Desde los diez años el deporte ha formado parte de la vida de Esperanza Marcela Hernández Aguayo, jefa de la Unidad de Servicio Social de la Universidad de Guadalajara. Inició como corredora de pista para después incursionar en pruebas de medio fondo y otras disciplinas, hasta llegar al triatlón, que desde hace siete años se ha convertido en su pasión.
Su trayectoria en este deporte da cuenta de varios eventos en distancia sprint y olímpica, además de las máximas pruebas: dos Ironman, que implican distancias de 3.86 kilómetros de natación, 180 kilómetros de ciclismo y 42.2 kilómetros de carrera a pie, y tres medios Ironman (1.9 kilómetros de natación, 90 kilómetros de ciclismo y 21.0975 kilómetros de carrera).
En su última participación, hace unas semanas, se ubicó en el primer lugar de su categoría y cuarto general en el Medio Ironman MayanMan 2019, celebrado en Quintana Roo, con un tiempo de 5.29 horas.
¿Cómo nace tu gusto por el deporte?
Yo empecé como atleta a los diez años, siendo corredora de pista, después fui corredora de medio fondo, de maratón y medio maratón. Después tuve la oportunidad de practicar otros deportes como la montaña, la escalada, ciclismo de montaña y posteriormente incursioné en el triatlón, que combina natación, ciclismo de ruta y correr. No sabía nadar, comencé a tomar clases de natación, y en una ocasión vi en un programa una reseña de un Ironman, y así quedó. Después supe que era una prueba muy complicada, me preparé e hice uno completo en Cozumel y quedé en lugar 13 del mundo, con un tiempo de 13 horas. Ahora por el trabajo ya no puedo entrenar para esas distancias, ahora sólo compito en medio Ironman, ya que además estoy haciendo un doctorado y eso me lleva mucho tiempo.
Platícanos de tu última participación.
Quedé en primer lugar de mi categoría y cuarto lugar general, es una competencia un poco atípica, es más complicada porque las condiciones no son las que habitualmente se compite, en el caso de la natación se hace en una parte de la selva entre Tulum y Playa del Carmen, el ciclismo sobre la carretera federal y la corrida es al interior de la selva en algunos senderos en una reserva ecológica y eso hace que exista más humedad y calor, y además la última prueba de corrida es la más extenuante por las horas de desgaste y la hora en que termina, yo hice 5:29, estaba corriendo alrededor de las 11:30 y el sol está a plomo.
¿Qué te ha dejado el triatlón?
He trabajado mucho la distribución del tiempo, mis prioridades, la disciplina, porque no sólo se entrena dos veces al día, además se tiene que comer bien. Es un deporte que requiere que el atleta este bien alimentado por las horas de desgaste. Los entrenamientos de fin de semana son de entre 6 y 7 horas, hay que estar bien hidratado, alimentado, se tiene que dormir entre siete y ocho horas, que en mi caso a veces no sucede, pero se requiere del descanso que es parte de la recuperación de los músculos y para evitar lesiones, además se sacrifica tiempo con los amigos, familia y actividades recreativas.
¿Cuáles son tus planes?
Tengo el plan de clasificar al mundial en categorías y representar a México, a mi estado y universidad, esto para el 2020, voy a comenzar de nuevo mi ciclo de entrenamiento, ahora para una distancia más corta que demandará menos horas de entrenamiento, pero serán más intensas y espero clasificar a inicios del próximo año. La competencia será entre agosto y octubre.
¿Qué te motiva?
El ejemplo para mis estudiantes. En el Centro Universitario de Tonalá, hace tres años cuando yo ingresé como profesora, era un centro nuevo y un grupo de estudiantes y yo comenzamos a tener actividades físicas dentro del plantel. Yo había dejado un poco el deporte por la carga de trabajo, pero entendí que el ejemplo era muy importante para los jóvenes, ya que de pronto les es complicado combinar la actividad deportiva con la escuela. El orden de un individuo no solamente viene en los hábitos de estudio sino de mantener el cuerpo físico y la parte psicológica lo más sana posible.
