Si una persona es portadora de hepatitis B o C y adquiere COVID-19 puede desarrollar una enfermedad pulmonar más severa, con peor pronóstico. De ahí la necesidad de que extreme precauciones para reducir el riesgo de ser infectada con el coronavirus, advirtió Javier Pinedo Gómez, médico adscrito al servicio de Gastroenterología, de la unidad Dr. Juan I. Menchaca, del Hospital Civil de Guadalajara (HCG).
A propósito del Día Mundial contra la Hepatitis –que se celebra este 28 de julio–, el especialista advirtió que hay pacientes infectados con hepatitis B o C que desconocen que lo están, pero todos, incluidas las personas sanas, deben de seguir las recomendaciones de higiene y las enfocadas en disminuir los riesgos de adquirir el coronavirus, como permanecer en casa, lavado de manos, uso de gel con base alcohólica, sana distancia, uso de tapabocas y careta o mascarillas protectoras.
La hepatitis B y la C no son enfermedades que se presenten abruptamente, casi siempre se descubren en el transcurso del diagnóstico de otra enfermedad.
Pinedo Gómez explicó que son tres los virus de hepatitis más comunes en la población mundial: los tipos A, B y C. Menos de 1 por ciento de los pacientes infectados con el virus de la hepatitis A llega a desarrollar insuficiencia hepática severa. Los demás presentan dolor corporal, fiebre, dolor abdominal en la parte superior; y adquieren un color amarillo en los ojos y piel, de manera transitoria.
Los virus B y C se caracterizan porque viven dentro del hígado y se alimentan de nutrientes propios de las células de este órgano. Son capaces de inducir hepatitis crónica, además de cirrosis hepática y cáncer de hígado.
El investigador del Centro Universitario de Tonalá (CUTonalá), de la Universidad de Guadalajara (UdeG) Juan Antonio Flores Jiménez, explicó que la hepatitis es una lesión o daño que se produce al nivel de los hepatocitos, es decir, las células que hay en el hígado, y puede deberse a diferentes agentes causales, los más comunes son los virales, aunque hay medicamentos que pueden generarla, como también el alcohol e incluso algunos hongos que están en el campo.
https://www.who.int/features/qa/76/es/
Dijo que en el renglón de las hepatitis virales se encuentran las A, B y C, y agregó que la A es adquirida a través de alimentos contaminados. Se comporta más como una infección intestinal, con náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea, y tiene una evolución benigna. No hay secuelas, es frecuente en población pediátrica y adultos jóvenes. En México hay entre 18 mil y 20 mil casos por año. Esta enfermedad puede ser prevenida mediante una vacuna.
La hepatitis B puede ser autolimitada. Es decir, el propio paciente puede curarse de la infección o puede tener una evolución crónica, durar con la infección activa durante muchos años. En México se registran alrededor de mil casos de la enfermedad por año. Quizá el número sea mucho mayor, pero hay que tomar en cuenta que hay gente cuyo organismo inactiva el virus y se cura.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que la transmisión puede ocurrir por vía sexual. Pero otras vías son a través de perforaciones en la piel o piquetes con agujas infectadas u objetos punzocortantes, a través de sangre, y de la madre al hijo por vía perinatal.
La hepatitis B puede ser de 50 a 100 veces más infecciosa que el VIH. La vacuna contra la hepatitis B tiene una eficacia de 95 por ciento para la prevención de la enfermedad crónica y protege durante 20 años. Desde 1982 se han administrado más de mil millones de dosis en el mundo.
El paciente con hepatitis C pudo haberse infectado hace 25 o 30 años y no desarrollar muchos síntomas, hasta que empieza con enfermedad hepática o cirrosis. Se estima que hay en México entre 400 mil y un millón 400 mil personas infectadas. El medicamento tieneuna tasa de éxito arriba de 90 por ciento.
La hepatitis tipo C puede transmitirse a través de sangre contaminada, por compartir material de inyección, por transfusiones y, de acuerdo con la OMS, son menos frecuentes a través de la vía sexual y de la madre al hijo.
El investigador Flores Jiménez dijo “que no se ha demostrado que la vía sexual sea una forma de transmisión para la hepatitis C”.