Hay dos cosas que llaman la atención del idioma español: que se sabe el momento preciso en que comenzó a expandirse por el mundo de forma acelerada y que, pese a no ser la lengua más hablada en el mundo, es la que más territorio abarca.
El primer dato se refiere al miércoles 12 de octubre de 1492, pasadas las 3:30 de la mañana, cuando las naves de Cristóbal Colón arribaron a lo que hoy son Las Bahamas.
El segundo es que en alrededor de 12 millones de kilómetros cuadrados, desde el Río Bravo en el Norte de México, hasta la ciudad de Ushuaia, en Tierra de Fuego, en el Sur de Argentina, se habla el idioma español.
Esta peculiaridad viene acompañada de una historia de conquista y mestizaje que la lingüista Concepción Company explica y analiza en el libro El español en América: de lengua de conquista a lengua patrimonial, que forma parte de la colección “Opúsculos” de El Colegio Nacional.
Esta publicación fue presentada este domingo por la tarde, en el Salón 3 de Expo Guadalajara, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) 2021.
En compañía del sociólogo Alejandro Cruz Atienza, la investigadora narró el proceso de cómo el español dejó de ser una lengua extranjera para convertirse en una herencia hablada.
“(Cuando llegaron los españoles) jamás hubo un decreto que se tenía que hablar el español, sino que había necesidad de múltiples grupos para comunicarse; se volvió una comodidad el ser utilizado como soporte de los habitantes en América”.
“Tras 120 años, en la primera mitad del siglo XVII, el español se convirtió en lengua franca”, recalcó la autora.
Recordó que fue en el siglo XVIII cuando las lenguas indígenas comenzaron a desaparecer aceleradamente y el español comenzó a imperar en ámbitos más íntimos que los de la plaza pública, donde antes los idiomas indígenas imperaban.
“Y el remate de la pérdida de las lenguas indígenas inició con las independencias de los países, pues a partir de éstas se prohibió la administración en lenguas indígenas”, dijo.
Expresó que existen alrededor de 500 millones de americanos (122 millones de mexicanos) que tienen al español como la única lengua materna, además de 50 millones más que viven en Estados Unidos.
“En el siglo XVIII las palabras del náhuatl explicaban la palabra latina”. Algunas frases que ya eran parte del argot en México combinaban palabras nahuas y españolas por igual:
“A darle que es mole de olla”, “A todo mecate”, “Medirle el agua a los camotes”, “Enrollar el petate”, “Dar más lata que un petate con chinches”, “Saber un titipuchal”, “Buena pal petate, mala pal metate”, “El mero mero petatero”, “Ser mi chile”.
“El español se vuelve patrimonial cuando nacen las extensiones metafóricas de voces indígenas. Se necesitan tres generaciones para hacer tanteos en la creación de metáforas”, informó Company.
Algunos ejemplos son “papalotear”, que significa estar distraído; “petatearse”, que es morirse; “chapulinear”, que es cambiar de bando; “chayotear”, que es aceptar soborno; “coyote”, una persona que mueve gente a Estados Unidos.
Recordó que el léxico patrimonial sólo se hereda de forma oral, no se enseña en la academia. Indicó que este año el español y las lenguas originarias fueron reconocidas como lenguas nacionales, pero dijo que si en realidad sucediera eso se invertiría más en su rescate.