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El estigma de los Arcos del Milenio

El monumento cuya construcción inició en el año 2000 sigue inconcluso y, en el imaginario de la población, genera una percepción negativa por los antecedentes violentos y las inundaciones recurrentes

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Durante su construcción, la propaganda acerca de los Arcos del Milenio prometía la escultura más grande de México: envolvería las vialidades de las avenidas Mariano Otero y Lázaro Cárdenas con seis arcos amarillos como tributo al tercer milenio. 

Con solo cuatro arcos realizados, el dispendio de recursos, una masacre y las inundaciones anuales son la referencias que marcaron al monumento entre los habitantes de la ciudad.

A finales de la década de los 90, el gobierno de Guadalajara anunció la construcción del monumento para mejorar la imagen de la zona conocida como la glorieta del Mercado de Abastos. 

La propuesta de obra se aprobó en julio de 1999, durante la alcaldía de Francisco Ramírez Acuña, cuando se invirtieron 12 millones de pesos para levantarla y se programó su terminación para el año 2000. El artífice de la obra sería el escultor mexicano Sebastián, nombre artístico de Enrique Carbajal González. 

En febrero de 2000, el diario El Informador documentó el primer desfase presupuestal de la obra por ajuste de tonelaje: «a mayor peso mayor costo de cimentación», y el costo de la obra ascendió de 12 a 70 millones de pesos con apenas tres arcos programados.

Foto: Fernanda Velázquez

Además, la obra sufrió un nuevo revés: terminada la administración de Ramírez Acuña en 2000, Fernando Garza Martínez cerró la llave de los recursos para la obra y así la responsabilidad del Ayuntamiento de Guadalajara terminaba con la construcción de los tres arcos

En su periodo como alcalde tapatío, del 2003 al 2005, Emilio González Márquez tampoco entregó recursos para los Arcos, aunque el presidente interino, Ernesto Espinosa Guarro, ofreció la apertura de una cuenta bancaria para que benefactores apoyaran la obra.

Tras conseguir algunos recursos, el Patronato Arcos del Milenio logró financiar la construcción del cuarto arco, que se concluyó en 2008 después de varias suspensiones de la obra.

La masacre de los Arcos

En vísperas de la edición 25 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), el jueves 24 de noviembre de 2011, fueron abandonadas tres camionetas en las inmediaciones de los Arcos del Milenio con 26 cadáveres, una de las primeras matanzas de este calibre reportadas en la ciudad. 

Las víctimas eran hombres de entre 25 y 30 años de edad, secuestrados y asesinados un día anterior: 17 por asfixia y 9 por golpes; algunos estaban amordazados, maniatados y envueltos en sábanas y cobijas. 

Cerca de la escena los criminales dejaron una manta que puso de manifiesto la pugna entre grupos criminales como los Zetas y del Cártel del Milenio contra los cárteles de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación, matanza que según fuentes oficiales representó una venganza por el homicidio de 35 personas abandonadas en dos camionetas de redilas en la zona turística de Boca del Río, Veracruz.

Foto: Fernanda Velázquez

Lo único que distrajo la atención de este hecho brutal, fue el desliz del candidato presidencial, Enrique Peña Nieto, quien interpelado por periodistas en la FIL no pudo referir tres libros que lo marcaron.

Sin embargo, como documenta el libro Objetos urbanos simbólicos. Una visión desde la percepción del habitante, publicado en 2008 por la investigadora del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), Livier Olivia Escamilla Galindo, se destaca la imagen negativa de los Arcos del Milenio.

El monumento forma parte de los objetos urbanos valorados negativamente por las personas porque en la memoria quedó el recuerdo de las camionetas con 26 cuerpos y las constantes inundaciones durante el temporal.

¡Evite la zona en temporada de lluvias!

Durante el temporal resulta extraordinario que no se inunde la avenida Lázaro Cárdenas a la altura de los Arcos del Milenio. Es una constante que deja vehículos varados y caos vial en una de las arterias más importantes de Guadalajara. 

Desde 2007 y hasta 2021 el Atlas de Riesgos Naturales de Guadalajara, el Sistema Intermunicipal de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado, y los Bomberos de Guadalajara, a través del Sistema de Información y Gestión Metropolitana del Instituto Metropolitano de Planeación (Imeplan), reportan inundaciones con niveles desde 40 centímetros y hasta los dos metros de altura en la zona.   

Desde entonces se han invertido cientos de millones de pesos por parte de los gobiernos municipales y estatales en sistemas pluviales, líneas de vaciado y válvulas de no retorno en la descarga de la boca de tormenta del colector de Mariano Otero, hasta ahora, con escasos resultados.

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