Cuando se fundó Guadalajara, en 1542, el Río San Juan de Dios fue el afluente que permitió el desarrollo social y económico de la entonces ciudad neogallega.
Fue en 1908 cuando la sociedad porfiriana tapatía terminó por convertirlo en la alcantarilla que nadie quería ver y por eso se emprendieron obras para entubarlo y crear el Paseo Porfirio Díaz, hoy Calzada Independencia.
Pero hubo algo que sí permaneció como una cicatriz y que continúa en el imaginario tapatío: la desigualdad social que divide a la Guadalajara del Oriente y la del Poniente, la “de la Calzada para allá y de la Calzada para acá”.
Esa fue la idea que motivó al artista Francisco Javier Orozco Ramos, maestro en Educación y Expresión para las Artes por el Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), a realizar su obra plástica El Río.
“El Río es un libro de artista que consta de cinco ejemplares y una prueba de autor, que habla sobre el Río San Juan de Dios. Es un contenedor de una pieza escultórica o diorama (que recrea el afluente en el pasado) y varias estampas en técnicas mixtas, que en conjunto hablan sobre la entubación y evolución del Río San Juan de Dios”, detalló.
Las estampas que integran el libro son de diferentes tipos de papel y sus imágenes fueron hechas con técnicas de grabado como xilografía, madera y linóleo; también con papel de oro y tinta china.
Éstas muestran los puentes antiguos que alguna vez existieron y que conectaban al Barrio de Analco con el Centro de Guadalajara, mapas de la época, paisajes cotidianos con habitantes y textos periodísticos o libros que narran o describen al Río San Juan de Dios.
Incluso una de las estampas es un homenaje a las personas que colaboraron en el entubamiento del afluente a principios del siglo XX.
“En la investigación que hice se habla de que fue una obra muy grande para la época; muchos estuvieron involucrados; esta estampa es un dibujo a mano digitalizado que multipliqué, también hay collage y sellos mecánicos para plasmar tipografías”, describió.
“Elegí el tema del Río San Juan de Dios porque esa división social existe hasta nuestros días con la Calzada Independencia. Es emocionante imaginar cómo era antes y que tal vez en un futuro lejano alguien diga, ‘sabes qué, funcionaba mejor como río y pues podemos intentar descubrirlo; ya estuvo mucho tiempo abajo escondido’”, contó Orozco Ramos.
“Quería que no se olvidara esta parte de la historia de Guadalajara, de cuando había un río que cruzaba la ciudad y que lo entubaron, luego todo se inunda y huele mal”, relató.
El creador remitió a leyendas que aquí se contaban, como la de un hombre ebrio que escuchó a un bebé llorar en el Río San Juan de Dios y que al acercarse resultó que era un demonio, por lo que corrió y se le bajó la borrachera.
“Todas las historias que involucran a esa época me parecieron muy interesantes; así de cómo se transformó ahora en la Calzada Independencia. Esto es aprovechar lo que tenemos y mostrarlo a los demás para no olvidar de dónde venimos, para saber hacia dónde vamos”, añadió.
El artista plástico expresó que su obra busca hacer conciencia sobre la preservación y la socialización de que la Calzada en realidad está sobre un río, dato que muchos tapatíos lo desconocen.
Orozco Ramos ha creado obra plástica relacionada con la segregación social en la ciudad de Guadalajara a partir de los simbolismos urbanos, como lo hizo con las esculturas Las otras Minervas, que instaló en varios puntos de la avenida Dr. R. Michel.