Convencido de la unión de los países europeos desde sus inicios, el doctor Enrique Barón, a partir de que revistió el cargo de Ministro de Turismo, Comunicaciones y Transporte en el primer gobierno democrático de España, promovió y gestionó las negociaciones de adhesión de su país a la Comunidad Europea.
Al terminar la dictadura fue diputado constituyente en España, para luego entrar activamente en 1986 en el Parlamento Europeo, institución de la que fue presidente en el periodo 1989-1992.
El también ex presidente de la Internacional Socialista, es autor de varios ensayos y artículos sobre temas políticos, económicos y sociales, entre los cuales “Europa, Pasión y Razón” y “El error del milenio”. En su último libro Las Américas insurgentes: independencia-integración, propone una reflexión sobre el proceso de emancipación en Latinoamérica y, con base en la experiencia del viejo continente, pronostica un modelo de interrelación entre los países iberoamericanos que les permitiría convertirse en un importante referente tanto político como económico en el contexto internacional.
¿En qué consiste la relación entre independencia e integración en América Latina?
Hay una cosa muy curiosa que no se reivindica muy a menudo, se habla de las “Repúblicas en el aire”, pero no de un proceso que conduce a la creación de un conjunto de Estados que configuran una relación estable, en una nueva manera de relacionarse en la historia, cosa que en Europa tarda mucho más. Y luego hay otra cosa, que a partir del pronunciamiento de las independencias, siempre hay la afirmación de una identidad y de una aspiración común, que no se ha concretado de una manera precisa en un nuevo tipo de organización política, pero que se ve que existe.
¿Constan en la actualidad las bases para desarrollar un proceso de integración en AL?
Es curioso porque los padres fundadores consideraban que esto era un hecho que ya existía. Las partes se han ido configurando y están allí, y los desafíos que hay que resolver conjuntamente también. Entonces yo creo que la experiencia demuestra, sobre todo a partir de desastres y barbaridades, que todavía los iberoamericanos no han hecho como nosotros, que con voluntad y perseverancia se pueden cambiar las cosas. No hay ningún tipo de condicionamiento fatal o maldición bíblica que te impida hacer esto, además es una exigencia para poder sobrevivir en el mundo actual.
¿Ha llegado el momento para AL de aprovechar sus posibilidades?
Este es un momento positivo ya que en una situación de crisis como la actual toda Latinoamérica está viviendo un periodo de bonanza, entonces hay que saberlo aprovechar. Países que estaban siendo objeto de tratamientos duros y de vigilancia hace no más de 15 años, como México, Brasil y Argentina, hoy en día son miembros del G20. Creo que hay mucha tarea que hacer en cuanto a justicia social, el desarrollo y la potenciación de sectores como la educación, la sanidad y la seguridad ciudadana, pero hay que saber aprovechar las oportunidades. Nosotros europeos básicamente nos hemos unidos para valorizar la capacidad de presencia que te da tu fuerza demográfica, económica y política. Latinoamérica desde el punto de vista de población y de posibilidades es más que nosotros, en la medida en que se una podrá tener un protagonismo político y económico que pesará mucho en el mundo.
En este sentido, ¿qué es lo que logró Europa y que le falta a AL?
La Unión Europea somos 27 Estados, tenemos una unión con personalidad jurídica, es decir que puede hablar en nombre de todos de cara al exterior; tenemos una unión económica y monetaria, con una moneda que funciona y que es de reserva del mundo; tenemos una ciudadanía común y un espacio interior sin fronteras, es algo que caracteriza Europa como un sujeto. Cuando venimos a alguna cumbre en AL, nos llama la atención que nuestros amigos latinoamericanos nos critican por problemas internos de Europa, pero nos regañan como si ellos fueran una entidad política también. Póngase ustedes de acuerdo para criticarnos, nosotros mejor o peor, tenemos unas normas que aplicamos en una comunidad de derecho, en cambio de momento para los latinoamericanos hay esta identidad y aspiración, pero luego cada uno va por su cuenta.
¿Hay la posibilidad de que Iberoamérica establezca acuerdos con Europa para contrarrestar a potencias económicas como China?
La buena noticia es que el mes pasado Europa concluyó el acuerdo de asociación con América Central para reabrir el mercado. Sin embargo, como decía antes, en la cumbre de Viena de EUROLAT hace dos años, por ejemplo, cuando hay que hablar de comercio y relaciones, para Europa habla el presidente del consejo o el comisario en comercio, en cambio para AL hay siete voces distintas y a veces contradictorias. Esto nos plantea ciertos problemas, como por ejemplo con MERCOSUR, allí no hay nada que hacer. Cuando conseguimos hacer el acuerdo de asociación con México, Chile, Brasil, qué más querríamos haberlo hecho también con la comunidad andina, pero no somos nosotros que nos salimos de ella o que dice que no quiere negociar, como hicieron Venezuela y Bolivia, pero sólo podemos lamentarlo, mas no imponérselo, entonces acabamos hablando con quien quiere hablar con nosotros.