En el siglo XX la discusión intelectual sobre el desarrollo social incluyó la preocupación sobre el poco interés que las políticas de Estado prestaban a la cultura. El poder integrador de la cultura ha sido citado infinitamente en los discursos políticos, sin embargo en sociedades como la mexicana aún no conseguimos construir puentes entre ese universo y el de las diversas realidades que definen al país.
Este martes y miércoles la Secretaría de Cultura de Jalisco (SCJ) abre la puerta a una discusión con la comunidad artística y cultural local con la intención de crear una agenda que responda a las dinámicas y necesidades actuales del estado. El Primer Foro: Enfoques Culturales, de acuerdo con la convocatoria de la SCJ, pretende “mantener un diálogo de participación ciudadana a favor de la diversidad cultural y de la construcción de la política cultural de Jalisco.”
A todos nos queda clara la importancia que tiene la participación de los ciudadanos y de la sociedad civil organizada en los proyectos sociales que emergen del Estado, sin embargo hay muchas razones para detenernos a medir claramente los efectos que puede tener este Foro.
El Foro organiza la cultura en seis grandes temas: espacios escénicos, espacios expositivos, patrimonio y memoria, lengua, literatura y lectura, identidades y culturas urbanas y finalmente economías culturales. Académicos, especialistas y creadores seleccionados previa convocatoria discutirán sobre asuntos como la promoción y difusión de las artes, nuevos públicos, la identidad de Jalisco, la vocación de espacios dedicados a la cultura, la conservación de bienes patrimoniales y las industrias creativas, entre muchos otros temas. Con la asistencia del público los encargados de coordinar las distintas áreas en la SCJ moderarán las discusiones.
Con otros nombres y en distintos niveles, estos encuentros, necesarios sin duda, han ocurrido tanto a nivel municipal como estatal sin que hasta el momento pueda verse un impacto real. Cada Administración abre inicialmente un espacio para el encuentro y la socialización de lo que todos sabemos, sin que hasta el momento esto se traduzca en políticas que hagan crecer el impacto del trabajo cultural ni su cobertura, aunque las numeralias sexenales insistan en la multiplicación. ¿Qué debe ocurrir para que consigamos dar ese paso?
En principio pensemos en que hay una buena intención que cuenta además con estrategias de inclusión de los resultados que trasciendan su publicación. Más allá de la legitimación que naturalmente busca este Foro, habrá que considerar la participación de todo el cuerpo de trabajadores de la cultura. La enorme nómina de la SCJ suele mantenerse al margen de todas estas ideas con las que cada Administración inicia con la mejor intención de cambio y se mantiene con dinámicas inerciales que impiden el avance.
Para que este encuentro demuestre su valor, habrá de considerarse como meta que quienes se desempeñan en los centros culturales, los museos, los foros y espacios escénicos, las escuelas de música e incluso en las oficinas, sepan verdaderamente cómo funciona la ruta económica de la producción cultural y artística, y qué papel juega cada uno en el proceso de creación, difusión y exhibición. El trabajador de la cultura es un eslabón importantísimo que no termina de valorar sus tareas ni el lugar que ocupa en el proceso. Lamentablemente en la dinámica actual nacional la comunidad creativa —principal disparador de la ruta de producción cultural— es el menos beneficiado en el proceso al que él mismo da vida. Esperemos se considere este factor en el proyecto de la actual SCJ.