La contaminación ignorada

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Una capa de contaminación en el aire que parece niebla, pero que huele a humo, fue lo que durante varios días han visto los habitantes de Ocotlán, Jalisco, durante la temporada invernal. En un recorrido efectuado la noche del 28 de diciembre, algunos vecinos de esta ciudad afirmaron que tal estado como de nata se intensifica en la zona norte del municipio, donde se encuentra el Centro Universitario de la Ciénega (CUCiénega).

Christian Palomares, habitante de la localidad, asegura que desde que comienza el frío el esmog se agrava, porque en estas fechas las fogatas abundan.

El director del Instituto de Astronomía y Meteorología (IAM), Hermes Ulises Ramírez Sánchez, comentó que “Tenemos ciudades de Jalisco que tienen problemas de contaminación ambiental. En Ocotlán, que tiene una zona industrial bastante importante, también se empiezan a dar alertas ante la calidad del aire”.

Aunque la contaminación es evidente para los ocotlenses, ni las autoridades ni la población conocen los niveles IMECA en el aire, por lo que es difícil advertir sobre posibles estados de precontigencia y contingencia atmosférica.

A partir de una solicitud de información presentada por La gaceta a la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet) para conocer la calidad del aire en Ocotlán en los últimos años, esta dependencia respondió que no cuentan con tales registros.

Indicaron que el Sistema de Monitoreo Atmosférico de Jalisco (Simaj) sólo cuenta con 10 estaciones en la Zona Metropolitana de Guadalajara, pues la norma NOM-156-SEMARNAT-2012 establece que la operación de monitoreo será en localidades cuya población supera los 500 mil habitantes, por lo que los municipios del interior, incluyendo a los de la región Ciénega, no están considerados para instalar en los mismos una estación fija.

“Considerando que el municipio de Ocotlán cuenta con 92 mil 967 habitantes, según cifras oficiales por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) 2010, no se ha establecido monitoreo atmosférico permanente”, es la respuesta a la información solicitada a los sistemas de transparencia.

La instancia estatal cuenta con una unidad móvil de monitoreo que puede ser solicitada por los gobiernos municipales, aunque en Ocotlán eso no ha ocurrido en los últimos trienios.

“Hasta la fecha, de las administraciones 2013-2017, el municipio de Ocotlán no ha solicitado monitoreo de las mediciones de la calidad del aire. Asimismo, no se cuenta con información respecto a los años 2009, 2011 y 2012”, indica Semadet.

Al respecto Ramírez Sánchez señaló que la responsabilidad es compartida, “es un problema que no necesita la solicitud de un gobierno municipal. Si quisieran pudieran monitorear cada cierto tiempo las ciudades de Jalisco como Ocotlán, Lagos de Moreno y Puerto Vallarta”.

En el citado documento la dependencia estatal indica que el último registro de la calidad de aire que posee es del periodo del 25 de mayo al 4 de septiembre de 2010, cuyo punto de muestreo fue el Centro de Ocotlán.

En ese lapso registraron que los niveles IMECA máximos fueron 84 de ozono, 26 de bióxido de nitrógeno, 12 de monóxido de carbono, 44 de bióxido de azufre y 83 de partículas menores a 10 micras, que muestran una calidad regular del aire.

A más de siete años de este monitoreo hay incertidumbre sobre los resultados que podría brindar un diagnóstico actual del aire de Ocotlán, sobre todo porque han instalado más industrias, como es el caso de la nueva planta de la empresa Nestlé, que opera desde 2016.

La población más afectada
Justo antes de llegar a Ocotlán, previo al cruce del Río Santiago, un peculiar aroma recibe a quien llega al municipio ribereño. Quienes lo identifican lo describen como un olor ácido, a plástico quemado, hierro oxidado e incluso como de cremería. Lo seguro es que éste emana de la fábrica Celanese, ubicada en el municipio de Poncitlán, a 800 metros de la colindancia con Ocotlán.

El aroma y los vapores procedentes de este lugar, donde son elaborados productos derivados de la celulosa, a diario se esparcen por el aire de los asentamientos urbanos ocotlenses y se combinan con los humos, polvos y gases que emanan de la industria mueblera, lo que modifica el equilibrio atmosférico y provoca afectaciones a la salud de las personas, como señala un estudio realizado en 2102 en el CUCiénega.

En “Efectos de la industrialización en Ocotlán”, de los investigadores Jorge Padilla, M. Elena Becerra, Lucio Guzmán y Alfonso Moreno, se identifica la desigualdad de las afectaciones provocadas por el desarrollo urbano-industrial en el municipio.

“Se pudo comprobar (en una superficie de 16 kilómetros cuadrados) que en Ocotlán la distribución de los costos sociales del desarrollo urbano-industrial se han cargado a la población de menores ingresos y niveles de educación, así como la que habita en áreas de mayor densidad poblacional”, precisa la investigación.

Las áreas analizadas fueron las que tienen influencia directa de las empresas Celanese, Industrias Ocotlán, Nestlé y Forrajes El Nogal; las colonias Lázaro Cárdenas, El Nuevo Fuerte y Ferrocarril, donde abundan las empresas muebleras, así como la colonia La Primavera, ubicada al noroeste del municipio y donde hay presencia de ladrilleras. En todas estas zonas que tienen contacto directo con los contaminantes atmosféricos habita 14.25 por ciento de la población.

“En Ocotlán las principales fuentes de contaminación del aire son los automóviles y la industria. Esta última genera 25 por ciento de las emisiones y, aunque proporcionalmente contamina menos que los autos, la composición química de sus emisiones puede resultar más peligrosa”, afirman los investigadores, quienes en su trabajo instan a que las autoridades pongan atención en las políticas públicas que protejan la salud y el medio ambiente.

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