La Premio Nobel Gabriela Mistral estuvo en México por dos largas temporadas. La primera de 1922 a 1924, invitada por José Vasconcelos como miembro de las «Misiones culturales». La segunda, por dos años, fue en 1948, en Jalapa, como cónsul de su país, Chile. Fue en esta segunda visita cuando el diplomático y escritor jalisciense Francisco González Guerrero le dirigió dos cartas que se conservan bajo el resguardo de la Biblioteca Nacional digital de Chile.
González Guerrero en 1922 fue Director General de Educación Primaria y Especial del Estado de Jalisco. En septiembre del mismo año tomó posesión como diputado federal. Fue diplomático y prestó sus servicios en España, Cuba, Panamá, Colombia, Italia, Portugal y Guatemala.
Fue gracias a sus múltiples actividades, de índole diplomática, académica o política, que pudo tener contacto con diversas personalidades, entre ellas Gabriela Mistral. La primera carta que le dirigió a la escritora está fechada el 4 de mayo de 1949, en la segunda ocasión que ella estuvo en México.
A Gabriela Mistral,
En Jalapa
Lamento que no haya realizado su viaje a Guadalajara. Sin embargo, abrigo la esperanza de que más tarde se decidirá usted a visitar a mis paisanos. Estoy seguro de que sabrán rodearla de cariño.
Mi amigo José Cornejo Franco me escribe lo siguiente:
“Ni que decirle que estoy a sus órdenes y que procuraré atender a Doña Gabriela y servirle en todo lo que esté a mi alcance. Yo participé su probable venida al Gobierno, a la Universidad y la Dirección de Educación, ahora pomposo Departamento Cultural, y ya me están preguntado cuándo vendrá. Así es que le ruego que le participe que la esperamos con gusto y que de ser posible me avisen la fecha de su llegada con la mayor anticipación que puedan. Y mil gracias por su deferencia al confiarse en mí: no lo haré quedar mal”.
Por conducto de la librería Porrúa le envío el libro de Pedro Henríquez Ureña y otro con documentos relativos a Sor Juana. Ahora la misma casa le remitirá cuatro libros de autores jaliscienses.
Deseo que su salud sea tan buena como la de sus mejores días.
Muy cordialmente
Francisco González Guerrero (Rúbrica)
Avenida Presidente Masaryk, 298. Chapultepec Polanco. México, D.F.
Francisco González Guerrero dirigió la revista Nosotros que dio nombre a la generación formada por el mismo González Guerrero, el novelista Gregorio López y Fuentes y el poeta ahora olvidado Rodrigo Torres Hernández. Los tres fueron alumnos del poeta Rafael López en la Escuela Nacional de Maestros. Ingresó el 16 de febrero de 1955 a la Academia Mexicana de la Lengua con el ensayo “Revisión de Gutiérrez Nájera”.
Su poesía está inscrita dentro del Modernismo, en su etapa final. Sus poemas se publicaron en el libro Ad altare Dei (1930). La melodía de los versos es suave, tersa, sin sobresaltos. “Bien pulida” se dice ahora. Algunos de ellos tienen, además, influencias del Estridentismo.
A poco de publicado, el libro recibió opiniones favorables firmadas por Enrique Fernández Ledezma, Rafael López, Alí Chumacero, José Gorostiza, entre otros. Al año de fallecido, en 1964, se publicó el breve libro Persiguiendo un sueño, con poemas inéditos. Premia editora reunió en un volumen ambos libros más dos poemas dispersos bajo el título Ad Altare Dei y todos los poemas (1984). En cuanto a sus ensayos, algunos de ellos fueron reunidos en el libro En torno a la literatura mexicana, SepSetentas (1976).
La segunda misiva que escribió a la Premio Nobel está dirigida desde México:
Admirada Gabriela Mistral:
Obligado por ocupaciones imprescindibles, he dejado sin contestación las bellas frases que me dedicó usted por el modesto envío que le hice. Me emocionaron profundamente y siempre las recordaré con gratitud y orgullo al mismo tiempo. El artículo no tiene otro valor que el de ser un grito jubiloso y cordial por el triunfo de un poeta de mi plena admiración. Brotó espontáneamente, sin contradecir mi habitual manera silenciosa, porque el galardón concedido, con ser justo, respondía también a mis íntimos deseos.
Hace muchos la conocí en “Desolación”. Después, en México, me presentó Palma Guillén con nombre diferente al mío, por cierto. No rectifiqué el error porque no significaba nada en un encuentro momentáneo. Bastaba con que yo conociera su poesía y ésta se me ha sido familiar siempre: en ella he escuchado la voz de un alto poeta, la voz de América y la voz total de México, del México eterno.
Hago votos fervientes por que sus días entre nosotros sean serenos, dulces e inolvidables.
Su amigo y admirador muy devoto.
Francisco González Guerrero (Rúbrica)
México, 7 de marzo de 1949.
Francisco González Guerrero falleció de setenta y cuatro años en su domicilio ubicado en la popof avenida Mazarik 298, de la Ciudad de México, el día 7 de marzo de 1963, como informa su acta de defunción. Ahí se asienta taamnbién el lugar de su nacimiento y el nombre de sus padres: San Sebastián, Jalisco; ellos, Eugenio González y Librada Guerrero, “finados”. Por desgracia no se ha encontrado el documento que lo acredite como oriundo de esa población.
Su acta de nacimiento no se encuentra en el archivo del Registro Civil y el acta de bautismo, con fecha 11 de junio de 1887, da fe de un niño que nació “el día cuatro del corriente”, con el nombre de Isac (sic) con nota al margen de “José Isac González”. Se tiene como fecha de su nacimiento el 3 de junio de 1887 según informa la página Web de la Academia Mexicana de la Lengua; otros sitios afirman que fue el día 4.
Su padre murió por una herida de arma de fuego en Atemajac de Brizuela el 6 de enero de 1906. José, hermano del occiso, fue quien dio el testimonio y aseguró que ambos eran de Zapotlán. Y no. En el acta de matrimonio con Librada, sostuvo que era originario de La Alberca, una aldea cercana a San Sebastián [ahora San Sebastián del sur y por unos años Gómez Farías]. (Por las actas: FamilySearch).
Días después de acaecida su muerte, el novelista Mauricio Magdaleno escribió el texto “Recordación de González Guerrero”, donde, entre otras cosas, sostuvo: “…fue el poeta de un solo libro; se dio en un solo libro y en él celebró su paso por la tierra: Ad altare Dei …”.