Foto: Abraham Aréchiga

El poder policial, en manos de todas las corporaciones de seguridad del país, busca imponer el orden mediante estrategias que sostienen el sistema capitalista: asegurar el trabajo asalariado como base de la riqueza y la férrea vigilancia de los disidentes sociales para mantener la paz social.

Esta fue la frase de apertura e inauguración del Seminario permanente Agravio y Justicia 2025, “El poder policial: estudios críticos sobre la fabricación del orden”, coorganizado por la División de Estudios Políticos y Sociales y el Departamento de Sociología del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), de la Universidad de Guadalajara.

Los objetivos del seminario será entender cómo los procesos estatales y las actividades del poder policial fabrican el orden.

El antropólogo e investigador del CUCSH, Jaime Torres Guillén, dijo que se trata de un nuevo enfoque de estudio del poder policial que no contempla las visiones de la policía como una fuerza de orden para prevenir el delito y combatir a la delincuencia, sino como un discurso de control del Estado.

“En esta ficción es donde está escondida toda la ignorancia sobre el poder policial. Es una administración política por parte del Estado que no se limita a los cuerpos de seguridad o a las llamadas ‘policías’, sino que es una producción de actividades y de procesos de instituciones del Estado que generan ese desorden social”, destacó el especialista.

“Con ello se hacen efectivas las destrucciones de las formas de subsistencia de la gente común y se hacen efectivas las modelaciones de los comportamientos –añadió–, la imposición de nociones de propiedad y derechos de propiedad por encima de nociones de derecho común”.

La investigadora del CUCSH, Laura García Navarro, en el análisis del origen del Estado moderno declaró que éste ha hecho uso de la violencia con límites difusos, sin aclarar las circunstancias ni fines del uso de la fuerza pública, además de que detenta otros controles.

“A lo largo de la historia, el Estado, por medio de la policía y de otras instituciones, controla el uso del tiempo de las personas, las dinámicas familiares y otros aspectos de la vida, sin (ejercer necesariamente) el uso de la violencia física”, explicó.

El investigador de la División de Estudios Políticos y Sociales, Marcelo Sandoval Vargas, propuso que el concepto de la “guerra” permite entender el poder policial desde una perspectiva crítica e histórica y no como una dimensión que lleva a la paz; se trata de una guerra económica y política que implica una guerra social.

“La guerra es la condición fundamental para el ensamblaje del sistema a lo largo del siglo XX para la rápida acumulación de capital, la subsistencia de la economía de mercado, y la  coalición del poder económico y el poder político hacia el exterminio calificado y el control”, destacó Sandoval Vargas.

Agregó que la crisis de este tipo de operaciones favorece procesos de desterritorialización, despoblamiento, reordenamiento y reocupación que da oportunidades al Estado para dirigir el conflicto durante crisis o el descontrol social. 

El profesor del Departamento de Sociología, Carlos Rafael Hernández Vargas, subrayó que el Estado, de algún modo busca generar la división de clases y la perpetuación de la pobreza. 

De lo anterior se desprenden clasificaciones como lo que debe o no estudiar la sociedad, qué tipo de trabajos debe desempeñar, cómo activar y desactivar a las clases sociales mediante las actividades que deberá desempeñar cuando tiene tiempo libre, es decir, el poder policial modela el orden social para la perpetuación y productividad de capital del sistema.

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