En Bolaños, antiguo pueblo minero del Norte de Jalisco, surcado por un caudaloso río que lleva el mismo nombre, conviven en precario equilibrio una exuberante naturaleza y los vestigios de su pasado colonial. Sin embargo, esta complicada simbiosis se encuentra permanentemente en riesgo de quebrantarse.
Y de hecho, se quebranta seguido, como el pasado domingo 8 de agosto, cuando la ruptura de una presa de jales de una mina de plata y oro, perteneciente a Minerales y Minas Mexicanas, provocó el derrame de 300 mil toneladas de desechos en el río, que las corrientes arrastraron hasta 32 kilómetros aguas abajo. Esto conllevó una fuerte contaminación por agentes químicos, ya que, como demostraron los análisis realizados por la UAG, éstos rebasan notablemente los límites permisibles para potabilización de agua para consumo humano, indicados por la Norma Oficial Mexicana NOM-127-SSA1-1994.
Según los resultados brindados la semana pasada por el laboratorio de la Autónoma, la cantidad de plomo registrada en las muestras de agua y lodos recabadas el día siguiente al derrame, es de 479.08 ppm (o, que es lo mismo, mg/l) cuando la máxima permitida es de 0.025, es decir 20 mil veces más alta. De la misma forma, el arsénico con 0.45 ppm rebasa, por mucho, el límite contemplado por la ley, que es de 0.05 mg/l, así como la cantidad de mercurio detectada es de 0.14 cuando debería ser máximo de 0.001 ppm.
El doctor Walter Ramírez, investigador del CUCEI, basándose en estos resultados, afirmó que “es un agua envenenada completamente, y significa muerte casi inmediata de flora y fauna, porque esta concentración es muy tóxica”. Sin embargo, añadió que se tendría que realizar otra prueba para corroborar los análisis, porque “como tales, son muy alarmantes”, tanto que los seres humanos no tendrían absolutamente que entrar en contacto con el agua del río.
Si así fuera, a pesar de que la prueba efectuada por el laboratorio del CUCEI muestra que la cantidad de cianuro es inferior al límite previsto por la norma oficial, estaríamos frente a otro desastre natural que, por su parte, las autoridades están negando rotundamente.
El subdelegado de Asuntos Jurídicos de la PROFEPA, Francisco Javier Silva Castañeda, comentó que “ya recibimos los resultados de los análisis —efectuados por un laboratorio certificado, contratado por la misma empresa minera— y afortunadamente, arrojan que no hay concentraciones de metales pesados por encima de la Norma Oficial Mexicana, por lo tanto queda descartado cualquier riesgo de contaminación a la salud pública o de daño a los recursos naturales”.
De todas formas, agregó que “a partir del día siguiente a la contingencia, hay un procedimiento administrativo instaurado en contra de la empresa, tiene clausurada la presa de jale desbordada hasta en tanto no la estabilicen y reparen el daño al recurso natural”. Asimismo la minera se hará acreedora de una sanción económica por violaciones debidas a “negligencia en el cuidado del manejo de la presa de jale en fase de abandono”, que podría ser de 50 hasta 50 mil salarios, por cada una de ellas.
Recursos naturales vs recursos económicos
En cuanto a si hubo mortandad de peces, Silva Castañeda dijo que “no se detectó, porque el río lleva varias semanas en su máxima creciente, arrastrando muchos materiales”. El síndico de Bolaños, J. Jesús Becerra Lara, por su parte afirmó que “lamentablemente hay gente que vio en este incidente la manera para darle un toque de amarillismo; sí hay un daño, pero quisieron magnificarlo para buscar que cerrara la empresa”.
En cambio, diferentes testigos refirieron que murieron varios peces. “A mi maestra, después del accidente, la mandaron llamar, porque es de protección civil, para ir a limpiar el río de los peces muertos, porque decían que si no, los indígenas los podían recoger para comérselos”, relató Cindy Conegunda, oriunda de la zona. Dante Gamboa Gutiérrez, dijo que: “El derrame provocó la muerte de animales, ya sea peces, como ganado que toma el agua del río. Todavía no se ven pescados, porque la pérdida fue muy grande”.
Inclusive, un testigo que no proporcionó su nombre, comentó que gente del PRI del municipio, tendría las pruebas de que hubo mortandad de fauna y que inclusive se derramó cianuro en las aguas, pero que no quieren darlas a conocer, por miedo a que por su culpa se clausure la mina y por ende puedan perder las próximas elecciones. Pues la mina es la fuente de ingreso para 250 familias del lugar. “A nosotros nos preocupa mucho de que cierre la empresa, porque aquí las únicas fuentes de empleo son el ayuntamiento y la minera, y si llegaran a clausurarla nos complicaría la vida, ya la economía es muy raquítica por acá”, dijo Becerra Lara.
Por eso, muchas personas consultadas temen que haya habido arreglos entre las autoridades para no afectar a la empresa. “Los dueños están amenazando con irse de Bolaños tan sólo si los van a multar”, declaró anónimamente una persona del lugar. El problema es que no es la primera vez que pasa algo parecido, ya que los entrevistados refirieren que otros derrames se dieron en febrero, el año pasado, hace dos años e inclusive hace 10 años, con consecuente mortandad de fauna.
Por lo pronto las aguas siguen turbias, y en los municipios del cañón de Bolaños, es decir Chimaltitán, San Martín de Bolaños y Bolaños, se sigue “perifoneando” para avisar a la gente de que no se acerque al río. El problema es añejo, pero la solución parece ser siempre la misma: silencio, resignación y que todo siga igual.