Antes de la pandemia del COVID-19 se estimaba que los índices de depresión en Jalisco se mantenían entre el 5 y 6 por ciento de la población, y aunque luego del aislamiento se ha visto una disminución mínima en los casos, especialistas prevén que los efectos repercutan en este padecimiento por al menos una década más.
“Esperaríamos a que en esta época pospandemia disminuya la depresión, pero también esperamos, según análisis que se han realizado, que no regrese a este estado previo, sino que siga manteniéndose más alto a 5 por ciento”, declaró Héctor Rubén Bravo Andrade, jefe del Departamento de Clínicas de la Salud Mental, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la UdeG.
Sin embargo, consideró que gracias a la experiencia pospandemia es posible trazar estrategias para disminuir y prevenir el aumento de casos de depresión en los próximos diez años.
Expresó que la prevención es una de las principales acciones en contra de la depresión, pero también que detectar factores de riesgo es otra medida para evitar que los pacientes experimenten este tipo de trastornos.
Bravo Andrade recalcó que a través del CUCS se llevan a cabo acciones como la implementación del Programa Interinstitucional Cuídate, que se realiza en conjunto con el Sistema de Educación Media Superior (SEMS) y el Instituto Jalisciense de Salud Mental (Salme).
A través de este programa se capacita a profesores y orientadores educativos para que cuenten con las herramientas necesarias para detectar a personas que puedan estar en riesgo de padecer depresión u otros trastornos de salud mental.
“Se ha estimado que hay personas que pueden padecer depresión y tardan hasta 20 años en recibir tratamiento”, resaltó.
Añadió que el CUCS cuenta con la Clínica de Atención Psicológica Integral para el Bienestar, en la que se brinda atención a alrededor de entre 200 y 300 estudiantes del plantel que se encuentren en riesgo de padecer algún trastorno de salud mental.
El investigador sostuvo que se han documentado más casos de depresión en mujeres, y el sector de edad más vulnerable a este trastorno se encuentra entre los 15 y 24 años, y en personas mayores.
Detectar y prevenir
La depresión es un trastorno mental que se caracteriza por presentar un estado anímico bajo, disminución del interés o el placer; cambio en hábitos, pérdida de energía y sentimientos de inutilidad o culpa, explicó Saúl Ramírez de los Santos, jefe del Departamento de Psicología Básica del CUCS.
“Empiezan una serie de síntomas biopsicosociales en el funcionamiento diario de la persona. Es importante decir que para diagnosticar la depresión se debe de acudir a especialistas en salud mental”, indicó.
Resaltó que no todos los episodios de tristeza pueden ser considerados depresión, y exhortó a las personas a buscar atención preventiva para evitar que se desarrolle un trastorno que afecte a la salud mental.
Ramírez de los Santos agregó que es necesario detectar factores de riesgo para prevenir la depresión. Algunos de éstos son: estar expuesto a estrés prolongado, padecer enfermedades crónicas, aislamiento social, así como factores sociales como violencia, pobreza o desempleo.
“No es sólo una causa la que nos puede llevar a desarrollar un trastorno depresivo o de ánimo, sino que es la interacción de todos estos factores que van exacerbándose para favorecerlos”, agregó.
La directora de la División de Disciplinas Básicas para la Salud del CUCS, Norma Alicia Ruvalcaba, explicó que el término de Blue monday fue resultado de una campaña publicitaria con fines turísticos en Inglaterra, por lo que se considera que la etiqueta de “el Día más triste del año” carece de sustento científico.
No obstante, consideró que si existe una sensación de tristeza prolongada es recomendable acudir con un especialista para que diagnostique o descarte que el paciente tiene depresión. Recalcó que es necesario que las personas conozcan sus emociones y sensaciones, y que aprendan a identificar conductas o actividades que generen emociones agradables y positivas.
Añadió que se trabaja en concientizar a las y los jóvenes sobre el consumo del alcohol y drogas, debido a que en ocasiones se utilizan estas sustancia como una fuente “artificial” de bienestar en los casos de depresión y otros trastornos.
“La forma de regular emociones se va a aprendiendo a partir de las siguientes generaciones, por eso es importante prevenir, y una forma es enseñar a nuestros hijos e hijas para que puedan regular esas emociones sin necesidad de sustancias”, aseveró.