Homenajean a Ikram Antaki, grande pensadora de origen sirio
Como parte del programa FIL Pensamiento, intelectuales, escritores y familiares de esta investigadora recordaron las historias que dieron vida a Ikram Antaki
Como parte del programa FIL Pensamiento, intelectuales, escritores y familiares de esta investigadora recordaron las historias que dieron vida a Ikram Antaki
Sobre Ikram Antaki se podrían contar una variedad de historias. Hay quien la recuerda por su falta de sazón al cocinar, pero también se le rememora por su capacidad para entender el mundo con su visión antropológica por siempre haber sido alguien que dedicaba gran parte de su tiempo a escribir.
Así fue como recordaron a la escritora, investigadora y antropóloga de origen sirio, Ikram Antaki en el foro FIL Pensamiento, donde sus amigos, colegas y familiares compartieron algunos episodios de la vida de esta célebre escritora inmigrada a México, donde radicó hasta su muerte.
“Dedicaba gran parte del día a escribir y pensar, actividad que siempre se nos olvida”, expresó la escritora Beatriz Rivas.
Ikram Antaki, autora del Manual del ciudadano contemporáneo, fue una escritora de origen sirio que arribó a México a mediados del siglo pasado, además de que fue un personaje relevante para entender la influencia del mundo árabe en esta parte del mundo, sostuvieron los invitados al homenaje.
El escritor Alberto Ruy Sánchez mencionó que a pesar de no ser amigo cercano de Ikram Antaki, sí estuvo en contacto con ella en entornos culturales e intelectuales, donde destacaba su influencia y la seriedad con la que se toman sus opiniones y perspectivas.
“Ella sabía reír profundamente, con la misma profundidad con la que cuestionaba las cosas y reía, eso era fabuloso, y al mismo tiempo sabía cultivar la paradoja”, detalló.
Añadió que, a pesar de ser un personaje relevante para entender México, la investigadora solía ser apartada de las élites académicas, no obstante, su trabajo y resultados era dignos de ser alabados por personalidades intelectuales de la época, como el Premio Nobel de Literatura mexicano Octavio Paz.
Además de que se convirtió en una extranjera que eligió a México para vivir, donde mantuvo una relación de admiración y cariño hacia los mexicanos y lo que representa este país, añadió el diplomático Jorge Castañeda.
La escritora mantuvo esa fascinación por las virtudes de México y sus habitantes, sin embargo, eso no evitó que mantuviera una visión crítica demoledora, pues no se contenía al señalar lo que Castañeda consideró “defectos del carácter nacional mexicano”.
“Es una visión muy rara, no es una visión que cualquier mexicano pueda tener y no es la visión de la mayoría de los extranjeros, porque extranjeros que se enamoran del país hay muchísimos: sí son complacientes o se siente culpables, o les da miedo o les da vergüenza decir las verdades que piensan”, consideró el ex titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Sin embargo, destaco que en el caso de Ikram, ella mantenía un estilo crítico, pero cuidadoso para analizar el “alma mexicana”, que entendió con esta visión, mencionó Castañeda, y destacó que, en la actualidad, es necesario contar con una persona con este espíritu.
En el homenaje, el hijo de Ikram Antaki, el escritor Maruan Soto Antaki, recordó que esta antropóloga pasó sus últimos años tratando de entender y compartir distintas visiones de términos como “república” o “estado”, con el propósito de compartir estos conocimentos, a pesar de que la academia no recibió bien estos diálogos.
«Encontró ciertas voces con las que podía dialogar. Mantuvo un especialmente profundo hacia Octavio Paz, y al mismo tiempo una relación muy particular y acotada, no hay muchos dentro de los amigos de Ikram que se podían invitar a la mesa”, dijo.
Su hijo finalizó detallando que Ikram mantuvo a México en su mente hasta el final de sus días, con un “amor dual” que también profesaba a su lugar de orige