Ajetreo en las calles del centro de la ciudad; en una tienda de discos puede escucharse a volumen considerable la canción “Monkey gone to heaven”, de Pixies. Varios adolescentes, entre 14 y 16 años, entran en el establecimiento. Rápidamente se dirigen a la sección de música alternativa; allí comienzan una desesperada búsqueda entre cientos de grupos. Un vendedor los observa, se acerca y les pregunta amablemente si quieren algún disco en particular. Uno de ellos responde: Untouchables, de Korn. El vendedor revisa en la computadora y se da cuenta que no lo tiene. No obstante, le muestra un acetato del mismo título que solicitó, mencionándole que es una edición para coleccionistas. El adolescente, con mirada de desconcierto, toma el disco de vinilo entre sus manos y le pregunta “¿esto qué es?”.
La aparición de nuevos formatos para comercializar la música es una muestra palpable en el avance de la tecnología. Estos cambios, que involucran la relación del consumidor con el mercado, han propiciado nuevos estilos de vida. Para muchos jóvenes, que nacieron a principios de los noventa, resulta verdaderamente extraño imaginar que antes se pudiera adquirir música en vinilos. La llegada del disco compacto a finales de los ochenta resultó ser toda una revolución, que terminó por sepultar al LP y luego al casete. Sin embargo, desde hace unos años es evidente que la supremacía del CD se tambalea. Paradójicamente la tecnología se ha convertido en su principal enemigo.
Industria del disco vs las descargas
La industria discográfica pasa por una etapa crítica, por una estrepitosa baja en sus ventas. Las trasnacionales, encabezadas por SonyBMG, Universal, EMI y Warner Music, aseguran que una de las principales causas de esto, son las descargas gratuitas de música por internet, ya que millones de usuarios utilizan a diario programas de intercambio de archivos. Esto trae como consecuencia que la compra de discos compactos ya no resulte atractiva para muchos, por lo inmediato y práctico de formatos como el MP3. El pionero en la distribución de archivos de música en la red fue el programa Napster. Su popularidad dio inicio en el año 2000 y logró concentrar hasta febrero de 2001, 13.6 millones de usuarios.
Un juicio entablado por varias compañías discográficas ordenó el cierre de los servidores de Napster, en julio de 2001. Esto provocó que los usuarios emigraran a otros sistemas de intercambio. Entre los programas más utilizados se encuentran eMule y Soulseek. La pregunta es, ¿cuánto tiempo más podrá sobrevivir el disco compacto en el mercado? Han intentado establecer mecanismos para disuadir a quienes consumen música gratis por la red. Un ejemplo es la creación de sitios donde por medio de pago electrónico se tiene derecho a descargar los archivos de audio. El más famoso de todos es iTunes. Aún así, existen diferencias y falta de acuerdos entre las empresas para llegar a una solución clara e inmediata y con ello tratar de reactivar la rotación del disco compacto.
Para Enrique Ochoa Rentería, gerente y coordinador de operación de ventas de la cadena MR CD, el panorama sobre el futuro del disco es complicado: “la situación es difícil, pero creo que todavía nos queda vida en el mercado. Pienso que no va morir aquello que sea especial. El producto que contiene una o dos canciones buenas, es el que tendrá más dificultades. El consumidor no pagará por él. Preferirá adquirirlo por otro medio”.
Sobre las estrategias empleadas para mantener vivo el disco compacto, asegura: “hemos dado la sugerencia a las compañías disqueras de ofrecer un extra al consumidor. Esto puede verse en las ediciones especiales, que incluyen presentación en digipack, box set, DVD o últimamente el dual disc. Algo que difícilmente otro medio podrá dar. Creo que el disco ‘quemado’ llegó a un límite. También existe la idea de poner en venta música por internet. Quizá no discos completos, pero sí una base de recomendaciones para los clientes. La idea es fomentar el gusto por la música. En realidad no veo la desaparición del disco de manera inmediata”.
Música independiente
Aunque existe una tendencia de los grupos o proyectos musicales por el manejo independiente y la promoción de música vía internet, se continúan empleando métodos tradicionales, como las grabaciones en disco compacto. Los sellos discográficos de origen independiente buscan el contacto por medio de distribuidoras que los acercan a las tiendas especializadas. En México existen sellos como Noise Kontrol (Isaac Junkie, Mendoza, Balboa) y Noiselab (Zoé, Instituto Mexicano del Sonido, Los Dynamite), que mantienen esta relación con la industria. Así mismo, varios proyectos y colectivos locales difunden su trabajo por la red, sin abandonar la producción del disco. El sitio MySpace ofrece la posibilidad de conocer infinidad de proyectos. Entre sus características está la de permitir, en ciertos casos, realizar descargas de música, pero la experiencia por momentos puede resultar efímera.
