El fenómeno del turismo religioso en México tiene una potencialidad que no se ha sabido aprovechar. En el país, de 288 elementos declarados patrimonio cultural inmaterial por la UNESCO, 72 tienen una raíz religiosa. Esto quiere decir que el 25 por ciento de estos sitios que surgieron a causa de la devoción de los feligreses, son reconocidos por su valor cultural a nivel mundial.
De acuerdo con una investigación que realizan académicos de la Universidad de Guadalajara y la Universidad Complutense de Madrid (UCM), estos destinos tienen carencias en infraestructura y servicios que complican el desarrollo social de las comunidades o ciudades, y ponen en peligro la salud pública de los turistas y residentes.
Según Rogelio Martínez Cárdenas, integrante del cuerpo académico Relaciones Sociales, Cultura y Desarrollo, del Centro Universitario de los Altos (CUAltos), “el estado de Jalisco cuenta con al menos cinco grandes centros religiosos; cuatro católicos, que son San Juan de los Lagos, Santa Ana de Guadalupe (Santo Toribio Romo), las vírgenes de Zapopan y Talpa, además de uno no católico, que es la Iglesia de la Luz del Mundo”.
Estos sitios han generado dos rutas turísticas importantes: “La ruta del peregrino”, que va de Ameca a Talpa y tiene una tradición de cerca de 200 años, y que, además, ya ha recibido presupuesto por parte de la Secretaría de Turismo de Jalisco para su consolidación. Y está “La ruta cristera”, que recorre seis municipios de la Región Altos de Jalisco, y que por su afluencia ya representa un atractivo turístico importante para la economía de la zona. Además, en agosto de cada año se celebra la Santa Convocación de la Iglesia de la Luz del Mundo, que atrae a cerca de 300 mil visitantes nacionales y extranjeros.
Martínez Cárdenas, quien trabaja en conjunto con otros investigadores en la Facultad de Geografía e Historia de la UCM, sostiene que “cada vez está más asociado el fenómeno religioso al turismo y al reconocimiento cultural en las manifestaciones, llegando, en el caso europeo, a la musealización de las catedrales y el reconocimiento como patrimonio europeo, por ejemplo, del Camino de Santiago, en España, que además de su parte devocional tiene un componente altamente turístico, sólo por citar un ejemplo que se ha querido repetir en Jalisco”.
Estas dos instituciones han comenzado a gestionar una colaboración con el grupo de investigación en turismo de la Universidad de Loyola, en Córdoba, y de la Universidad de Córdoba, ambas de España, con miras a crear un convenio de estancias académicas que abone a la generación y aplicación de la materia.
Actualmente, existen discrepancias entre los especialistas del tema sobre “sitios que normalmente no son puestos en la mira del turismo, aunque lo tienen. A pesar de que los visitantes son en su mayoría peregrinos, existe todavía un debate si son turistas culturales o no. La realidad es que los sitios enfrentan el mismo problema que las ciudades turísticas convencionales, es decir, un exceso de demanda de servicios tanto alimenticios, hoteleros, de transporte, comerciales, incluso de salud. Es por ello que es necesario comenzar a realizar planes de gestión para estos lugares y puedan hacer frente a sus necesidades de crecimiento de manera ordenada”.
Si bien existe una clara diferencia entre sitios de esta naturaleza en México y en España, la manera de gestión debe ser similar. En este caso, “el problema es cómo atender al visitante y a la población local. Mientras no se entienda que son ciudades turísticas por recibir a las personas, sin entrar en el debate de la motivación del viaje sino sólo en su comportamiento de demanda de servicios, siempre tendremos ciudades con problemas de contaminación, riesgos sanitarios y expulsoras de gente a otras ciudades o el extranjero. Como sucede en los Altos de Jalisco, que cuenta con dos de los santuarios más importantes del país, y donde la gente se sigue yendo de su tierra natal en busca de una mejor posibilidad de vida”, asegura el economista de la UdeG.
Algunas de las propuestas hechas por este grupo de investigadores para atender a las necesidades más cercanas son la creación de infraestructura, capacitación a los empresarios que atienden al visitante, servicios de recolección de basura, áreas de servicios sanitarios e, incluso, tuberías sanitarias y de agua potable para los lugares de atención.