Las vicisitudes universales del amor tienen un espacio de reflexión en la puesta en escena de Tristán e Isolda. Basada en la leyenda celta —que tiene su origen en la Edad Media—, cuenta con la dramaturgia de Marco Antonio de la Parra, y la dirección de Luis Manuel Aguilar “Mosco”. Las pasiones llevadas al límite y el desencanto de una relación entre pareja y su entorno, significan el punto medular de esta historia en la que actúan Karina Hurtado y Andrés David.
“Es una reflexión sobre cómo los seres humanos hemos intentado construir la noción de pareja de una manera fallida, casi en todos los casos. El teatro tiene la misión de constantemente lanzar preguntas, pero desde la circunstancia, desde las anécdotas emotivas y presenciales. En el teatro las reflexiones pueden ser mucho más profundas, porque no pasan por el intelecto, sólo atraviesan todo nuestro sistema sensorial”, dice el director de Tristán e Isolda.
Referente al proceso de preparación para la interpretación de esta obra, Andrés David comenta: “Este montaje representa específicamente el aquí y el ahora, algo de lo que se habla mucho en la actuación. Los actores estamos frente a un elemento orgánico, que es el barro, y que nos delimita y nos dice cosas. Hay puntos por los que pasamos durante la representación, y si no hay apertura, no hay una manera de estar”.
Por su parte, Karina Hurtado, quien interpreta a Isolda, añade: “Esta obra nos lleva ciertamente hacia un extremo. El desarrollo de la ficción, dentro de un espacio tan incontrolable, nos orilla como actores a permanecer en la exigencia del aquí, de estar con el otro, algo que es rico a nivel actoral. Tuvimos la oportunidad —desde el primer ensayo— de trabajar en el espacio real y con los elementos que plantea el director, una experiencia que finalmente resultó catártica”.
Sobre el lenguaje en común y la renovación como creativos, para este proyecto en particular, el director comenta: “Me permito tener muchas dudas y, además, exponer a los actores, quienes, por fortuna, continúan como la parte más importante en el escenario. El reto de la incertidumbre también permite vislumbrar algo, aunque, por supuesto, no está exento de los tropiezos y los temores”.