A sus diez años de edad, Carlitos (nombre ficticio) ya sabe lo que significa vivir forzosamente fuera de su casa y su familia. Fue separado de su mamá tras sufrir una quemadura en ambas manos, así que mientras las autoridades aclaran las causas del incidente y definen la situación del menor, éste habita provisionalmente en la Casa Hogar San Francisco de Asís, en el municipio de Tala.
Para mejorar la calidad de vida de niños que, como Carlitos, fueron separados de sus padres por diversas razones legales, un equipo de estudiantes del Centro Universitario de los Valles (CUValles), realizó una intervención para apoyar a dicho albergue, creado hace diez años por un grupo de ciudadanos y que ahora hospeda a nueve menores.
Los estudiantes forman parte del programa Enactus, que busca el impulso de las comunidades por medio del emprendimiento, por lo que diseñaron diversas estrategias para que la casa hogar, que por lo general se sostenía únicamente con donativos, ahora pueda obtener recursos propios.
La intervención de este grupo, convertido en un proyecto llamado “Impulso”, partió de un diagnóstico inicial donde detectaron deficiencias en asuntos de organización, contabilidad y administración
De acuerdo con Elizabeth Rodríguez, coordinadora de este proyecto y ahora egresada de la licenciatura en Administración del CUValles, la primera acción fue reorganizar las comisiones que corresponden a cada miembro del comité que dirige la casa hogar, ya que la mayoría recaían en el presidente y se desatendían aspectos esenciales.
Enseguida se puso en marcha un bazar de artículos de segundo uso, que en su mayoría fueron donativos que recibieron ellos mismos, pero que por alguna razón no son útiles para la Casa Hogar.
“Vender esos artículos los convierten en recursos para sus mismos gastos, de alimentación, renta, vestido, y para pagar a las tres personas que se hacen cargo del lugar de manera permanente”.
Además se diseñaron tres campañas de recaudación, la primera consiste en un evento denominado el “Kilómetro del peso”, en el que invitarán a participar a la gente del municipio a contribuir con donativos desde un peso.
La segunda campaña a implementar consiste en repartir alcancías a mil familias, para que la conserve en su hogar y ahorre al menos dos pesos al día, con el compromiso de regresarla tres meses después con al menos 200 pesos.
Una última campaña sería una colecta en instituciones educativas, por medio de la venta de pulseritas.
Asesoría legal
Para obtener más recursos, los estudiantes participaron en un programa de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) por un apoyo de 240 mil pesos, para la continuar con la construcción de la Casa Hogar y dejar de pagar renta.
“Su objetivo es albergar a 60 niños, y ya tienen el terreno, pero la obra está detenida por falta de recursos”, dijo la estudiante.
Sin embargo, la resolución del apoyo está detenida debido a algunas deficiencias legales que tenía la asociación civil, lo que también le estaba impidiendo recibir del gobierno la aportación que le corresponde.
“Tenían irregularidades con el SAT, pero en eso ya hay alumnos de contabilidad reuniendo todos los papeles necesarios para que tengan la conciliación con Hacienda y puedan participar en estos programas”, agregó.
Por otra parte, debido al contexto social y emocional que enfrentan los menores, la mayoría de ellos requiere atención psicológica, por lo que alumnos de Psicología se involucraron en el proyecto brindando talleres y consultas.
Actualmente la Casa Hogar San Francisco de Asís sólo tiene capacidad para albergar a niños de entre 5 y 13 años, y es la única en todo el municipio, por lo que se estima que al menos 25 menores más, originarios de Tala, tuvieron que ser derivados a otras instituciones por falta de espacio.
“No hay un periodo de estancia definido, pero una vez que cumplen los 13 años ya no pueden seguir ahí; debido a la gran diferencia en el rango de edad de los menores, se corren ciertos riesgos y la casa no tiene el espacio”, dijo la egresada de CUValles.
Agregó que aunque el proyecto “Impulso” abarcó de agosto de 2014 a mayo de este año, la mayoría de los participantes tiene la disposición de seguir ayudando, y buscarán la posibilidad de que alumnos de CUValles puedan prestar su servicio social o hacer sus prácticas profesionales en el lugar.