El consumidor
Las compañías disqueras para seguir subsistiendo tendrán que tomar decisiones que vayan de la mano con la tecnología. Esto tendrá influencia directa en las preferencias del consumidor. Por el momento, existe una generación que opta por el popular ipod y los archivos digitales.
Ochoa Rentería opina: “lo primero es apoyar al artista y al cliente. Estandarizar precios y seguir especializándose en el producto, en este caso el disco. En el futuro no resulta descabellado imaginar que se comercialice algún tipo de memoria con la discografía completa de los artistas”.
Aarón Guerrero tiene 34 años. Es analista de información y consumidor de música. Su colección de discos es de aproximadamente 800 piezas originales. Respecto al futuro del disco compacto, opina: “me gusta el artwork de los discos. Por ese motivo prefiero tenerlos en físico. Un CD puedes bajarlo de internet, pero no es igual a tenerlo en tus manos y poder apreciarlo. Seguiré comprando compactos. Creo que un punto importante es que existan precios más accesibles y que ofrezcan ediciones que contengan algo especial. Aún así será con menos frecuencia, ya que está el recurso del ipod.”
Conciertos para sobrevivir
Desde hace tiempo para muchos músicos de prestigio las ganancias ya no están en la venta de sus discos. Prueba de ello son los recientes reencuentros de Led Zeppelín, Police, Soda Stereo y Héroes del Silencio, que lograron convocar en sus conciertos a miles de asistentes.
Otra prueba significativa que demuestra la convulsión de la industria discográfica, es el contrato que la cantante Madonna firmó con la promotora Live Nation por 120 millones de dólares. Madonna, quien permaneció por más de dos décadas con la compañía Warner Music y logró vender 200 millones de discos, declaró: “el mundo de la música ha cambiado y como artista y mujer de negocios tengo que moverme” (elpaís.com/17/10/2007).
Según un informe publicado por UBS (una de las firmas financieras más importantes en el ámbito mundial), durante la última semana de diciembre de 2007, las ventas de discos compactos grabados bajaron un 14 por ciento en Estados Unidos.
Para los expertos, la desaparición del disco compacto está anunciada desde hace varios años. Algunos afirman que el formato no se extinguirá en su totalidad, pero quedará relegado ante las nuevas formas de comercializar música. Caso similar es el disco de vinilo, que continúa fabricándose, pero a menor escala. Por tal motivo, las próximas generaciones seguramente verán al disco compacto como algo ajeno e incluso extraño.
El caso Radiohead
Hace unos meses, el grupo inglés Radiohead, decidió dar un revés a la industria del disco, al poner a la venta mediante descarga de audio, su más reciente producción, titulada In rainbows. La particularidad fue que sus seguidores y el consumidor de música en general, tuvieron la posibilidad de pagar por este material lo que desearan. El hecho tomó gran dimensión, porque Radiohead es una de las agrupaciones más veneradas en la actualidad.
Con esta acción se dio por concluida su relación con la trasnacional EMI Capitol y el grupo pasó a manejarse de forma independiente. Según estadísticas publicadas por la empresa Comscore, lo máximo pagado por In rainbows fueron ocho dólares. Sin embargo, más del 60 por ciento de quienes descargaron el archivo no pagaron ni un solo centavo. El principal manifiesto de este acto fue poner en evidencia los altos precios que se pagan hoy por un disco compacto.
Aun así, In rainbows fue editado en formato de CD e incluso en LP, bajo la compañía XL Recording. Thom Yorke, líder de la banda, recientemente declaró: “para nosotros es importante contar con un disco físico. 80 por ciento de las personas sigue comprando música de esta forma”.
Otros de los músicos que han puesto el dedo en la llaga, son Prince y Trent Reznor de Nine Inch Nails. El primero regaló su disco Planet earth, distribuido por el periódico británico The Mail on Sunday. Esta forma de promoción le costó cerca de 250,000 libras, según un cálculo de la cadena británica BBC. La estrategia fue un buen anticipo para sus conciertos, en los que entregaron copias gratuitas de Planet earth.