Insuficiencia renal infantil, una enfermedad de tipo catastrófico

Los enfermos y sus familias enfrentan dificultades sociales y educativas, ya que la enfermedad modifica toda la dinámica familiar, pues es cara por el manejo que requiere el paciente. Sin embargo, una detección oportuna puede mejorar el diagnóstico

6171
Servicio de Nefrología Pediátrica del Nuevo Hospital Civil de Guadalajara Doctor Juan I. Menchaca. Foto: Jorge Íñiguez

Acudir a revisión médica una vez al año podría ayudar a detectar la insuficiencia renal crónica en niños a etapas tempranas y retrasar la evolución de la enfermedad, afirmó Cristina Ochoa Ponce, jefa del Servicio de Nefrología Pediátrica del Nuevo Hospital Civil de Guadalajara Doctor Juan I. Menchaca.

Describió que muchos de los pacientes tienen enfermedad renal crónica secundaria a malformaciones renales. En este caso, podría diagnosticarse de forma temprana, incluso antes de nacer, mediante ultrasonidos obstétricos a las madres. Muchas veces es necesaria una cirugía correctiva para dar atención a esas malformaciones, y eso podría  disminuir la evolución de la enfermedad.

Informó que durante el primer año de vida un niño tiene que tener un ecosonograma renal y un estudio general de la función de los riñones, “y cada año con el seguimiento pediátrico nos daríamos cuenta de cualquier alteración que se presente”.

Es importante también que todos los niños que tengan infecciones de la orina se hagan estudios para descartar que esta infección no esté relacionada con un problema más serio que amerite una atención diferente u oportuna.

En el HCG hay alrededor de quince niños con enfermedad renal en la etapa 5, que requieren de diálisis o hemodiálisis y que están en espera de un trasplanteFoto: Jorge Íñiguez

Una enfermedad silenciosa

La insuficiencia renal tiene cinco etapas de evolución, y muchos pacientes acuden al médico cuando ya está avanzado el problema. Desafortunadamente, como la enfermedad puede cursar de manera asintomática, hay muchos niños sin diagnóstico, no se sabe cuántos casos hay en total entre la población porque en México no hay la cultura de la medicina preventiva.

“Si hiciéramos tamizaje, un examen general de orina y una creatinina sérica en las escuelas públicas y privadas, se encontrarían niños cuyos papás no saben que sus hijos tienen el problema porque la enfermedad no ha tenido alguna manifestación, pero ya está instalada”.

En el HCG Doctor Juan I. Menchaca hay alrededor de quince niños con enfermedad renal en la etapa 5, que requieren de diálisis o hemodiálisis y que están en espera de un trasplante, y hay en vigilancia entre cincuenta y sesenta niños en las otras etapas de la enfermedad.

La enfermedad en la población infantil

De los pacientes que están en etapa en la cual requieren un manejo de la enfermedad con diálisis o hemodiálisis hay uno que acaba de cumplir cinco años, pero recibe atención desde los tres años de edad. “El abanico es muy amplio, desde bebés de meses hasta adolescentes de dieciséis años, que es la edad máxima para atenderlos en pediatría”.

“Una de las historias de éxito es la de un paciente que se diagnosticó con malformación renal a los cuatro meses de vida, y actualmente tiene 16 años y la función de sus riñones es completamente normal.

La población infantil con insuficiencia renal enfrenta dificultades sociales y educativas, ya que la enfermedad es de tipo catastrófico, que modifica toda la dinámica familiar, pues es cara por el manejo que requiere el paciente.

“En cuanto a la escuela tratamos que el niño en la medida de lo posible no pierda esa oportunidad, acomodando los turnos de tratamiento en horarios diferentes a las actividades escolares, pero si tienen descompensaciones o requieren hospitalización puede perder la dinámica y secuencia de aprendizaje.

El trasplante

“El tratamiento definitivo es el trasplante de riñón, y es lo que quisiéramos para todos los pacientes porque ya sea que necesiten diálisis o que dependan en un hospital de una máquina para estar vivos, cualquiera de estas opciones disminuye su calidad de vida”.

El tratamiento para la etapa 5 de la enfermedad, cuando los riñones funcionan menos del quince por ciento, consiste en un manejo sustitutivo de la función renal, y se tienen dos alternativas: una es la diálisis peritoneal y otra la hemodiálisis.

Explicó que la diálisis peritoneal es un tratamiento que puede hacerse en casa, pero la hemodiálisis sí requiere de una máquina instalada en un hospital o alguna unidad de hemodiálisis.

Destacó que muchos pacientes acuden al médico cuando tienen la etapa cuatro o cinco de la enfermedad, que es cuando se manifiestan los síntomas. Antes de esas etapas pueden ser tan inespecíficos que las madres y los padres no los relacionan con problemas del riñón.

Normalmente nadie puede vivir con una función renal muy baja, y ésta lleva a diferentes manifestaciones desde una disminución en la producción de orina, crisis convulsivas, anemia, retraso en el crecimiento, pérdida del apetito e hipertensión arterial.

Artículo anteriorAnuncia UdeG acciones por la salud mental frente al COVID-19
Artículo siguienteInicia FIMPro 2021, plataforma en favor de la industria musical