La vejez no debe ser vista como un problema, sino como una oportunidad para encontrar los potenciales de las personas mayores, porque la población de todo el mundo está experimentando un rápido envejecimiento. Hoy existen más de 670 millones de personas mayores de 60 años, pero dentro de las próximas cuatro décadas, serán más de mil millones en el mundo.
De visita en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la doctora íšrsula Lehr, una de las gerontólogas y gerontopsiquiatras más reconocidas, señaló que “la longevidad es un reto. Debemos optimizar el desarrollo, obligar a un estilo de vida saludable y a una conducta preventiva. La sociedad tiene que hacer lo posible para prolongar el periodo de vida activa y saludable. Debemos discutir sobre los cambios en las poblaciones para poder envejecer con un bienestar psicosocial sin ninguna dependencia”, afirmó durante su conferencia “El cambio demográfico, un desafío para la comunidad, la economía y el comercio”.
“Las pirámides de la población en México registran actualmente muchas personas jóvenes de entre 10 y 20 años, pero la población anciana aumentará y la joven disminuirá”, indicó la experta y comparó la situación con Alemania, en donde habitan medio millón de personas de 90 años, pero en 2050 serán más de dos millones de personas mayores.
Contrario a la imagen del envejecimiento que muchos tienen, la mayoría de las personas mayores son capaces de tener actividades productivas, ya que la salud y el bienestar no disminuyen con la edad, afirmó la doctora Lehr.
Ciudades amistosas para ellos
El envejecimiento no precisamente quiere decir un declive de las habilidades y al promover ambientes amigables para las personas mayores, este grupo de edad gozará de mayor independencia.
“Ciudades con estructura y servicios que apoyen la productividad de los adultos mayores, el cual no es un grupo homogéneo, sino diverso. Las condiciones de la pavimentación, como banquetas angostas o adoquines en mal estado, o escaleras sin barandales, son problemas para los adultos mayores, que sufren caídas y la consecuencia es que se volverán dependientes de un cuidador o de una silla de ruedas”.
La doctora Lehr poseedora de varios títulos honoris causa, exmiembro del parlamento alemán, y autora de más de 700 publicaciones, insistió en la necesidad de que el adulto mayor se plantee qué puede hacer por su sociedad y por su propia salud.
“El humano improductivo está en mayor riesgo de enfermedad y de dependencia económica. Una política para las personas mayores que mantenga sus competencias garantizará un envejecimiento seguro y que a la vez encuentre soluciones a los problemas del anciano dependiente y frágil”.