El incierto camino hacia la extinción de la especie humana

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En el aquí y el ahora, la extinción de la especie humana ha dejado de ser hipótesis para convertirse en una alternativa de la realidad a mediano plazo, como consecuencia del cambio climático. Este es el tema del libro más reciente escrito por el famoso antropólogo catalán, Eduald Carbonell, co-director de las investigaciones en los yacimientos de la Sierra de Atapuerca.
Sitio declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO, debido a los restos arqueológicos encontrados en sus cuevas, que dejaron al descubierto las excavaciones de la trinchera del ferrocarril minero, las cuales partió en dos la sierra.
En los muros de las cuevas se encuentran los yacimientos que prueban la existencia de los homínidos que antecedieron a esta especie humana, y que llegaron al continente europeo hace más de un millón y medio de años, según se cree procedentes de ífrica.
La fecha de estos restos antropológicos ha iniciado una revolución en los conocimientos aceptados de la prehistoria, porque hasta la fecha, el llamado Homo neandertal tenía una edad de 50 mil años, cifra bastante lejana respecto los restos descubiertos de Atapuerca.
El ensayo titulado Homo exnovo nos transmite una visión revolucionaria de la evolución del ser humano y en palabras del autor: “Nos enfrentaremos casi con seguridad a la mayor crisis social conocida en la historia del ser humano, a consecuencia de la cual desaparecerá la mitad de la población del planeta antes de que termine el siglo XXI”.
Carbonell considera que el colapso, lejos de extinguir nuestra especie la hará reaccionar para cambiar los comportamientos que nos han regido y entonces surgirá la “conciencia crítica de especie”, fundamentada en el conocimiento, el pensamiento y la tecnología críticos, que junto a la socialización de la ciencia y la técnica, y la integración de la diversidad, serán suficientes para mejorar la vida de todos.
Para hacer estas afirmaciones, Carbonell se basa en dos formas básicas de la estructura social: la ciudad y la unidad doméstica, ambas en estado actual de desorganización y fragmentadas, a causa de la acelerada evolución tecnológica que no han sabido asumir, lo que trae en consecuencia que están destinadas a desaparecer tal y como las conocemos ahora.
En su lugar surgirán nuevas formas de convivencia como la Ciudad Educadora.
Estas son en síntesis, las opiniones vertidas en el ensayo: “El nacimiento de una nueva conciencia” escrito por este brillante antropólogo que ha explorado yacimientos en Francia, Italia, Eslovenia, Croacia, Georgia, Tayikistán, Argelia, Marruecos, Tanzania, Kenia, Etiopía, los Estados Unidos, México, Chile, Cuba, China y Australia, entre otros países.
El profesor Carbonell, Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica (1997), ha elaborado otros dos ensayos: Planeta humano (2002) y Aún somos Humanos (2004), falta un cuarto ensayo cuyo nombre es Tierra humanizada.
Algo interesante tiene que decirnos Carbonell, uno de los testigos más cercanos a la vida de proezas que realizaron nuestros antecesores más cercanos en el desarrollo del planeta.
El doctor en Antropología Eduald Carbonell i Roura, director del Instituto Catalán de Paleoecología humana y Evolución social, es profesor de la Universidad Rovira i Virgil (URV) y es uno de los participantes en el III Coloquio Internacional de Cultura Científica de la FIL 2010, que se celebrará el 2 y 3 de diciembre en el salón Enrique González Martínez de la Expo Guadalajara.
Cabe hacer notar que únicamente existen dos especies que se extinguieron hace miles o millones de años y aún siguen provocando auténticas pasiones entre los humanos: los neandertales y los dinosaurios. La causa de por qué los terroríficos monstruos de crestas punkeras, enormes corpachones y largas colas siguen fascinando parece clara: eran unos bichos impresionantes y atractivos en su poderío, que dominaron la Tierra durante millones de años, y repentinamente desaparecieron.
Lo que ya no está tan claro es ¿por qué nos siguen cautivando e intrigando los neandertales?, aquellos seres chaparros y fortachones, de enorme nariz, arcos supraorbitarios prominentes y mentón huidizo que habitaron Europa hace entre 200 mil y alrededor de 27 mil años. ¿Por qué queremos averiguar a toda costa cómo eran, si se cruzaron o no con el hombre moderno, y saber cómo y por qué se extinguieron? Las respuestas son sorprendentes y las tienen los especialistas, preparados para compartirlas.

*Red de comunicación y divulgación de la ciencia
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