En esta autobiografía novelada, Reyna Grande relata su infancia al mudarse a «El Otro Lado», Estados Unidos lo llaman
Contar algo siempre puede ser interesante. Si es algo personal, mejor. La autobiografía y la novela testimonial tienen algo de rumor, de chisme. Pero hay algo más. Por ejemplo, en particular el testimonio es escritura y recuperación de la memoria; es una historia personal que se abre ante nosotros como una caja de sorpresas, una oportunidad de conocer ciertas vivencias de primera mano, sin intermediarios. Hasta cierto punto lo testimonial es un ejercicio en el que sentimos que miramos el mundo por encima del hombro de la protagonista, o incluso a través de sus ojos.
En pocos años se han publicado en español, a veces primero en inglés, libros como Caramelo, El libro de los americanos sin nombre, 3934 kilómetros, donde apreciamos algunas narrativas sobre la migración desde la perspectiva de la infancia. Desde un conjunto diverso de voces se construye una nueva historia de la migración desde distintos países de América Latina hacia Estados Unidos.
Encuentro en esta tendencia algo peculiar. La mayor parte de esas novelas, las más interesantes y personales, son escritas por mujeres. Escritoras chicanas, mexicanas, latinas, mexican-american, hispanas.
Sus nombres son sonoros, evocadores: Sandra Cisneros, Cherrie Moraga, Helena María Viramontes, Michele Serros, Gloria Anzaldúa…
Hoy quiero comentar una de esas novelas, La distancia entre nosotros, de Reyna Grande. La primera edición es de 2012, pero no ha dejado de reeditarse. ¿Por qué elegir esta novela entre muchas otras? Porque su historia está llena de claroscuros, porque esas luces y sombras nos hacen sentir que lo que leemos es real, que las situaciones son creíbles… y creemos en los personajes, como si los conociéramos de algo.
A Reyna, Reynita, la protagonista en primera persona de la historia, la sentimos cercana. Es una niña que crece en una familia rota por la migración, por un padre que busca apoyar a sus hijos pero que al final evidencia sus carencias y prejuicios, una madre ausente que no es capaz de ver más allá de sí misma, y quienes siempre están ahí, los hermanos, Carlos y Mago.
Escribe Reyna Grande en la dedicatoria de su libro: “Para mi hermana Mago, mi pequeña madre”, y todo lo que yo diga sobre es poca cosa frente a estas palabras. Mago es quien primer asume el papel de madre sustituta, mientras intenta sobrevivir a sus propios procesos.
De esta manera Reyna crece entre cambios drásticos en sus redes familiares, en su hogar, su país, sus sueños. Ella es una migrante forzosa, llevada por las circunstancias y unos desequilibrios socioeconómicos que no son suyos pero que en muchos sentidos la definen, obligándola a dejar atrás el estado de Guerrero y trasladarse con su familia a California.
Lo interesante es el modo en el que rompe estructuras y herencias que no son de México o Estados Unidos, sino resultado de una búsqueda personal de ella, Reyna Grande, en una realidad compleja en la que le cuesta trabajo encajar.
Hasta que encuentra las palabras, los libros, el lenguaje, las ficciones testimoniales que la representan. Descubre los textos con los que se siente identificada, las novelas escritas por mujeres con quienes tiene distintos elementos en común: el origen mexicano o latinoamericano, el español como lengua materna o lengua de su tradición familiar, la piel morena, la experiencia directa o indirecta de la migración, e incluso la condición femenina en un entorno hostil de muchos modos.
El personaje de Reyna tiene que lidiar con las dificultades económicas resultado del desarraigo, la discriminación, los conflictos identitarios; pero también con el abandono, la violencia intrafamiliar, un mundo complejo que tiene que explicar, explicarse.
Comprenderlo con palabras. Con su escritura. La escritura personal, su testimonio, libera a Reyna y le permite encontrarse… siempre con alguien al lado: acompañada por su historia de vida, por su condición como niña migrante, acompañada por sus hermano, por Diana, su mentora literaria, y por las otras mujeres que han escrito y escriben como ella. Quienes comparten y cuentan su testimonio. Ellas cuentan. Y sus historias, como la de Reyna en La distancia entre nosotros, son siempre emotivas y complejas, como cualquier historia de vida.
Género: Novela
Fecha de publicación original: 2013
Número de páginas: 368
Editorial: Atria Books