Desde hace muchos años el futbol se convirtió en la pasión de Ana Cristina González Zepeda, quien ha disfrutado de este deporte desde diversas áreas: como jugadora de las Leonas Negras, representando a la Universidad de Guadalajara en justas nacionales e internacionales, como directora técnica dirigiendo a las Panteras de la Universidad Panamericana, hasta llegar a uno de sus sueños: la Liga Femenil profesional del futbol, donde por segundo torneo se desempeña como auxiliar técnico de Eva Espejo en el Club Pachuca.
“La verdad no tuve mucho que pensarle y tomé la oportunidad de vivir mi sueño, no lo pude vivir como jugadora, pero me encanta poder vivirlo como parte del cuerpo técnico. Desde que empecé a jugar pensaba que el futbol tenía que ser parte de mi y cuando apareció la liga pensaba que tenía que ser parte de ella”.
En esta nueva faceta trata de trasmitir su experiencia, las cosas vividas como jugadora y entrenadora y de aportar lo más que se pueda para llevar el equipo a cumplir los objetivos.
En cuanto a lo más difícil de esta encomienda, señaló que en lo personal ha sido la distancia, ya que siempre había vivido en Guadalajara y tuvo que dejar a su familia y trabajo. Pero es un sacrificio que rinde frutos, ya que sabe que está en el lugar correcto.
“Es un club que te da herramientas y la exigencia es al mil, esa adaptación no me costó tanto, y lo que me ha ayudado es que llegué con la finalidad de aprender”.
La egresada de la licenciatura en Cultura Física y Deportes, de la UdeG, considera que el futbol femenil crece a pasos agigantados.
“Antes era muy complicado, había pocos equipos, no había de donde sacar tanta gente, y ahora sorprende la cantidad de jugadoras, además del boom de que cada vez hay más niñas que quieren participar en esto. Crecieron las ligas y ahora con el nivel que se está alcanzando se descubren nuevos talentos y están haciendo crecer el nivel de la liga, nuestras selecciones menores acaban de conseguir lugares a mundiales, la sub 17 quedó subcampeona del mundo, vienen generaciones fuertes y en un futuro tendremos selecciones mayores que le podrán competir a cualquiera”.
Recordó como a ella le tocó picar piedra en este deporte, jugando en canchas de tierra, con hoyos, vidrios y piedras.
“La verdad las condiciones ahora son diferentes, antes nos daban uniforme de niños, pero lo veías como el más bonito del mundo, nos tocó batallarle en muchas cosas, juntando para los arbitrajes, viajes, hacer rifas para sacar dinero”.
Sobre la importancia de la UdeG, en el balompié femenil, dijo que a pesar de que no se cuenta con un equipo en esta liga siempre ha estado presente.
“En cada equipo hay al menos una jugadora con bases de UdeG, la Universidad nunca ha dejado de trabajar, siempre se ha tenido el equipo representativo, esa parte me tiene feliz porque es un legado que nos costó y creo que sigue creciendo”.
Por lo pronto, Ana Cristina sigue trabajando para su próxima meta, que es obtener el campeonato con las Tuzas de Pachuca.