“Si estuviera en el ambiente tranquilo de mi casa, en la playa Zapote, Veracruz, diría que hay norte, pero el clima de hoy es raro en Guadalajara”, comentó la cantante Chavela Vargas, mientras observaba el cielo nublado del 15 de marzo y recibía en su rostro el aire frío de las primeras horas de la tarde.
Extraña su casa a la orilla del mar, donde encontró su alma: “playa Zapote es un lugar desconocido, donde no existe nada que perturbe, solo el oleaje”.
Ha vivido en lugares encantadores. Sabe y conoce del México de ayer y hoy: “Me fascina Guadalajara, Veracruz (como dijo el santo papa, solo Veracruz es bello), Oaxaca, Acapulco, aquel Cancún, no este, donde las palmeras en lugar de cocos dan leche malteada, lo cual resulta espantoso, inventado”.
Sobre su caminar por el mundo y México, la intérprete de Macorina apuntó: “siempre hay que irse. Yo soy un ser raro, no parece que viva aquí. El mexicano no es nómada. Tiene arraigo en sus tierras. A mí me encanta andar por el mundo, pero llegará el día en que tenga que detener los pasos y descansar un poco”.
Acerca de la muerte, de su muerte, aseguró: “me voy a morir parada. No me voy a acostar para morir, me parece muy feo”.
Su amor por México es grande, y lo presume por todo el mundo: “México para mí lo representa todo. Lo que pasa hoy es que el gigante está dormido. Deja que despierte y agarre a patadas a medio mundo, para enderezar esto que está rechueco. Cuando despierte y empiecen a volar patadas, que se encomienden al diablo, porque mi México resucitará”.
Refirió que tiene muchos proyectos para la música de México, la cual, en su opinión, está siendo defraudada. “Están haciendo una música que no tiene nada que ver con México ni con nuestras raíces, además de que hay cantantes de música vernácula que se creen grandes, cuando todavía no han empezado”.
“Ese es el error del ser humano: sentirse lo que no es. Yo quiero decirles, todavía no, niñitas, les faltan unos treinta años”.
Resalta la pasión por México, al defender sus emblemas nacionales, como el traje de charro.
Afirma que este país tiene su lugar en el mundo y lo respetan. En lo personal “me da verguenza ver a los mariachis vestidos de charro bailando en escena. Eso es ridículo. Deben respetar el traje y el sombrero, que son emblema nacional. Yo sí defiendo a México, porque lo amo”.
Señaló que el escudo nacional no se debe tocar. “Ni Miguel ni san Miguel, ni cuarenta migueles pueden cambiar la concepción de los colores”, dijo la cantante al referirse a la contraportada de la reciente producción de Luis Miguel.
Chavela Vargas, apasionada de la música mexicana, presumió el día en que cantó “Las ciudades”, de José Alfredo Jiménez, en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, en España.
“La canción la saqué de una cantina y la llevé a ese recinto. Fue un hecho importante, pero no tuvo eco en la prensa, porque las cosas de verdad y cultas, no las publican. Ahí no hay marketing. El suceso era cultura pura.
“El periodismo es manejado como en la época de Al Capone o de Alka Seltzer: lo llevan pa´ allá, lo traen pa´ acá. Le dicen lo que pongan, cómo insulten. Esto tiene que cambiar. Es un paréntesis. Un lapsus estupidus”.
-¿Cómo romper con todo esto? “La juventud va a estallar. Están solos. No hay un líder carismático, un hombre que guíe a la multitud. ¿Dónde está el mejor bailarín del mundo, el mejor pintor, el músico más grande? No hay nadie. Ustedes los jóvenes están solos, y mucho. Tienen que fregarse solitos, porque no hay nadie que los ayude, que los ampare, nada”.
-¿Qué impulso necesitamos? “Cambiar las cosas. Tener un poco de conciencia. Ustedes no son los quijotes de la humanidad. Sí el futuro, pero no los quijotes. Eso es difícil.
“Adoro a los jóvenes. Vi a un muchachito con un tatuaje inmenso en el brazo, y le dije: ¡ándale, llama la atención, amor, porque no te hacen caso!’ Dijo sí y se puso a llorar. Luego afirmó: «me costó caro». Le dije, «lo sé, papito, pinta todo cuanto puedas”.
Hay Chavela para rato
Chavela Vargas planea dar un concierto a mediados de año en la ciudad. Quiere tener más acercamiento con Guadalajara, y “ser hermana de la Universidad, hija de la Universidad, establecer un vínculo que me ate más. Quiero que me adopte”.
Dijo sentir admiración por quienes trabajan en el fomento del cine mexicano, como el Festival internacional de cine en Guadalajara, “un festival que trasciende, porque su gente ya tiene otra concepción del cine”.
“Qué horror de aquellos como los Almada, que acabaron con el cine nacional. Es hora que la juventud ayude a su patria, pero con cultura. No queremos películas pornográficas, ni porquerías”.
De su participación en el filme Hasta el último trago, indicó estar satisfecha de trabajar con el cineasta Beto Gómez, porque “él llega directo a donde quiere y puso el alma en la dirección de los personajes. Nada de rebuscamientos o cosas estudiadas”.
Confesó no gustarle hacer cine. “Me agrada verlo, pero me choca estar frente a la cámara más de 40 horas. No nací para eso. Yo nací para cantar. Trabajé con Beto porque me agarró así bonito, en falso, y lo hice con mucho amor”.
Más de ella
Por más de 40 años Chavela Vargas le ha cantado al amor y a los celos.
Comenzó su carrera a mediados de los cincuenta, de la mano de José Alfredo Jiménez, y su popularidad alcanzó la cumbre en los sesenta y setenta.
Grabó su primer disco en 1961, y desde entonces su carrera fue en ascenso, con temas como “Somos”, “Luz de luna”, “La llorona”, su preferida.
A pregunta expresa de con quién le hubiera gustado hacer dueto, respondió que con un hombre, Cuco Sánchez, y con mujeres, ninguna.
“Soy muy exclusivista, no necesito guajes para nadar: yo sola me las arreglo”.