El científico Gerardo Herrera habló en Fil Ciencia sobre cómo esta disciplina ahonda en investigar el comportamiento de los elementos más diminutos
Para entender la inmensidad del Universo, uno de los primeros pasos es estudiar la física de partículas y de esta manera comprender los fenómenos que ocurren a una escala diminuta y que pueden dar una visión sobre los orígenes del cosmo.
Durante la charla Explorando el universo invisible: la física de partículas, que forma parte del programa de FIL Ciencia, Gerardo Herrera Corral, divulgador y físico de partículas mexicano, compartió sus experiencias como científico y algunas dudas que giran en torno a las moléculas más pequeñas del Universo.
“Diez a la 18 menos es la escala más pequeña que hemos podido observar en el laboratorio con el microscopio más potente que tenemos hoy, se llama Gran colisionador de hadrones”, mencionó Herrera Corral, quien también es profesor del Departamento de Física del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional.
El Gran Colisionador de Hadrones es un dispositivo construido por la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, por sus siglas en inglés) debajo de la tierra y funciona acelerando fotones y otras partículas para que impacten unas con otras para comprobar distintas teorías físicas.
Recordó que los orígenes del estudio de las partículas se remontan a la época de los griegos, cuando el filósofo Demócrito abordó las características y el estudio de los átomos y resaltó que desde ese entonces la humanidad ha buscado respuestas al comportamiento del Universo.
“Probablemente en los próximos 30 años alcanzaremos a atisbar a una escala de diez a la 19 menos”, mencionó.
Herrera Corral compartió que eligió el estudio de la física de partículas debido a que es una de las ramas de la ciencia que plantea preguntas fundamentales, además, resaltó que desde el punto de vista de las ciencias, lo más pequeño del Universo está relacionado con lo más grande.
El científico mexicano explicó que su participación en el CERN se ha centrado en el proyecto Alice, un experimento que busca observar de qué manera la colisión de dos partículas provocan reacciones que sean similares a las que pudieron haber ocurrido durante la formación del Universo.
Manifestó que en esta investigación trabajan alrededor de 40 mexicanos, entre científicos, personal operativo, ingenieros y asistentes de investigación.
El investigador añadió que conocer estos hallazgos no sólo beneficia a la ciencia, sino que también representa una oportunidad para que la sociedad conozca los temas y se involucre en la toma de decisiones científicas.
Además, sostuvo que la ciencia es una disciplina que no se elabora en solitario, sino que se beneficia de la colaboración entre varias áreas científicas.