El Cuarteto de Heiner Müller

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Qué pudo haber aprendido en el convento además del ayuno y un poquito de masturbación con el crucifijo, grata a los ojos de Dios. Apuesto a que después de los gélidos rezos infantiles, ella arde por el anzuelo que le ponga fin a su inocencia…
Heiner Müller

Dos agónicos seres exhiben la oscuridad de su último suspiro con obscenos exabruptos. Hombre y mujer, agonizantes, extienden los fermentos de su aliento con un lenguaje poderoso que golpea la memoria de ellos mismos y de los ausentes, a quienes evocan. Cuarteto, del dramaturgo alemán Heiner Müller, es un juego enfermizo de intercambio de papeles entre el vizconde de Valmont y la marquesa de Merteuil, quienes se enfrentan en una guerra lasciva siguiendo la corrosiva estrategia del deseo y la muerte.

En el marco de esta edición de la FIL, la Coordinación de Artes Escénicas y Literatura de la Universidad de Guadalajara celebra al escritor mexicano Juan Villoro, traductor de Müller, quien recibirá el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez, a través de un inusual acercamiento con el público al proceso de creación escénica de Cuarteto. Se trata del work in progress de este montaje dirigido por Alejandro Velis, con las actuaciones de Itatí Cantoral y David Hevia.

La dramaturgia tiene su origen en la novela epistolar Les liaisons dangereuses, del autor francés Pierre Chodelos de Laclos, publicada siete años antes de que la Revolución Francesa estallara. Dos siglos más tarde, ante la tensión social que se vivió en los años previos a la caída del Muro de Berlín, Müller, uno de los más geniales escritores de lengua germana y uno de los dramaturgos más importantes del siglo XX, escribe Cuarteto, basado en aquellos personajes que ya habían inspirado no sólo a otros autores literarios, sino también a creadores cinematográficos.

Müller, destacado colaborador del Teatro Máximo Gorki de Berlín y autor de importantes obras, consideradas como clásicos del teatro contemporáneo como Hamlet-machine, Los campesinos, La misión y Cemento, presenta en Cuarteto a dos seres moralmente irredentos, dependientes de su propia miseria que se ve manifiesta en una delirante patología casi genital. Uno al otro se repelen y se atraen con la violencia del lenguaje, a dentelleadas se conquistan, se abren la carne, se desangran. Cuarteto llegó a México gracias a la traducción de Villoro, y fue montada por uno de los iconos del teatro en nuestro país, Ludwig Margules, quien la estrenó en 1996 con los actores Laura Almela y Álvaro Guerrero, puesta en escena a la que podemos seguir la pista gracias a la bitácora de teatro que publicara el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli un año después. A partir de ese momento el interés por el teatro de Müller no ha hecho sino crecer, sin embargo y a pesar de que ya es posible conocer sus textos dramáticos en castellano.

Las acotaciones del dramaturgo son tan escuetas como evocadoras, son disparos que impulsan infinitos perdigones de sentido con los que carga sus diálogos. Cuarteto abre con una indicación espacio temporal por demás sugerente: “Época salón antes de la Revolución francesa, búnker después de la Tercera Guerra mundial”. No hay más y no se necesita. Dentro de esos paréntesis cabe el universo. Es Europa, es Alemania, es el mundo consciente de que todo lo que conforma la vida y sus acciones es vano y también maldito. La dramaturgia lleva a los actores a intercambiar papeles de manera intermitente, a cambiar de sexo, de género. Se alteran también los atributos de quien conquista y los vicios de quien se abre a la seducción. Bajo la piel que recibe los reflectores en la escena, está la juventud de una doncella y el rugoso tacto de una perversa Celestina. Hay en esta historia una oscura y libertina prospectiva del fin del mundo. Un puñado de argumentos que soportan y retratan la decadencia de la aristocracia de todos los tiempos.

 

Cuarteto, de Heiner Müller
Jueves 5 de diciembre a las 21:00 h.
Teatro Vivian Blumenthal
Entrada gratuita

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