No hay escenografía. El Teatro Estudio Diana está en completa oscuridad. De repente aparece un círculo de luz que ilumina a un actor, luego se desplaza a otro y otro, según sea el turno que les toque en su lectura. Todos son tapatíos y dieron vida a La maestra de piano, de la escritora estadounidense Julia Cho, dentro del Festival Drama Fest 08. Ellos son Andrés David, quien caracterizó a Michael, Paula Hernández (Mary), y Sara Isabel Quintero Coronado (la Señora K).
El que los actores portaran ropa oscura y permanecieran sentados mientras leían, no era obstáculo para que los espectadores desarrollaran la imaginación. Ayudaban las variaciones en el tono de voz, las expresiones de los rostros y los sonidos de ambientación. Entonces no era difícil representar mentalmente la casa de la señora K en base a su personalidad. Una casa que tal vez era blanca, con cortinas, muebles y adornos anticuados, en colores pasteles. La pieza donde el personaje principal de la obra gustaba pasar las tardes, seguramente estaba dominada por un viejo piano, quizás había un sillón que tenía un amplio respaldo y al lado una mesita de madera con una fina vajilla de porcelana. Era como si el público estuviera oyendo una radionovela, pero con la ventaja de conocer los rostros de los lectores.
Las lecturas dramatizadas varían mucho entre sí, según sea el estilo del director en turno. El que utilizó Miguel Lugo en La maestra de piano fue de atril. Casi no hubo movimiento escénico. Este tipo de propuesta atrae a muchos aficionados al teatro en el Distrito Federal.
“Es un formato que encanta porque muestra cómo el actor empieza a construir, y acerca al público de una manera más íntima que una obra puesta en escena. Aquí en Guadalajara para ser lectura dramatizada captó mucho público, pues la gente ocupó dos terceras partes del recinto. La reacción de los tapatíos ha sido muy positiva”, afirmó Aurora Cano, directora del Festival Drama Fest, evento que se realiza de manera bianual a lo largo del mes de agosto en la ciudad de México y en septiembre en un estado de la República.
En cada edición el festival invita a un país y a un estado, con quienes realiza un intercambio creativo. En su primera edición, 2004, los invitados fueron el Reino Unido y el Estado de México; en la segunda, en 2006, fueron Alemania y Puebla. Para el 2008 Estados Unidos y Jalisco. El festival está dirigido a nuevas generaciones de espectadores y creadores, pero permea a diferentes grupos de edad. Además de las lecturas dramatizadas como La maestra de piano, La casa limpia, Viaje de tres y Tiro de Gracia, hubo puestas en escena.
La trama
Hay quienes viven de bellos recuerdos porque hacen su vida menos monótona y aburrida, se niegan a aceptar la realidad; ésta es disfrazada o escondida. La Señora K es una de esas personas, que por cierto abundan en muchos países occidentales que se vanaglorian de ser líderes en el progreso.
La maestra de piano retrata ese afán de muchas sociedades por esconder sus lacras y vicios. En éstas prevalece el disimulo y la doble moral. En su lugar optan por proyectar una cara donde todo es armonía, bien y belleza. La historia gira alrededor de la Señora K, una maestra de piano casada con un migrante extranjero. Ella tiene como ideal despertar en los niños el gusto por la música. Al paso de los años, cree que lo logró e imagina que en algún lugar del mundo, uno de sus alumnos alegra la habitación de una casa con bellas notas musicales. La realidad es muy diferente a sus sueños. Sus ex pupilos ya adultos le revelan una verdad que ella no quiere aceptar: el Señor K, atormentado por sus recuerdos de infancia, torturaba la mente de los pequeños contando relatos escalofriantes y mostrándoles dibujos en los que —con lujo de detalles— imprimía mil formas de matar a una persona. El terror que despertaba les ocasionaba terribles pesadillas que los orilló a detestar la música.
La maestra de piano tiene la estructura de un cuento. La trama lleva a los espectadores a entrar poco a poco al mundo de esta mujer. “La historia conmueve y a la vez aterroriza”, exteriorizó Aurora Cano.
Reacciones
La lectura de La maestra de piano concluyó alrededor de las diez de la noche. La reacción del público no se hizo esperar. “Es un texto muy interesante que refleja mucho a la sociedad norteamericana que pone una cara bonita, pero por dentro está podrida con tantos crímenes, tantas muertes. Creo que da a conocer la preocupación que los norteamericanos tienen sobre su situación”, afirmó el actor teatral Copatzin Borbón.
“El texto me encantó, pero se me hizo un poco cansado, a diferencia de otras lecturas donde los actores se movían más y las hacían más amenas y ágiles”, dijo la actriz Rosy Pérez.
Por su parte, Natalie Braux, clarinetista francesa, indicó: “La lectura me pareció muy interesante. Creo que cada uno de los actores logró sostener el ritmo de ésta y subir en intensidad para descubrir los enredos de la historia”.