Con una vasta experiencia actuando en más de 30 países a lo largo de su carrera, José Arturo Flores, egresado de la Universidad de Guadalajara, se enorgullece de su versatilidad y energía cuando se sube al escenario, donde ha actuado junto a artistas internacionales, como Aida Cuevas, Café Tacuba y Usher. Con una influencia musical inculcada por su padre, hoy trabaja en nuevos proyectos para seguir consolidando su trayectoria como bateristas.
¿Cómo nace tu gusto por la música? Mi padre fue mi primera influencia musical y hasta el día de hoy sigue muy presente, cuando yo era niño él cantaba, tocaba guitarra, tenía su propio grupo y, a través de mi niñez y adolescencia e incluso ya ahorita de adulto, lo he visto cantando con mariachis y esa energía de cómo invitaba a la gente a pasar un buen rato, eso siempre me encantó, así como la experiencia colectiva tanto del artista como de la audiencia y de esas veces que dices: yo no sé cómo se hace eso, pero yo quiero hacerlo.
¿Cuáles fueron los primeros pasos en la música? Cuando yo estaba en la secundaria había una Big Band y en ese entonces estaba en el equipo de atletismo, al terminar mi práctica pasé por donde estaba el cuarto de ensayos y lo primero que escuché fue un redoble del baterista, estaban tocando la canción «Time check», un arreglo de Buddy Rich y dije: wow, ¿qué es eso?, volteo y lo primero que vi fue al baterista empapado de sudor y desde ese entonces dije: yo quiero aprender a hacer eso. Me hice su amigo, empecé a tomar clases privadas con un maestro de aquí de Guadalajara, después tuve clase más formales con el maestro Carlos Quiroz, posteriormente fui a la Universidad de Guadalajara, estudié Técnico en música y, en el 2014, me aceptan para ir a estudiar a Boston Massachusetts, tuve mi licenciatura, me gradué en el 2020 y no he parado literalmente de tocar desde los 11 años, a mis 32 años, son contados los días que he dejado de usar las baquetas.
¿Qué te inspira? Yo creo que al final de cuentas los artistas siempre queremos contar una historia, ya sea un artista plástico, un escritor, la verdad es que a mí realmente el poder contar una historia, cualquiera que sea, con cualquier persona que yo esté trabajando en el momento, trato siempre de conocer lo más profundo de la información sobre la composición y cuando se llega a lograr ese tipo de conexión con la gente, donde hay un tipo de catarsis con la audiencia, wow, cuando pasa es que todos los astros se alinean y estás en una buena presentación.
¿Cómo describes ese momento mientras tocas la batería? Siempre he sido un individuo al que le gusta su privacidad, trato de no compartir todos mis pensamientos en las redes sociales, son personales y cuando estoy enfrente de una audiencia es muy liberador, es cuando, sin la necesidad de algún tipo de alcohol u otro tipo de sustancias, realmente me siento completamente libre de expresarme, y esto ayuda mucho cuando estoy estudiando porque obviamente quiero entender a más profundidad todo esto de mi instrumento, la teoría, la armonía de la música,para yo poder expresarme de una manera más profunda.
¿Cuáles son tus próximos proyectos? Me encuentro trabajando con unos compositores de Estados Unidos, en un par de meses me iré a trabajar a Nueva York, no puedo aún revelar sus nombres, lo que sí puedo revelar es que cuando yo estaba en la UdeG trabajaba junto a Andrés Gutiérrez y Jonathan Baroccio e hicimos un grupo que se llama Rojo Jazz Colective, y Andrés y yo tenemos dos años escribiendo música para un disco que queremos proyectar, aún estamos en el proceso de producción, porque cuando los integrantes de la agrupación se encuentran en dos puntos geográficos es complicado, pero estoy muy emocionado del ese siguiente disco.
¿Cuáles son tus sueños? Yo desde niño admiro mucho a los músicos, desde los Breaking crew en Los Ángeles, Toto y un gran sueño que yo tendría es poderme mover y trabajar con todos estos músicos de sesión de Los Ángeles, poder trascender en ese rango y que mi música pueda ser plasmada con esos ingenieros, con esos músicos, aprender de ellos y traer ese conocimiento y compartirlo con todo México.
¿Qué te han dejado estás dos décadas en la música? La lección más grande que me ha dejado la música ha sido la disciplina, tengo un maestro que decía que las llaves de las puertas del cielo se encuentran del lado de la disciplina y creo que cuando se hace un esfuerzo, por más grande o chico que sea, si se hace de manera consciente, disciplinada, poco a poco vas a ir logrando a tus objetivos, tus sueños.