Guadalajara llano contaminado

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En este segmento geográfico reina la basura, el agua envenenada y el aire está plagado de sustancias tóxicas. Es Jalisco, lugar de contaminación. No existe una zona libre de sustancias nocivas para la salud de sus habitantes o de la flora y la fauna.
El profesor investigador del Departamento de Ciencias Ambientales, del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), de la Universidad de Guadalajara, Arturo Curiel Ballesteros, quien además es doctor en ciencias biológicas, dijo que esta entidad está contaminada en todas sus regiones. Lo único distinto entre cada zona es el tipo de contaminantes, y eso varía según las diferentes actividades económicas que ahí realizan.
Asegura el investigador que en la zona norte, en donde abunda la curtiduría y la ganadería, los pesticidas y los ácidos sulfúricos son los contaminantes principales; en los Altos, las industrias tequileras contribuyen con sus procesos químicos a contaminar la tierra; en la zona costera, las aguas residuales y las mareas rojas.
Aunque existen algunas zonas en el estado en donde la situación es crítica, en Guadalajara y su zona metropolitana, por falta de políticas ambientales, la contaminación resulta evidente y los ciudadanos están pagando las consecuencias.

Aire descompuesto
Irma Espinosa es una mujer que lleva 23 años de vivir en donde el aire no circula, porque se encuentra rodeada de cerros y esta condición geográfica permite que los vientos contaminados de la zona metropolitana de Guadalajara arraiguen ahí. El único conducto para entrar es la avenida Gobernador Curiel, por donde transitan automóviles, en su mayoría de modelos antiguos, por lo tanto más contaminantes; camiones de carga, trailers y el transporte público.
Para Irma es común saber de casos de tos, enfisema pulmonar, bronquitis, cáncer y muerte. En eso han terminado algunos de sus conocidos: “Una persona hace como un año murió de eso. Ha de haber tenido unos 50 años. Se enfermó de bronquitis, de tos, y le dio cáncer… mis nietecitos también se enferman muy seguido. A uno ya le detectaron asma”.
Además de la aglomeración de vehículos, son los residuos de la empresa cementera que se encuentra justo en una zona habitacional del área y de las industrias fundidoras, los principales contaminantes. Casi diario Miravalle rebasa los 100 imecas de contaminación, pero ha estado cerca de los 300. Así lo asegura la doctora e investigadora del CUCBA, Guadalupe Garibay Chávez: “Las fundidoras generan dioxinas (sustancias tóxicas). Con la cementera el problema son las partículas suspendidas… con los vehículos es el ozono”.
Son residuos de cemento, humo de vehículos y gases que desprenden los plásticos quemados en las fundidoras, lo que respiran los habitantes de la colonia. Por eso presentan malestares: “Sientes como que estás masticando algo, haga de cuenta que huele y como que huele a puro humo”, “me arde la nariz”, “los niños se enferman seguido”, “una vez me llevé un abrigo blanco, y cuando llegué, parecía gris”. Son las voces de algunos habitantes.
Un estudio realizado por la UdeG confirmó que es en Miravalle en donde más casos de enfermedades respiratorias y cáncer se presentan. “El doctor Curiel hizo un estudio en 2005 y encontró que en esa zona hay una mayor mortalidad en términos de enfermedades respiratorias que en el resto”, comentó Garibay Chávez.
Para moderar la situación, propone la investigadora un mayor control en las empresas por parte de las autoridades municipales, la reducción del flujo vehicular, y una cultura ambiental entre la población, para reducir la quema de llantas, colchones y plásticos.

