Día de muertos en un país con culturas diferentes

De norte a sur, la celebración del 2 de noviembre y en general de los difuntos presenta en México matices que se deben tanto a la diversidad de etnias, creencias y a elementos culturales y del folclor. Para hablar de este tema CUNorte celebra hoy un festival que se transmitirá por Facebook

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Las catrinas son unos de los elementos incorporados al folclor mexicano para el Día de muertos. Foto: Internet

Tres diferencias culturales en la concepción de la muerte fueron encontradas por Miguel Ángel Paz Frayre, director de la División de Cultura y Sociedad del Centro Universitario del Norte (CUNorte), en algunos pueblos originarios de Sonora, donde el académico trabajó durante cerca de quince años. Ese es sólo un ejemplo de cómo las posturas en el país se multiplican, marcando una diferencia entre el norte y el sur, los pueblos indígenas y los mestizos.

“Todavía estos pueblos indígenas conservan elementos que les son propios, o de menos no está presente el Halloween, por ejemplo, y sus prácticas relacionadas con la muerte se adscriben a su cosmovisión”, dijo al dar a conocer los pormenores del panel «La celebración de la muerte: Ofrendas, ritos y significados. Voces y reflexiones desde México«, que tendrá lugar hoy lunes 2 de noviembre a las 18:00 horas, a través del Facebook del CUNorte y Centro Cultural Casa Hidalgo, dentro del Festival de Día de Muertos CUNorte 2020.

Los cucapá, cuyo nombre en su lengua significa “el pueblo del río”, situado al noroeste de Sonora, tienen con la muerte una relación muy particular. Es un grupo que sigue cremando a sus muertos, y hay un ritual muy complejo cuando alguien fallece, que está muy vinculado a los deudos.

Del fallecido no se vuelve a hablar, detalló, pues consideran que el que muere está en otro espacio y dimensión, y que se tiene que quedar ahí. No tienen, por lo tanto, un festival del día de muertos, ni tampoco altares. Los cucapá no podrían poner fotografías de la gente que murió.

Entre los tohono o’odham hay una relación con la muerte de duelo y pérdida. Para ellos la celebración tiene lugar el día que la persona fallece, aunque tienen presente el día de muertos.

Ellos sepultaban a los cuerpos en los cauces de los ríos (hay que recordar que es territorio desértico y buena parte del año el río no lleva agua), y hacían oquedades en sus cauces.

“He estado también en territorio yoreme, con los mayos y yaquis. Por su cercanía a los centros urbanos, encontramos la presencia de altares y otros elementos que constituyen la cultura nacional, aunque sigue presente su cosmovisión y prácticas”.

Los yaquis consideran a la muerte como un ciclo que se acaba y que forma parte de la vida. Hay una relación de respeto con la muerte.

No es lo mismo el norte y el sur

La celebración de muertos en el país no es homogénea, sino que tiene diferentes perspectivas y significados diversos, explicó el académico.

El investigador dijo que el norte y el sur son dos regiones que le imprimen significados diferentes al Día de muertos. Mientras que en el sur, en estados como Oaxaca, se caracteriza por su colorido, en el norte, aunque está presente el Día de muertos, hay una contención en el festejo.

En el centro está muy presente el visitar el 2 de noviembre a los muertos. La gente les lleva música y comida. Los deudos consumen alimentos a un lado de la tumba, en cambio en el norte no se acostumbra así.

Tanto en el centro como en el sur, aunque la muerte implica el cierre de un ciclo, la perdida de seres queridos,  tiene sin embargo un elemento festivo, de celebrar a los que ya no están.

En el norte, en estados como Sonora y Baja California y los otros fronterizos a Estados Unidos, el Día de muertos es una continuidad del duelo que lleva a la contención, y aunque está presente el día, no necesariamente la fiesta y la música lo cruza.

El pan de muerto es una tradición que ha nacido en el centro del país.

La festividad en zonas urbanas

El académico detalló que hay zonas urbanas en donde el Día de muertos se ha empatado a un festival y es resultado de un sincretismo que conjuga elementos culturales tomados del catolicismo, de otras regiones del país, los pueblos originarios y prehispánicos, así como elementos de la modernidad.

“Pienso en la flor de cempasúchil que es característica del sur y centro del país. Al festival se han integrado también La Catrina, elemento que fue creada por el grabador y caricaturista mexicano José Guadalupe Posada (1852- 1913). Esto evidencia el dinamismo que tienen las formas culturales y la capacidad de integrar elementos y de rechazar otros”.

Otro elemento es el pan de muerto, que se acostumbra hacer en la Ciudad de México, y que es más del centro del país.

Además, el día de muertos integra elementos del Halloween, que no tienen necesariamente que ver con la muerte, sino con el terror implícito. De manera que las personas pueden tener montada una ofrenda y hacer a la vez una reunión donde todos lleguen disfrazados de personajes de terror de cine de Hollywood.

En esta celebración está presente el folclore, como esta capacidad de mostrar la festividad, el colorido. La folclorización tiene que ver con la integración de elementos sin cuestionarlos, simplemente, los muestra, explicó.

“Cuando se habla de festival las industrias culturales están presentes, y hay una comercialización y una dimensión económica en este tipo de celebraciones”, dijo.

Más del Festival

En el Festival de Día de Muertos CUNorte 2020 participará como moderador Miguel Ángel Paz Frayre, y como ponentes la antropóloga Érika Julieta Vázquez Flores, quien radica actualmente en Argentina; Jesús Gándara Raygoza, cronista del municipio de Colotlán y Juana Peñate Montejo, escritora y ganadora del Premio de Literaturas Indígenas de América (PLIA), en la edición 2020.

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