En cinco años los investigadores del Centro Universitario de la Costa (CUCosta) de la UdeG, con sede en Puerto Vallarta, lograron duplicar la superficie de arrecifes de coral que han sido restaurados en el Parque Nacional Islas Marietas, tras los daños por el excesivo turismo en la zona ubicada frente a las costas de Nayarit.
Amílcar Cúpul Magaña, académico del Centro de Investigaciones Costeras del CUCosta y líder del proyecto, dijo que el trabajo de “sembrado” de corales, desde 2016, ha dado buenos resultados, pues incrementaron la cobertura de arrecifes en la zona que fue cerrada durante unos meses debido al impacto ecológico que dejaron los turistas atraídos por la llamada Isla del Amor.
“La cobertura de coral, que es uno de los principales objetivos, ha incrementado significativamente. En los sitios de monitoreo que estamos trabajando, de empezar con una cobertura de entre diez y once por ciento, ahorita en conjunto llevamos poco más de 22 por ciento; es decir, superamos bastante la meta que teníamos”, dijo en entrevista.
El grupo de investigadores encabezados por Cúpul Magaña y con el apoyo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), utiliza la técnica de “sembrado” de corales que aprovecha la reproducción asexual de los corales, una característica que permite que estos organismos crezcan por sí mismos sin necesidad de células sexuales.
Un mismo fragmento genera una especie de clon y forma otra colonia con las mismas características que las que le dieron origen. Los especialistas tomaron los pedazos de coral dañado que habían caído al fondo marino para colocarlos en los esqueletos de corales muertos.
“La técnica ha funcionado bastante bien porque atrás de ello va la parte de mantenimiento que le vamos dando. Hemos tenido una sobrevivencia de más de 80 por ciento de los fragmentos que hemos colocado, además de todo lo que se ha hecho alrededor del programa de restauración y de la aplicación de las acciones de manejo por parte de la dirección del área”, declaró Cúpul Magaña.
Unos siete mil metros cuadrados repartidos en las zonas de El Amarradero, la Isla Larga, la llamada Playa del Amor, Cueva del Muerto e Isla Redonda, han sido intervenidas por los especialistas, quienes deben trasladarse al parque en lancha y bucear para realizar el sembrado y el monitoreo.
Luego del “severo daño ecológico” que constataron en la entrada de la Playa del Amor –la más conocida de las islas–, las colonias coralinas están recuperadas, funcionales y generando los procesos ecológicos que realizan desde hace siglos.
Esto ha sido posible también gracias a las restricciones implementadas a los turistas, como la prohibición de sumergirse, la obligación de usar chaleco salvavidas y la visita de no más hasta 116 personas diarias.
“Lo que esperamos es que los corales sigan su camino solos, que es lo que ya está pasando. Tenemos colonias en los que sembramos fragmentos de dos a cinco centímetros, y ya son colonias de 40 centímetros de diámetro; se les da seguimiento y monitoreo para ver el éxito reproductivo que puedan tener”, indicó.
Los investigadores se siguen enfrentando a los daños al parque por la pesca no autorizada, pues los pescadores se acercan a las zonas abiertas al público por la noche para burlar la vigilancia y dejan pedazos de red en los corales o desprenden trozos de coral ya restaurados.
El trabajo de restauración y recuperación ha recibido premios internacionales, además de ser objeto de documentales y continuará por, al menos, dos años más con el trabajo de cuatro investigadores y ocho estudiantes, y la colaboración de instituciones como el Tecnológico Nacional de México, de la Cruz de Huanacaxtle, Nayarit.