Entender que la inteligencia artificial se trata de un medio y no de un fin, tendrá mayores beneficios a nivel educativo
Laura Sepúlveda Velázquez
En la medida en que la tecnología va avanzando se van perdiendo acciones educativas, como la escritura manual, que permite una conexión entre el lenguaje, el pensamiento, la motricidad fina y la consolidación de procesos de aprendizaje que no son más que la creación de redes neuronales en el cerebro.
Baudelio Lara García, profesor investigador del Centro de Estudios sobre Aprendizaje y Desarrollo, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), explicó que ante esto es necesario preservar que la educación no se convierta solamente en un tipo de actividad visual en la cual parece que aprender significa ver, cuando en realidad aprender, como por ejemplo en la escritura manual, implica la interacción no sólo de un sentido, sino de muchos como el tacto, el oído, la visión y las interacciones que se dan cuando un niño pequeño está en contacto con sus compañeros, con la escuela o con la familia en el acto de aprender.
Lara García consideró que la escritura a mano tiene algunas ventajas sobre la escritura que se realiza a través de teclados, porque aquélla se relaciona con el desarrollo de las habilidades motoras finas, como por ejemplo, entre el ojo y la mano. Además de que cuando un niño está escribiendo a mano, el proceso no se reduce a apretar una tecla, sino que le requiere una mayor atención.
Es necesario preservar que la educación no se convierta solamente en un tipo de actividad visual en la cual parece que aprender significa ver.
“No podemos resguardar a los alumnos de la inteligencia artificial, lo que tenemos que hacer es aprovechar las posibilidades que nos da para insertarla en los procesos educativos que estamos realizando, es decir, cómo usar inteligencia artificial para corregir textos, evaluar a los alumnos, hacer programas de fácil diseño, retroalimentar, evaluar nuestro propio rendimiento, sintetizar información, hacer búsquedas más finas, pero todas estas actividades requieren de los docentes y de la comprensión de la escuela misma”.
Compartió que la gran falacia de la inteligencia artificial es creer que va a venir a resolvernos todos los problemas, cuando se trata simplemente de algoritmos o de programas que hacen cosas que nos sorprenden, pero que en realidad no piensan por sí mismos.
“Sí tiene muchas ventajas lingüísticas, porque básicamente está diseñado a través de reglas del lenguaje que la aplicación usa mejor que nosotros. En la medida que no perdamos de vista de que se trata de un medio y no de un fin la inteligencia artificial tendrá mayores beneficios, evidentemente hacerlo implica que los profesores y que los alumnos vean esto y afronten la realidad, que ya está aquí, pero que traten de bajarlo a un contexto educativo en el cual tiene sentido formativo”.