Se calcula que en el mundo existen 33 millones de niñas, niños y adolescentes con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), que se manifiesta como una dificultad para prestar atención, hiperactividad y conducta impulsiva, lo que hace fundamental una atención temprana que contribuirá a un mejor desarrollo en el proceso de aprendizaje.
En rueda de prensa, la encargada del Servicio de Neurología Pediatría, del Antiguo Hospital Civil Fray Antonio Alcalde, Rosa Elizabeth Márquez Palacios, dijo que en México la cifra es incierta. La última Encuesta Nacional de Salud registra que 6 por ciento de ese sector de la población padece el trastorno, de los cuales, únicamente 1.5 millones reciben atención.
“Hay un predominio mayor en varones. En el último año dimos 80 mil consultas en este servicio, y tenemos una atención de 5 mil pacientes por año, los cuales representan de 20 a 30 por ciento de la consulta de este trastorno; y 50 a 60 por ciento de estos chicos tienen alguna otra comorbilidad específica en el aprendizaje o conductual”, informó.
En cuanto a las señales de que se puede padecer este trastorno, Márquez Palacios explicó que las niñas tienen suelen mostrarse más atentas, lo que puede retrasar el diagnóstico; ellas normalmente son más calmadas, pero tienen un fallo escolar, pierden objetos, se les tienen que indicar dos veces las cosas y muestran poca tolerancia a la frustración; mientras que en los varones prevalece el componente mixto, y pueden presentarse la hiperactividad, la impulsividad; están en contaste movimiento, interrumpen conversaciones, son impulsivos, no miden el peligro y suelen tener conflictos sociales porque no saben seguir reglas.
“Es muy importante sensibilizar a madres y padres en cuanto al diagnóstico, ya que se suele retrasar, y con la pandemia tenemos la tendencia de echarle la culpa a eso. Hay que poner atención a los niños y ver que no es porque ellos quieran estar en movimiento, no se pueden controlar y los papás creen que lo hacen a propósito”, subrayó.
Otro aspecto es la heredabilidad, ya que en muchos casos los padres tienen esta condición, lo que también retrasa el diagnóstico, añadió. Y puntualizó en que no todos los chicos necesitan fármacos, eso depende de la sintomatología y del impacto de esta condición.
“Esta parte de estigmatizar el tratamiento es compleja; a veces es un rotundo ‘no’ de los padres, y es como si mandaras a los hijos sin desayunar o dormir a la escuela, es una gran desventaja. El tratamiento se hace de manera personalizada y puede incluir terapia congnitivaconductual”, informó Márquez Palacios.
El doctor Manuel López Cruz, adscrito al Servicio de Neurociencias del Hospital Civil Dr. Juan I. Menchaca, comentó que actualmente este trastorno genera problemas a nivel cognición y, por consecuencia, deserción académica.
“Entenderlo es entender cómo es la vivencia de la familia ante el problema que le genera esta condición. En nuestro hospital las últimas estadísticas nos reflejan un promedio de 800 a 900 pacientes diagnosticados. Al regresar de la pandemia vienen combinados con trastornos de la conducta y del estado de ánimo; empezamos a ver que niños con déficit de atención presentan estados de ansiedad y depresión, que impacta más su problema de aprendizaje”, indicó.
A partir de eso han tratado de implementar tratamientos multidisciplinares para atender aspectos neurológicos, cognitivos y del estado de ánimo para generar una intervención.
“Entre más pronto inicie un tratamiento médico neuroconductual-cognitivo, a partir de ahí podemos ayudar a los padres y al niño a que no tenga esos dolores psíquicos, porque el niño es aislado, la maestra no lo quiere porque genera problemas y entre más tarde la intervención el niño va a ir manifestando más problemas de aprendizaje. Llegan de sexto grado, cuando desde preescolar ya se les había dicho que el niño tenía problemas”, apuntó.
Martha Mónica Arroyo Medrano, adscrita al Servicio al Neuropsicología del HCG Fray Antonio Alcalde, expresó que es importante cambiar la forma en que se ha venido tratando esta condición.
“El sueño sería despatologizar la condición del TDAH; es una condición, es una forma diferente de procesar la información, y en este sentido, si visibilizamos esta condición como eso, podremos ir avanzando”, señaló.
Informó que esta condición persiste incluso en la etapa adulta, sector donde no es tan fácil que se diagnostiquen o que se identifiquen esas conductas que cambian y se modifican con la edad; lo que persiste es que los datos de inatención son los que están más presentes.
“La invitación es a que, como adultos, ir cambiando la forma en que lo vemos; más que una condición que deberá cuidarse, es aprender y enseñar a los adultos a abrazar la neurodiversidad. Estas conductas impulsivas en los adultos disminuyen y persiste la inatención; pero estos síntomas se traducen en personas creativas, desarrollan la tolerancia y su personalidad les hace tomar riesgos, son personas productivas y emprendedoras”, dijo.