Fotos: Coordinación de Comunicación Social UdeG

“Bajo la teoría darwiniana es mejor el que se sabe adaptar, pero los humanos no hemos dado tiempo para que la vida se adapte. El reto de las universidades hoy es movernos rápido, empezar a actuar para mantener no sólo la educación, sino la titulación vigente”.

Así lo señaló el Rector General de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva Lomelí, en la mesa “La universidad del futuro”, en el marco de FIL Pensamiento, y en la que también participaron la Presidenta del Colegio de México, Silvia Giorguli Saucedo; la Rectora de la Universidad de Valencia, España, María Vicenta Mestre Escrivà; el Rector de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas; el Rector de Universidad de Barcelona, España, Joan Guàrdia Olmos y como moderador Enrique Cabrero Mendoza.

Villanueva Lomelí subrayó que la velocidad con la que se mueve el mundo actual hace que la tecnología tenga un brinco de 100 años en menos de una semana.

“Como rector me preocupo por el bien de la humanidad. Las universidades somos entes civilizatorios, la institución más bonita, más pensada, más maravillosa que ha civilizado la humanidad y que nos ha sacado de vivir en las cuevas para vivir en una ciudad. Sin embargo, me doy cuenta de que no logramos cambiar planes de estudio, ni motivar a los estudiantes a cursar carreras de ciencia y tecnología, que son las mejores pagadas y las que la sociedad necesita”, añadió.

“El problema es que el mundo sigue creyendo que todo está dicho bajo el lenguaje de la economía, cuando debería ser desde un enfoque social, filosófico y ético; sin miedo a perder el monopolio educativo pero procurando mantener el de la titulación, el saber y el conocimiento”, concluyó Villanueva Lomelí.

El futuro de la democracia y la diversidad política

Los valores democráticos contemporáneos como la libertad, la justicia y la igualdad quedaron desconectados por la falta de contexto, en específico, por el agotamiento del concepto Estado-nación, cuyo poder ya no está en las armas ni en las guerras, sino en la información y las tecnologías.

Lo anterior lo destacaron especialistas en la mesa “¿Democracia es una mala palabra? Digamos mejor agencia”, en el marco de la 38 Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en el programa de FIL Pensamiento.

Así, la libertad de opinión y de prensa, que no es exclusiva de periodistas ni de los dueños de los medios de comunicación, sino un derecho de todos los ciudadanos, es un debate sustituido por el papel de las nuevas plataformas, sostuvo el fundador del diario español El País, José Luis Cibrián.

“Hay un gran debate sobre cómo se forma la opinión pública y se acusa a los influencers, a la confusión que generan las redes, a la intervención de los poderes extranjeros. Se acabó el contexto en que la democracia funcionó, y ahora tenemos un mundo globalizado donde el poder no está en el poder, en el dinero y las armas, sino en la tecnología”, añadió.

La escritora, lingüista, traductora, investigadora y activista ayuujk (mixe), Yásnaya Aguilar,  habló de otros de los valores democráticos: la diversidad y la participación, que no se reproducen en regímenes democráticos sin apertura de otros sistemas políticos.

“Que siguen existiendo y que han existido en un mundo en el que tenemos un monocultivo sociopolítico, el modelo Estado-nación porquedesde mi experiencia, crecí en un sistema político distinto, no es un Estado-céntrico, es un sistema denominado como comunalidad a través de una asamblea”, destacó.

Desapariciones en Jalisco

Jalisco está sumido en una crisis humanitaria por la desaparición de personas que suman 15 mil 348, casi 6 mil 746 más que el sexenio anterior. A la tragedia se suman una serie de factores: la dilación en la publicación en fichas de búsqueda, la falta de aplicación del protocolo homologado y ostentar el primer lugar nacional en personas desaparecidas localizadas sin vida en fosas clandestinas.

“Es una crisis humanitaria, no se le puede llamar de otra manera; tan sólo en octubre hubo 300 nuevas denuncias de desaparición. Hemos valorado que la situación refleja un patrón de violencia semejante al de un territorio, zona o país en conflicto o en situación de guerra”, así lo planteó Carmen Chinas, Coordinadora del Comité Universitario de Análisis en materia de Desaparición de Personas, en la presentación del estudio “Desaparecer en Jalisco. Diagnóstico y propuestas”, en FIL Pensamiento, programa organizado por el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).

En el marco de la 38 Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), la investigadora denunció cómo prevalece la dilación de las autoridades para levantar las denuncias de los familiares, muchos de los cuales no denuncian “y, de acuerdo con colectivos, la cifra puede estimarse en el doble, es decir, 30 mil personas desaparecidas”.

Además, dijo, Jalisco duplica la media nacional de personas localizadas sin vida con 15.6 por ciento, frente a 7.73 por ciento nacional.

“No todos los casos se registran, ni todas las personas denuncian, ni tampoco las personas desaparecidas con denuncia aparecen en las bases de datos; es decir, tenemos datos muy cuestionables respecto de la cantidad de personas desaparecidas en Jalisco”, subrayó.

Los derechos culturales, una apuesta por la igualdad

Con el objetivo de reflexionar y plantear cuestionamientos en torno a la visibilidad y el acceso a la cultura, partiendo desde España y México como casos particulares, se llevó a cabo el panel “Derechos culturales: Una apuesta por la igualdad”, en el marco de actividades de la Feria Internacional del Libro, organizado por el Centro Universitario del Norte.

El panel fue moderado por Uriel Nuño Gutiérrez, investigador y profesor en la licenciatura de sociología en el CUNorte, quien planteó la pregunta: ¿Cómo se intercala la cultura con los derechos humanos?

Jordi Martí Grau, Secretario de Estado de Cultura en España, mencionó que el derecho a la cultura debe girar alrededor del lema que alentó la Revolución Francesa “Libertad, Igualdad y Fraternidad” y aunque parece una concepción sencilla, está opacada, por ejemplo, por la censura, limitada por las diferencias sociales y económicas.

“El reto es generar políticas públicas para fortalecer la participación activa de la comunidad en los ámbitos culturales, desde las calles hasta los museos”, comentó.

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