El mundo se podrá derrumbar por la pandemia, la crisis y otras cosas, pero nunca, jamás, se debe dejar de lado la lucha por las libertades de las mujeres.
En medio de la guerra y los conflictos que se viven en Líbano, hay quienes a la escritora y activista Joumana Haddad le han refutado que no es oportuno abanderar la causa del feminismo, pues no la consideran pertinente.
“Muchas veces pensamos que no es prioritario, que tenemos más problemas: la pandemia, la economía, la corrupción; pero para mí, es una prioridad», dijo.
«Porque mi dignidad de ser humano no es de segundo grado por el hecho de ser mujer”.
“No puedo entender que en el año 2021 ser mujer sigue siendo tan peligroso en el mundo, y no sólo en mi parte del mundo. No lo quiero aceptar. Quisiera que todos empecemos a enfocarnos en qué no estamos haciendo para que esta situación continúe”, dijo.
Esto lo compartió durante la charla “Ser mujer en el mundo de hoy” que sostuvo con la periodista Gabriela Warkentin, ayer martes en el Paraninfo Enrique Díaz de León como parte del Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar.
La invitada a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) 2021 compartió su mirada frente a la lucha por defender los derechos de las mujeres, en especial desde su trinchera en Medio Oriente.
“Crecí en una ciudad con una guerra civil feroz, con una familia con problemas del tipo económico y social; pero también crecí en un mundo donde ser niña era menos importante que ser niño. Tuve que luchar muchísimo, sobre todo conmigo misma, de que eso no era verdadero”, subrayó.
En su reciente libro La hija de la costurera, Haddad muestra la historia de su tierra natal entre 1915 y 2015, que es contada por cuatro generaciones de mujeres, iniciando con su abuela materna.
“Este libro fue un desafío porque he probado hablar de la historia de mi abuela materna. Pensaba en este libro desde hace tiempo, pero no lo podía escribir”, agregó.
“Hace tres años pensé que era el momento y tuve un sentimiento de urgencia, y muchos piensan que es un acto de liberación. Sí era una necesidad para poder cumplir una cierta responsabilidad que yo sentía hacia mi abuela y su pueblo armenio”, declaró.
Describió que al final del libro se vuelve a lo mismo (la violencia contra las mujeres): “Es bastante pesimista, estamos en un círculo vicioso de odio, violencia y discriminación de diversos tipos; pero tenemos que encontrar la manera de salir de este túnel”, manifestó.
“Los libros me han permitido vivir vidas que no estaban a mi alcance en el Beirut de los 70. Me han dado el coraje de saber más, de aprender y soñar; pero también mi madre, que ha tenido una vida más difícil que la mía y que nunca, después de caerse, dejó de levantarse”.
Sobre el machismo, afirmó que “sigue estando vivo y en buena salud, quizá menos obvio, pero ahí está”. Y para vencerlo habrá de crear complicidad entre mujeres y hombres para derrocar el patriarcado, porque, aunque son ellos quienes ejercen la mayoría de las violencias, también son víctimas del machismo.
Algunas de las obras de Jouma Haddad son Allí donde el río se incendia (2005), El retorno de Lilith (2007), Espejos de las fugaces (2010), Los amantes deberían llevar solo mocasines (2011) y Las siete vidas de Luca (2011), entre otros.