Escuelas aún romantizan violencias de la Independencia de México

Académico del CULagos realiza estudio antropológico en escuela primaria, sobre la enseñanza-aprendizaje de la violencia y el poder de los hombres en la historia de México

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Una historia de hombres (siempre hombres) fuertes, invulnerables, poderosos, casi impolutos, es lo que docentes siguen contando en muchas de las aulas de primaria en México.

De esto dan cuenta Ángel Christian Luna Alfaro, investigador del Centro Universitario de los Lagos (CULagos), junto con Petra Armenta Rodríguez (de la Universidad Veracruzana), en el artículo Enseñanza-aprendizaje de la violencia y el poder de los hombres. El caso de una escuela primaria del sur de Veracruz.

Se trata de los resultados de un estudio etnográfico sobre cómo la enseñanza de la historia masculinizada de la Independencia contribuye en mantener la idea de arraigo de poder y la violencia de género.

Esto, a partir de de grupos focales con niñas, niños, padres y madres.

«Vimos que sale a relucir el poder y la violencia de una forma romantizada».

«Por ejemplo el hecho de sentirse orgulloso de portar un arma, de matar a ‘los malos’, como lo llegó a hacer cualquier supuesto héroe de la Independencia», situación que consideró grave en el contexto actual del crimen organizado en el país.

«En todo momento detectamos esta problemática, donde se reproducen los machismos y elementos de sumisión».

Todo esto se refuerza con los desfiles, festividades y demás actividades conmemorativas, pues siguen recreando la idea de «hombres orgullosos de ejercer violencia, de ostentar poder y dejar de lado la participación de mujeres».

«Seguimos enseñando historia de bronce, una de hombres para hombres, de hombres ilustres, guerreros y poderosos que saben usar armas, mientras las mujeres se tienen que quedar en casa y si acaso nombran a Josefa Ortiz de Domínguez y lo hacen como esposa de alguien que colabora de alguna manera en el levantamiento armado que convoca Hidalgo desde Guanajuato, pero no hay más».

¿Pero cómo ocurre esto? Luna Alfaro comenta que esto parte de docentes que replican prácticas culturales dominantes sobre el conocimiento científico y de perspectiva de género.

«Existe un currículo oculto. La gente termina haciendo lo que puede con los elementos que tiene a la mano para dar clases, pues dan clase como lo aprendieron desde su casa».

«Generalmente no enseñan con elementos formales como lecturas académicas y no tienen formación», expresó el académico.

«Saben cómo dar clases, pero no saben los temas y no los dominan».

Indicó que si bien el machismo es estructural y no es total responsabilidad del sistema educativo, éste sí permite que se reproduzcan visiones de violencia y de poder.

«Parece, con en el caso que estudiamos, que el sistema educativo, que no está sensibilizado, agudiza los problemas que se vienen arrastrando desde los hogares».

Lamentó que cada vez las carreras afines a la Historia, en México, pasan por una crisis profunda y hasta están desapareciendo; pero elogia que desde la Universidad de Guadalajara se han posicionado distintos programas educativos al respecto.

Otro problema, que merma una enseñanza óptima, es que personas que no tienen formación especializadas en el tema ocupen plazas de docentes; pues, dijo, hay quienes son profesionales de la salud dando clases de ciencias sociales.

«La gente da historia bajo el sistema del currículo oculto, que emana de su capital cultural, de lo que aprendió y lo que consideran; entonces, no se enseña una historia crítica».

«No hay manejo bibliográfico y en algunos casos desprecian las ciencias sociales, piensan incluso que se trata de memorizar fechas y personajes, que principalmente son masculinos».

Un obstáculo más es la burocracia del sistema educativo, que obliga a profesores a enfocar sus energías a ganar puntos o cumplir con las peticiones de llenados de formatos, lo que les aleja de la educación continua

«No les queda tiempo para educarse», expresó Luna Alfaro.

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