En los años 80, la Ciudad de México tenía un refugio nocturno para quienes se atrevían a vivir la diversidad sexual: el bar El Nueve, donde la diversión era resistencia. Dicho lugar es el protagonista de la serie Tengo que morir todas las noches (TQMTLN), que recientemente se estrenó en Prime y que es una adaptación del libro homónimo de Guillermo Osorno. Entre jóvenes gays, trans, lesbianas, está Carlo, el dueño de El Nueve, interpretado por el actor Humberto Busto, quien reconoce a esta producción audiovisual como un hito en las series LGBTIQA+ mexicanas
Carlo. Lo que construimos con el personaje fue lograr a alguien que justamente por el hecho de no haber nacido con la libertad, encontró en El Nueve la posibilidad de expansión de familia; pues evidentemente tiene un pie en el pasado y tiene uno en el presente. Él acoge bajo su ala a toda esa familia de personas diversas y es como una especie de matrona junto con el personaje de Brays Fernández. Carlo tiene constructos mucho más restringidos que los que se estaban empezando a ver en los 80: la pandemia del SIDA que es por lo que pasa y lo pone en una crisis de mediana edad. Diversidad. Fue una decisión consciente de parte del director Ernesto Contreras, porque lo que queríamos era que se sintiera la diversidad real de nuestro colectivo. Estoy muy aburrido de la homonormativa audiovisual (un modelo de homosexual que se ajusta a las convenciones heteronormativas), que aunque ha logrado acercar nuestras temáticas a un público heterosexual, sigue siendo súper hegemónica, pues asume que la diversidad y la identidad tiene que ser respetada si cumples con ese esquema de una pareja feliz, totalmente fiel, que tenga belleza, sean saludables o capaces y no es verdad. Esas historias acercan a esas temáticas y las hacen menos incómodas, pero hay muchísimas otras, que forman parte de nosotros, y que son incómodas y está bueno que lo sean, porque lo que estamos proponiendo con TQMTLN son nuevos modelos de belleza, de deseo de cuerpos, de modos de relacionarnos. Icónica. A pesar de que haya otros proyectos que abordan el tema de la diversidad, yo sí creo que TQMTLN es el primer proyecto que en su totalidad la envuelve, desde la concepción hasta la forma de filmar, la libertad creativa que no existe en el streaming. Tuvimos carta abierta para representar cómo realmente somos y queremos: en las escenas de sexo, plantear cómo funciona el ligue y el encuentro en esa época. Eso tal cual no se ha visto representado. Entonces esta sí es la primera serie queer en México.