La Feria Internacional del Libro de Guadalajara es la feria de los tapatíos. Es una feria única en su tipo y en la celebración de sus bodas de plata creció en calidad y cantidad. Otro año más y como se preveía se superaron expectativas. Al cierre de esta edición, Nubia Macías Navarro, directora de la FIL, vaticinó que se rebasaría el número de asistentes del 2010, que fueron 600 mil. En todos los días de la feria sin excepción hubo bastante afluencia.
Terminó la edición 25 de la FIL, ¿se cumplieron las metas y expectativas planteadas para esta ocasión? Sí. Uno plantea muchas cosas, algunas se concretan y otras son proyectos a futuro y largo plazo. Por lo tanto, hoy están cumplidas las metas de hace seis o siete años. Ejemplo, el salón de derechos que ya es un referente de la industria editorial, o el Programa Ecos de la FIL. Empezamos con 20 ecos visitando preparatorias de la zona metropolitana. Este año tuvimos 107 Ecos de la FIL en todo el estado de Jalisco, cubriendo casi todas las preparatorias de la universidad, escuelas secundarias, colegios privados y algunas escuelas públicas de educación primaria. La gente se ha incorporado a un proceso nuevo de la feria, el de la comunicación directa, la apropiación absoluta de su feria. El gran mérito lo tiene el público que ha conseguido que su feria los reivindique, reivindica a su ciudad. Y por nuestra parte, que de verdad seamos una ventana que alimenta el espíritu de muchísima gente y así se transmite hacia afuera. Cada vez tenemos un público más interesado en la feria de América Latina que ha ido creciendo sustantivamente en calidad y cantidad.
¿Cuál fue la aceptación de la gente de las novedades de la FIL, como “Los 25 secretos mejor guardados de América Latina”? Este proyecto cumplió con creces los objetivos incluso los rebaso. “Los 25 secretos” es ya como un tren de alta velocidad que tomó su propia carrera, y que pasará por encima de nosotros o de lado de nosotros, tiene vida propia, y eso es lo que queríamos. Todos los que participamos en el proyecto queríamos impulsar a 25 creadores, de calidad, no son los únicos ni son todos, pero eran 25 creadores que coincidían con nuestros números redondos de los festejos del 25 aniversario. Hoy muchos de ellos han sido contratados por agentes, para que escriban, para promocionarles en otras lenguas. Tengo el mensaje de uno de ellos y agradeció la oportunidad. Me comentó que es antes y después de Guadalajara. El que hayamos abierto el escaparate, que la gente haya tenido la oportunidad de conocerlos, y que muchos agentes empezaron a buscarlos fue lo más importante.
¿Qué destacaría de Alemania como país invitado y la presencia de los organizadores de la feria de Fráncfort? La gente de Fráncfort para mí son colegas, los veo todos los años, nos encontramos por lo menos 10 veces al año en las diferentes ferias. Destacaría de la presencia de Alemania, todos esos escritores, ilustradores, autores que descubrieron un universo que nunca habían vivido y que están verdaderamente impresionados. Les trastocó mucho la feria en el sentido positivo. La propia Herta Mí¼ller se fue feliz. La gente estaba muy impresionada con ella. Es una mujer profundamente sensible y que estuvo atentísima a todo el mundo. A los alemanes hay que decirles muchas gracias, porque sí rompieron una barrera muy interesante que había ahí. Les diría gracias por esa generosidad, por venir, por mostrarse y por acercarse. Sí, para nosotros ha sido muy grato, pero para ellos también lo ha sido. Abrimos y rompimos barreras que si seguimos fortaleciendo las relaciones se modificarán sustantivamente y siempre.
¿Podría compararse la feria de Fráncfort con la de Guadalajara? Somos diferentes, la feria de Guadalajara es única. No la compararía con Fráncfort. Me parece injusto compararlas. Fráncfort es una feria de negocios exclusivamente, donde no hay autores, no hay público. FIL Guadalajara es la fiesta de los libros, de la cultura. Hemos aprendido muchísimo de Fráncfort. En los primeros años sobre todo del programa de profesionales, lo del país invitado de honor y muchas otras cosas. Ellos aunque no lo digan estoy segura que han aprendido mucho también del carisma y del programa de la FIL. Nosotros hemos sumado y estamos atendiendo a toda la cadena productiva, tanto que ellos también ya están mirando de otra manera a Guadalajara. Fráncfort es única en su estilo, es la más grande del mercado de derechos y FIL Guadalajara en su estilo es única y la más grande en el mercado de nuestra lengua. Si queremos equipararlas las dos tienen personalidad propia y no diría que FIL es la primera o la segunda. Sí creo que FIL es la primera en su género, al igual que Fráncfort lo es también. El perfil entre ambas es muy diferente, y eso nos da también una libertad de promoción y de difusión, que en otras circunstancias sería imposible. No hay ni una sola feria que se parezca a la de Guadalajara. Conozco muchas ferias del mundo y como la de Guadalajara ninguna. Me da mucho orgullo, y más que es de la Universidad, la hace la Universidad. Tiene sus características, no trabajamos para una máquina de hacer dinero, trabajamos por una empresa de hacer difusión de la cultura, la literatura y la academia.
¿Qué opinión le merece el impacto de difusión de la FIL en las redes sociales y otros medios? Es increíble el impacto en las redes sociales y en todos los periódicos. Tuvimos acreditados más de mil 800 periodistas. Me comentaba uno de los escritores árabes que la FIL estaba apareciendo en diarios árabes. Creo que les debe sonar muy, muy lejano. Hemos tenido una difusión impresionante, prácticamente todas las agencias internacionales de medios estuvieron en Guadalajara y eso dice mucho de lo bien que lo hacen los tapatíos. Es la feria de los tapatíos y es la feria de la Universidad de Guadalajara. Es motivo de orgullo. Después de que había habido unas pésimas noticias sobre nuestra ciudad, volvimos a reivindicar de alguna manera esa bella imagen de Guadalajara. Una urbe que se concentra en lo bueno, en la cultura, en alimentar el espíritu.
¿Aprendizajes después de llegar a esta edición número 25? Enlistarlos es complicadísimo. En todas las ferias sin excepción uno aprende muchísimo de lo bueno y de lo malo. Hay detalles que a lo mejor no funcionan y esos son los que más aprendizajes nos dejan, porque lo otro es puro alimento al ego y a la vanidad. Ese es el ejercicio y donde más aprendemos.