresiones culturales tan diversas, sistemas normativos y cosmovisiones diferentes, el reto de la universidad fue crear una identidad y que la comunidad fuera poco a poco apropiándose del CUNorte. 

Por eso, explica Nuño Gutiérrez, en su administración se trabajó en tres ejes para, al mismo tiempo, recuperar la tradición del centro universitario a lo largo de esos años y ver hacia dónde se quería proyectarlo; esos son: Inclusión educativa, Vinculación comunitaria e Interculturalidad crítica.

El CUNorte “es un centro joven no obstante los 25 años”, dice el rector, que “tiene muros porosos, y se expande en una región con muchas particularidades, tanto geográficas, sociales y culturales”.

Estrecha relación con las comunidades wixaritaris

Foto: Jorge Avalos Ledesma | Difusión CUNorte

Ejemplo de los anterior es la relación cercana que el centro ha tenido con las comunidades indígenas de la etnia wixárika. Algo inédito en ese sentido, según explica el rector, es el convenio de colaboración entre la universidad y las comunidad de San Sebastián Teponahuaxtlán para apoyarlos en la elaboración de un plan de ordenamiento territorial en Tuxpan de Bolaños.

“Ellos advierten que están viviendo un proceso de urbanización y concentración de población en ciertos puntos y que entonces el cambio de uso de suelo y la falta de recurso hídrico se ha convertido en un problema”, explica Uriel Nuño.

“Lo interesante del asunto es que no puedes llegar y hacer un plan de ordenamiento territorial de una perspectiva exclusivamente técnico y geopolítico, sino que tienes que incluir toda la perspectiva cultural, que tiene que ver con lugares sagrados, ojos de agua, la dinámica que en torno a esos lugares desarrolla en la comunidad”.

Es decir, trabajar metodologías participativas y totalmente horizontales de escucha activa y participación, agrega. Otro ejemplo en este sentido es la licenciatura de Educación indígena. 

“Es un proyecto que hemos realizado junto con ellos, esos alumnos no vienen a aquí a las aulas, sino que los profesores cada semana, viernes y sábado, salen de CUNorte para impartir clase en la comunidad”. 

Eso propició, además, que esté en marcha la construcción de una sede del CUNorte en Tuxpán de Bolaños, la primera instalada dentro de una comunidad indígena.

Foto: Cortesía CUNorte

Un poco más de historia

La elección del terreno no estuvo exenta de problemas, según narra en su texto Francisco Vázquez, pues no había en Colotlán quien donara u ofreciera a un precio bajo, y que las características del suelo y la ubicación fueran idóneas. 

José Manuel Pérez Carrillo, un profesor liberal de la Preparatoria de Colotlán y oriundo de Santiago, supo ver las ventajas de albergar un campus universitario a corto y a largo plazo, y de inmediato visualizó un terreno en el Ejido Santiago Tlaltelolco; una parte eran parcelas para siembra de temporal y la otra parte era monte, el cual era propiedad común, escribe el periodista. 

Logró entonces convencer al abuelo, Trinidad Montoya Mora y a su hermano Felipe Pérez Carrillo, quienes eran parte del ejido, aunque seguía la reticencia de los demás ejidatarios.

“Llegó el punto en que mi hermano fue muy criticado dentro de Santiago”, le contó el también profesor Román Pérez Carrillo a Francisco Vázqeuz. 

El motivo no solo era económico, porque las tierras de siembra de temporal eran parte de su sustento económico, sino que “también veían con recelo a la universidad porque iba a llegar gente extraña con costumbres diferentes, a quitar la tranquilidad de los habitantes de la comunidad”.

Colaboración con productores locales

Después de 25 años, el CUNorte ya es una institución íntegra, un referente para la región en diversos sectores, uno de ellos justamente el productivo. Ha ido formando una planta docente madura, con 37 integrantes en el SNII y laboratorios especializados que brindan servicios a la comunidad.

Uno es el de Agroecología y Zootecnia, desde donde se ha impulsado un proyecto junto con la Jinor (Junta Intermunicipal de Medio Ambiente para la gestión y procuración de fondos) que se llama Escuelas de campo, para trabajar de cerca con los productores.

“En el caso de los ganaderos de Villa Guerrero, desde aquí se está trabajando en un alimento concentrado para el ganado, elaborado con productos propios de la región, como harina de mezquite, nopal forrajero y se le adiciona proteína con harina de lombriz. explica el rector. 

“Entonces, en una región donde escasea el recurso hídrico, no hay forraje para el ganado y comprar alimento concentrado es carísimo, que se abra la posibilidad de producirlo es una ventaja para el productor”.

Qué falta por hacer

El objetivo del CUNorte es convertirse cada vez más en un centro de puertas abiertas. Por eso se propuso que la comunidad se apropie de sus instalaciones, como en el caso de las ligas de voleibol locales y el centro de inciaicion deportiva de los Leoncitos Negros. 

“Aquí entrenan”, dice Nuño Gutiérrrez, “pero además son niños de nivel básico por lo que estás vinculando con la universidad desde etapas tempranas y estás generando sentido de pertenencia”. 

Y en al ámbito cultural, siguiendo el proyecto del Rector General de una Red de cinetecas, habrá también una sala abierta al público en general doonde proyectarán películas de nivel mundial.

Foto: Jorge Alberto Mendoza

Para lograr hacer eso, uno de los obstáculos a superar es la infraestructura vial y el transporte, cuya falta hace que muchos alumnos no tengan la posibilidad de acudir a las instalaciones del centro.

Y para concluir, otro aspecto que señaló el rector es “hacer un estudio concienzudo de la pertinencia de la oferta educativa: no todos los jóvenes tienen las condiciones para estudiar una licenciatura o una ingeniería, y estamos en una región donde hay talabarteros, artesanos de la pita y wixárikas, hay minería en Bolaños, entonces por qué no diseñar técnicos superior universitarios para dar oficios y propiciar el rescate de todas esas técnica y formas ancestrales conan que trabajan los artesanos”. 

Y no sólo eso, también de la música, concluye. Pues en una región muchas veces olvidada, se olvida que también es originalmente tierra de mariachi.

Para confirmarlo, basta dar una vuelta por las plazas de los pueblos y escuchar tocar la gran variedad de tríos y agrupaciones, desde las más clásicas, de puras cuerdas, hasta las que incorporan voz y vientos. Disfrutando al mismo tiempo, por qué no, de la cocina típica y los paisajes únicos de esta región.

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