Agua envenenada
Hace apenas unos días murió un menor de tan sólo ocho años de edad, habitante de la colonia La azucena, en donde la gente vive a escasos metros del envenenado río Santiago. A quienes se acercan a esas aguas, el olor les resulta insoportable, penetra en la nariz y se agudiza en la garganta. A algunos les revuelve el estómago.
El pequeño Miguel íngel López Rocha murió por haber ingerido agua envenenada del río Santiago, aunque la Secretaría de Salud Jalisco declaró que la contaminación no fue la responsable. Lo que sí está comprobado es que por ese afluente corren metales pesados, como mercurio, plomo o cobre, asevera el profesor investigador del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI), José de Jesús González Hinojosa.
Estos metales se encuentran a disposición de las 22 poblaciones ribereñas, y un total de 300 mil habitantes de la zona más contaminada de la cuenca Lerma-Chapala-Santiago-Pacífico, pueden verse expuestos al contacto de esas sustancias nocivas, y contraer alguna infección en la piel o en el organismo, y tal vez la muerte.
Comenta al respecto Pablo Franco Cortés, habitante de Juanacatlán durante sus 67 años de vida: “Cuando yo tenía 15 años (1956) nos metíamos a nadar aquí, y había pescados, lanchas, competencias, turismo… desde 1960 empezaron a llegar las fábricas a aventar sus desperdicios y comenzaron las enfermedades, los vómitos, se decae uno, se siente muy cansado”.
La cuenca, además de Jalisco, abarca los estados de Guanajuato, Querétaro, Michoacán y Estado de México. El problema inició hace casi medio siglo. Sin embargo, en los últimos cinco años se ha ido agudizando, pues “cada día aumenta la población, la necesidad de agua. Aparte, Guanajuato contamina. Para el sector agropecuario utilizan componentes químicos para sus fertilizantes, por lo que es muy fuerte el problema”, enfatiza el investigador del CUCEI.
Por esta crisis, las autoridades estatales decidieron entubar tres kilómetros del río, justo por la colonia La azucena, donde vivía Miguel íngel.
El investigador González Hinojosa comenta que “ningún río se entuba. Se debe tratar el agua y los sedimentos, sanear la cuenca completa, si no, no sirve de nada”.

Terreno radioactivo
A simple vista parece un predio como cualquier otro. Incluso antes de que fuera colocada a su alrededor la maya negra que impide ver el avance de las obras, podía apreciarse su vereda arbolada. La vista era agradable, hasta que entró la maquinaria. Desde hace décadas, ese terreno ya estaba contaminado con sustancias tóxicas que causan la muerte.
Durante casi 40 años ese predio, ubicado en el cruce de las avenidas Patria y Moctezuma, de la colonia Jardines del sol, albergó a la empresa Motorola, que fabricaba componentes electrónicos y baterías, lo cual provocó la generación de residuos radioactivos y metales pesados, como el cadmio y el talio, sustancia altamente tóxica, que una vez que entra en el cuerpo humano es imposible que salga del mismo, y causa una muerte prematura.
Según la doctora Guadalupe Garibay Chávez, “la exposición continua a estas sustancias causa distintos efectos tóxicos, los que provocan enfermedades pulmonares crónicas, la degeneración de los túbulos renales y alteraciones óseas”.
Ahí donde se aglutina esa cantidad de contaminantes, pretenden construir departamentos. Los vecinos, representados por Ludger Kellner Skiba, se han opuesto al proyecto. Sus propuestas para preservar su calidad de vida, son la suspensión de las obras y el saneamiento del lugar.

Podredumbre en el subsuelo
Todo tiradero de basura contamina. El solo aglutinar desechos se convierte en un foco de infección para las comunidades aledañas, asegura Arturo Curiel.
Matatlán, comunidad del municipio de Tonalá, está situada a escasos metros de un conjunto habitacional. El problema radica en las sustancias que contiene el subsuelo.
El investigador afirma que este vertedero se encuentra sobre los mantos freáticos de la zona, por lo que recibe parte de los contaminantes que se filtran hasta el subsuelo.
“Por ahí entran los lixiviados, el jugo que suelta la basura y contamina el agua subterránea. Este líquido está contaminadísimo. Además, el río Santiago pasa a un lado de Matatlán, y por ahí se escurren también los lixiviados”.
El basurero recibe a diario alrededor de 30 mil toneladas de basura. Sólo el 25 por ciento de ésta es reciclada, gracias al trabajo de los pepenadores, que incluso viven ahí. El problema se ha vuelto complejo por las intenciones de las autoridades de clausurarlo para evitar la contaminación del agua. Los pepenadores protestaron, porque no tendrían más fuente de ingresos.
Una posible solución, comenta López Rocha, podría ser “poner un polímero, un plástico o una fibra de vidrio para impedir que los lixiviados se escurran”.
Para evitar la contaminación en la zona metropolitana de Guadalajara, existen soluciones. Sólo hace falta que las autoridades estatales declaren zonas de emergencia e implementen planes de limpieza ambiental.
Mientras tanto, la ciudadanía espera.

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