La naturaleza y la poesía han tenido un vínculo indisoluble desde que los humanos pudieron expresarse mediante el lenguaje. Los poetas han tenido la capacidad de contemplar la belleza natural, pero también han visto y han tratado de explicar la decadencia de un mundo que destruye su medio ambiente.
Elba Aurora Castro, coordinadora de la Maestría en Educación Ambiental del CUCBA, aborda este tema en el su libro Naturaleza y poesía en diálogo, editado por la Editorial Universidad de Guadalajara, un estudio que analiza no sólo la obra poética de 13 autores del Occidente de México, sino que trata de explicar la crisis civilizatoria y su relación con el arte, la vida y la razón o la antropología.
“Una de las cosas que descubrimos en la realización de esta investigación es que la poesía puede leer el mundo actual que está tan lleno de desesperanza. El Occidente de México ha generado culturalmente a grandes poetas y hay una poesía de gran calidad que está en constante diálogo con la ciencia», señaló en entrevista.
«Tenemos poetas comprometidos con ver a la realidad pero también con estar al tanto de la ciencia y de interpretarla”.
Una parte del libro se centra en analizar la obra de 13 poetas contemporáneos vivos originarios de Aguascalientes, Colima, Jalisco y Michoacán, cuya obra o parte de ella ha dado voz a la naturaleza desde su belleza hasta su realidad catastrófica.
“Lo que hacen los poetas es observar la degradación tan importante en la que se encuentra el mundo con todas sus herramientas civilizatorias y que, al verlas en crisis ahora, en vez de sumirse en una depresión lo que hacen de una forma mágica es transformar la realidad, el dolor, y la incertidumbre y convertirlo en alegría, en gozo y en esperanza, en nuevas preguntas y en un incansable compromiso con la vida”, expresó.
Y no es que la poesía tenga todas las respuestas para salir vivos de esta crisis, pero sí al menos tiene la capacidad de aumentar nuestra capacidad de reflexión, de desarrollar preguntas éticas, y de sumirnos en la contemplación del mundo, de la belleza, de los eventos que ocurren y rescatarnos de lo indolente que se presenta en lo cotidiano, señaló.
“Sí nos encaminan a hacer cosas que no hacemos en la cotidianidad, como contemplar, como mirar la belleza y con ello generar un gozo interno que ahora se intenta hacer a través de las compras o el consumo, entonces los poetas nos acercan a hacer ejercicios interiores también de convivencia con uno mismo y con los otros, elementos que nos ayudan a ejercitar un modelo de convivencia del que ahora carecemos y nos lleva al deterioro ambiental», afirmó.
Aunque la investigación se desarrolló mucho antes de la llegada del aislamiento por el
Covid-19, la pandemia le dio un sentido más amplio a la investigación y a la publicación de este libro, asegura la académica.
“La pandemia sí generó un nicho de reflexión en donde podríamos reconocer con mayor facilidad a qué nos estábamos refiriendo cuando decimos que la ciencia no lo había dicho todo y había dejado de lado la sensibilidad y el compromiso con que se debe desarrollar con la vida”, expresó.
El libro Naturaleza y poesía en diálogo puede ser adquirido en el sitio web de la Editorial Universidad de Guadalajara y en la Librería Carlos Fuentes de la Biblioteca Pública del Estado Juan José Arreola.