En las diversas biografías que se pueden encontrar del doctor Pablo Kreimer se le califica como un experto en los procesos de producción y uso de conocimientos científicos. Además se le atribuye una “extensa” cantidad de artículos en revistas internacionales y capítulos de libros sobre el tema que analiza en su libro El científico también es ser humano, nombre también de su conferencia impartida en el Coloquio Internacional de Cultura Científica, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
El doctor Kreimer inicio su charla contando como se introdujo a los laboratorios para analizar lo que ahí sucedía.
“Cuando entré por primera vez a un laboratorio para tratar de entender lo que se hace ahí adentro, el director me dijo: ‘o sea que usted quiere hacer con nosotros lo mismo que nosotros hacemos con las ratas’, y yo le dije: ‘bueno sí, la diferencia es que las ratas no hablan’”. Fue ahí que se dio cuenta de que se hablaba mucho más de artículos y publicaciones que de pruebas, descubrimientos y verdad.
En su análisis Kreimer define algunas funciones principales de los artículos de investigación, los cuales parecen ser, dijo, el conocimiento objetivo, el modo de evaluar si los científicos trabajan, el modo de obtener prestigio y un texto retórico destinado a convencer.
“Es proporcional para que la ciencia en su conjunto crezca, si fuera inédita si se mantuviera en secreto y permaneciera en el ámbito de lo público habría muchas dificultades para una función fundamental que es la de acumular conocimientos y para ello necesito analizar y debatir los trabajos de otros”.
El artículo es aquello que el investigador quiere mostrar, pero no toda la investigación, insiste el conferencista, es sólo un recorte construido, un argumento que el científico quiere desarrollar y fortalecer.
Siendo entonces los artículos la manera de evaluar a los científicos y con ellos obtener prestigio, la intención de publicarlos tiene varias motivaciones.
“Yo puedo tratar de apurarme a publicar mi artículo antes de que lo publique otro, por muchas razones: porque quiero ser el primero en decir algo, o porque quiero que el otro no sea el primero en decirlo; porque necesito poner algo para que me evalúen, entonces amontono rápidamente los resultados que tengo, o bien, porque tengo una empresa que me está financiando y necesito mostrar que obtuve resultados”.
Publicar y ser leído
Si bien, como Pablo Kreimer explica, no hay una manera objetiva para definir la importancia de un artículo, sí se puede medir el impacto del mismo por medio de la cantidad de veces que el texto es citado.
“Una forma de ser muy citado es escribir algo muy tonto pero muy irritante, de modo que salgan 200 tipos a insultarnos de diferentes maneras y que no tenga más remedio que citarnos”.
Además de ser citado, se le añade la interrogativa de por quién se es mencionado, pues de acuerdo con el especialista, existe también entre las revistas una especie de ranking. “Los premios Nobel no van a mandar sus artículos a la revista del barrio”.
Kreimer define que hay una tendencia inflacionaria debido a la alta correlación entre coautoría y el impacto de las citas porque cada vez hay más autores e instituciones de las que provienen éstos. Pero surge un bien escaso: la atención humana.
“En 1960 había 98 minutos de información disponible por cada minuto de atención humana, en 2005 cada unidad de atención era disputada por 20 mil 993 minutos de información digital, yo no tengo duda de que esto se duplicó hasta hoy, sólo en seis años”.
Nuevas formas de hacer investigación
La investigación científica no es un trabajo que se haga individualmente, ni en grupos de 5 o 6 personas como se hacía hace 30 años, afirma Kreimer, sino que ha crecido a grandes escalas, son grandes redes que trabajan en grandes proyectos.
“Esa idea muy recreada por la literatura y por los medios de comunicación de un científico individual es una imagen irreal que tiende a tergiversar las verdaderas prácticas de producción del conocimiento”.