La mayoría de los cuentos de Julio Cortázar están clasificados como fantásticos, aunque al autor le ocasionaba malestar cuando se denominaban así. Él pensaba que esto era por falta de mejor nombre para calificarlos, compartió la investigadora nacional emérita del Sistema Nacional de Investigadores, Luz Aurora Pimentel.
La también profesora emérita de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), impartió la conferencia “La cuentística de Julio Cortázar a la luz de la teoría literaria y del concepto de lo neofantástico”, en el marco de la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar, de la Universidad de Guadalajara (UdeG),
En su conferencia, trasmitida a través de las redes sociales, tanto Facebook como Youtube, de la cátedra, Luz Aurora Pimentel añadió que los cuentos de Cortázar no corresponden al modo fantástico del siglo XIX.
Explicó que lo fantástico ha sido definido como una realidad que oscila en lo sobrenatural, lo real y racional. Es un modelo literario que caracteriza a la literatura de los siglos XVIII y XIX. En esta última centuria destacan los cuentos de Hoffmann.
“Cortázar, en su universo ficcional insólito no irrumpe con un ente sobrenatural para desgarrar el tejido de lo real y cotidiano. Lo insólito habita naturalmente en lo cotidiano de sus cuentos, y sin embargo no se trata de un mundo maravilloso como el de los cuentos de hadas.
«No se trata tampoco de un realismo mágico”.
Se trata de otra realidad a la que hay que llegar destruyendo aquella que la oculta. De ahí su interés por el surrealismo, explicó y agregó que la realidad de los cuentos de Cortázar oculta otra realidad paralela, simultánea por debajo o encima de la realidad cotidiana.
“El autor hace explícito su deseo de ruptura para alcanzar otra realidad. Una construcción así implica necesariamente la destrucción de lo que está alrededor”, señaló la conferencista.
Y agregó: “En el territorio de lo literario esa destrucción procede por el desmantelamiento de las técnicas narrativas convencionales, y por la agresión e incluso transgresión del lenguaje mismo”.
Destacó que, en Bestiario, el tigre se antoja surreal: “Un tigre vagando libremente por las habitaciones de una casa sin que a sus habitantes les extrañe en absoluto. Se nos presenta como un enigma sin solución racional en el horizonte”.
“De hecho es tan surreal el tigre de Cortázar como los corderos en «El ángel exterminador», de Luis Buñuel”.
Calificó como genial la obra de Julio Cortázar, que perdura en el tiempo, y comparó su cuentística con un bosque encantado.
La Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar rinde homenaje permanente a la memoria del escritor argentino, a su persona, a su obra y a las preocupaciones intelectuales que guiaron su vida.