El aislamiento en tiempos de COVID y el Día Mundial del Libro

En el día mundial del libro y del derecho de autor, reflexionemos sobre el impacto de la lectura en los niños, jóvenes o adultos

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En esta etapa de confinamiento en el país, un buen acompañante es la lectura compartida o individual de un libro. Los libros son una herramienta de crecimiento cultural y personal, que inhibe la exclusión en todas las esferas del ser humano. Sin embargo, la lectura es un hábito que debe desarrollarse desde la infancia y acrecentarse en todos los ciclos de la vida.

En la última encuesta sobre el Módulo de Lectura (MOLEC) del INEGI, llevada a cabo en febrero de 2020, al parecer hemos dado pasos atrás en este tema. Cuando se comparan los resultados respecto al año 2015, se encontró que en 2020, 41 de cada 100 mexicanos con 18 años y más, realizó la lectura de al menos un libro, mientras que en 2015 la proporción era de 50 por cada 100. Estos resultados coinciden con la Segunda Encuesta Nacional sobre Consumo Digital y Lectura entre Jóvenes Mexicanos que realizó IBBY México(International Board on Books for Young People) en 2019, donde se observa que para los jóvenes en general, el gusto por la lectura pasó de 77% en 2015 a 70% en 2019 y para los universitarios fue de 88% y 85% para los mismos años. De acuerdo con la encuesta citada, la población que declaró leer libros en los últimos doce meses, en promedio 3.4 ejemplares por año.

Otro dato que llama la atención es que el 83% lee en formato impreso; a pesar de la enorme oferta que existe en formato digital, solo el 12.3% lo utiliza. Sin embargo, nuestros hábitos lectores seguramente cambiarán a partir de la actual contingencia y la obligación del distanciamiento físico, es probable que se favorezca una migración más veloz hacia la la lectura de libros en formato digital. Un ejemplo de ello, es que en España, la Biblioteca Nacional duplicó el tráfico de la web y de descarga de documentos en las primeras dos semanas de confinamiento por el COVID-19.

De acuerdo con el último reporte del World Culture Score Index, que mide la lectura que en general llevan a cabo los ciudadanos de un país, es decir, libros, revistas, periódicos o notas en internet, la India es el país líder en este ámbito con 10.42 horas de lectura por semana, seguido por Tailandia y China, mientras que México aparece en el lugar 24 con 5.3 horas a la semana.

Cabe mencionar, que en nuestro país, según el reporte referido, son dos los principales factores que inhiben a la población no lectora: la falta de tiempo (43.8%) y la falta de interés, motivación o gusto (27.8%). Este último indicador, se convierte en una alerta social debido a que el porcentaje se incrementó respecto a 2019 (21.7%), por lo que es urgente encontrar mecanismos de estímulo para la lectura desde el hogar, la escuela o el entorno si queremos fomentar el hábito lector, en particular de los niños. En este sentido, un referente a considerar es otro resultado de la encuesta del INEGI (MOLEC, 2020): la población que sí lee recibió estímulo para ello en el hogar desde su infancia, el 58.6% tenía en casa libros diferentes a los de texto, más del 50% veían a sus padres leer, a un 35.5% sus padres o tutores les leían y un 28.7% dijo que les fomentaron la asistencia a bibliotecas o librerías. Además, durante su educación primaria el 66.6% fueron motivados por sus maestros para leer libros y un 58% para asistir a la biblioteca.

En el día mundial del libro y del derecho de autor, reflexionemos sobre el impacto de la lectura en los niños, jóvenes o adultos. Un proverbio indio define la relevancia de los libros de la siguiente manera: “Un libro abierto es un cerebro que habla. Cerrado un amigo que espera. Olvidado, un alma que perdona. Destruido, un corazón que llora”. En tiempos de aislamiento, un buen libro puede hacer la diferencia para generar un clima de armonía y paz.

 

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