“Mi Pueblo”, el último reflejo de la provincia mexicana
Exposición del Mupag explora, a través de imágenes y texto, el fenómeno de un tipo de periodismo que contribuyó a recuperar la memoria colectiva de sucesos históricos acaecidos en una remota región ubicada entre Jalisco y Zacatecas
TEXTO Y FOTOS: ALBERTO SPILLER
La primera vez que me topé con algunos de los 150 ejemplares del periódico Mi Pueblo fue allá por 2007, cuando llegué a trabajar a Radio UdeG en Colotlán. Lo primero que me llamó la atención fue el sabor del lenguaje, tan rico y honesto como el de los corridos, con el que se narraban desde los hechos más cotidianos hasta las gestas de héroes desconocidos, protagonistas de la historia local, o mejor dicho, de la microhistoria. También dije que, si me decidiera un día a entrar a una maestría, mi tesis la haría sobre esa publicación que vio la luz en 1978 en un pueblo de la zona Norte de Jalisco: Mezquitic.
Se lo comento a Luis de la Torre, uno de los fundadores de Mi Pueblo, el día de la inauguración de la exposición dedicada a ese periódico, organizada por el periodista Francisco Vázquez Mendoza en el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas (Mupag).
“Deberías hacerlo”, me dice él, un señor de más de 90 años, boina y saco, sentado en su silla de ruedas, “porque es el testimonio del último momento de provincia en México”.
Al decirlo junta las manos, gesto que haría varias veces durante la tarde del evento, en una actitud que inevitablemente transporta a la portada de un ejemplar de Mi Pueblo colgada detrás de él, que forma parte de la exposición y ostenta una pintura de Gerónimo de León, artista de aquella región, originario de Totatiche, que plasmó imágenes del campo mexicano durante el Porfiriato: un Cristo crucificado que observa una escena campirana.
Porque ese es justamente el material del que se abrevó el periódico durante 25 años, hasta el 2003 cuando dejó de imprimirse, “la materia prima de Rulfo” explica De la Torre, “nomás que él lo eleva a otras dimensiones”. Ese “México entrañable”, agrega, “pecador y creyente, el pueblo como espejo de todas las pasiones universales”.
Pero en el 78, cuando apenas estaban terminando la carretera de terracería que conectaba Mezquitic con el resto del mundo y el presidente municipal de entonces, Ignacio Bonilla, le propuso a De la Torre convertir el boletín que estaba haciendo en el municipio en un periódico, pese a las buenas intenciones, aún no había claridad sobre cómo lo harían.
“Era mi mente la que estaba pensando en ello, pero no me animaba porque no sabía escribir, nomás había terminado cuarto de primaria”, dice De la Torre, quien fue durante toda su vida caricaturista de Excelsior, gracias a lo cual pudo financiar e imprimir durante 25 años Mi Pueblo. “Yo le dije a Bonilla, ‘encantado, es lo que ando buscando’. Así comenzó el periódico, con ocho páginas y termina con 36”.