Historias en equipales

Desde hechos de crónica, novelas y películas, hasta leyendas y anécdotas populares, esta artesanía típica de Zacoalco de Torres ocupa un lugar peculiar en el imaginario y la cultura de nuestro país

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Los equipales de Zacoalco de Torres son reconocidos desde el siglo pasado. Son el producto de la fusión de lo indígena y lo español; un claro ejemplo de mestizaje. Para su hechura se utiliza la madera de palo dulce, palo de rosa y tasiste. Lleva también fibra de maguey pulquero y carrizo. Su forro puede ser de piel de cerdo, res o tela. El estilo equipal se ha extendido a casi todos los muebles de la casa: recámaras, roperos, barras cantineras, marcos para espejo, cunas, etc.   

Muchas historias han ocurrido en los equipales. El más afamado, entre ellos, es el en que murió Pedro Páramo, o donde lo mataron, para ser preciso. De él cayó convertido en “un montón de piedras”. En la película, la dirigida por Carlos Velo, se muestra un equipal cuadrado, forrado en cuero. En Zacoalco se le conoce como estilo Misión. Otros equipales se miran en la película durante la fiesta de bodas entre “Doloritas y Pedro”. Como fondo, un mariachi toca el vals Alejandra. Inolvidable.   

Otro equipal tuvo la suerte de cargar a la jovencísima María Félix en la película El peñón de las ánimas (1942). Ella, todavía tierna y femenina, hace costura cuando escucha a Jorge Negrete cantar Cocula. Ágil se levanta y corre a la ventana. Ese equipal es un modelo Tradicional o del Veinte forrado en cuero. 

Los equipales en la historia

Un dato antiguo de un equipal forrado con cuero lo da Refugio Barragán de Toscano en su novela La hija del bandido o los subterráneos del nevado (1887). Escribe: “…un anciano, sentado en un ancho equipal, forrado de cuero, miraba distraído los manojos de rosas blancas…».

En 1893 la población de Sayula se horroriza: el acaudalado don José Bobadilla es asesinado, a cuchillo, en la puerta de su casa mientras estaba sentado en su equipal. La prensa nacional de aquella época lo tituló: “El crimen de Sayula.” Se considera un antecedente de Pedro Páramo

El Informador (1926): Un llamado de la muerte en un equipal ocurrió en Jiquilpan, delegación de San Gabriel, Jalisco. Corría el año de 1926 cuando Daniel Morett se dirige a su cuarto sin cenar. Al poco rato la familia escucha un grito. Al entrar en la habitación lo encuentran sentado en un equipal sufriendo un ataque epiléptico. Su familia lo traslada a Guadalajara para urgente atención médica. Muere antes de llegar a la ciudad. 

El Informador (1969): da cuenta de un hecho que no tiene nombre. Emilio Miguel, de vida inútil, le dispara a su sobrina hiriéndola de muerte. “La chamaca sólo exclamó: ‘Ay, mamá.’ Y quedó sentada en el mismo equipal que ocupaba, con su cara y su vestido horriblemente ensangrentado.” La crónica de este hecho sostiene que el tío huyó para posteriormente quitarse la vida al llegar a la puerta de su casa. 

Poesía con equipales

El poeta Rafael López, cantarín escribió su poema “Tengo una huerta”. Dice: “…y un manzano de fruto aun impreciso/ me relaciona con el paraíso;/ cuando a su sombra ruedo el equipal,/ oigo la voz del bien y del mal.”  

A Ixca Farías se le recuerda sentado en su equipal rodeado de amigos. Con una fuerte dosis de humor negro, él escribió su esquela: “Ixca Farías participa a sus amistades haber cambiado su domicilio del Museo del Estado, al Panteón Municipal, donde, como siempre, se encuentra a sus órdenes”. 

En el 2011, le entregaron al poeta Hugo Gutiérrez Vega la presea Equipal de Plata. Consiste en un equipal en miniatura y es de suponer que de plata.  El escritor Fernando del Paso fue el encargado de entregárselo. Dijo entre otras cosas: «…dudo que quepa en él…» Al recibirlo Gutiérrez Vega expresó: “…me llevo ese equipal en el corazón.” 

Equipales de leyenda

Cuentan algunas mujeres de Zacoalco que estando en El Cerrito, un 12 de enero, don Serafín, el segundo obispo de Ciudad Guzmán, estaba sentado en una silla de plástico. De pronto la silla se abrió y el clérigo cayó a ras de suelo. Ellas intentaron levantarlo pero no pudieron con tanta personalidad. Varios hombres acudieron y al grito de ¡tres! lo levantaron. Nadie supo de dónde salió un equipal y ahí sentaron al obispo que siguió en el convivio. Al despedirse, agradeció las atenciones. Dijo: «Me llevo mi equipal.» Y se fue con él a las tierras josefinas.

Contaban los antepasados que en Zacoalco vivió un gigante. Como prueba mostraban un inmenso fémur. Quizá era un hueso de mamut. Años después se descubrió uno entero en Catarina; está en el Museo Regional de Guadalajara. Hace dos años bajo la dirección del maestro artesano Reyes Sevilla Asencio hicieron un equipal de un poco más de cinco metros de altura y lo colocaron frente a la presidencia de Zacoalco. “Lástima que ya no vive el gigante” fue un decir.

Decenas de historias de, con, en, equipales se relatan en Zacoalco. Contaré una para finalizar: El 17 de julio de 1947 estaba Alberto Jiménez sentado en su equipal a la puerta de su casa, en el barrio de la Cruz Verde. Su casa está en la esquina, sobre un montículo y dentro de ella se guarda la cruz que da nombre al barrio. Alberto Jiménez se mueve, el equipal hace un borneo y se va de lado. Alberto Jiménez cae y encuentra en ese momento su muerte. Entrada la noche, durante el velorio, todos vieron cuando su hijo Martín agarró el equipal y lo aventó a las llamas.   

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